sábado, 31 de diciembre de 2011

Año nuevo.

Seamos mejores personas, el cambio colectivo comienza con varios cambios a nivel personal. Ojalá que logremos terminar con la indiferencia, que seamos capaces de mirar a la gente a los ojos, tener mas empatía, darnos cuenta de que lo que uno hace o deja de hacer, afecta a todos.
Que aprendamos de los errores y que aprovechemos las oportunidades.

Deseo que se les haga justicia, éxito a quien lo merezca.
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Agua, no más?

Horas viendo las nubes, buscándole forma a esas masas de gas.
Muchas tardes así las pasé, imaginando tantas cosas, ensoñaciones de niño de primaria. A veces me quedo viendo las nubes imaginando formas imposíbles, pero también recuerdo aquellos días en la azotea de la casa de satélite, viendo los aviones pasar y siempre con ganas de tocar una nube, sentírla como algodón y siempre con ganas de dormír en una.
Después me dijeron que las nubes son miles de millones de gotas de agua, así que tocar una nube, sería como tocar agua fría flotando. Aún así hoy en día tengo ganas de tocar una, e inclusive hoy, no hay nada que se me antoje más que dormír en una.
Hoy ha estado lloviendo, así que las nubes que hoy flotan en el cielo no son del tipo agradable, son más bien como aquellas que dan desconfianza, o hasta miedo.
Hay cosas que no quiero cambiar, como la oportunidad de disfrutar de las nubes, ya habrá después tiempo para preocuparse por otras cosas.

De la lluvia ya sólo queda el frío y charcos en la calle y esos, al igual que muchos malestares, se irán, es sólo cuestión de tiempo.
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De cosas que suceden.

Me vino a la memoria aquella vez que recibimos el año nuevo en una especie de "camping urbano". Una fogata iluminaba los rostros de los presentes, no muy lejos unos edificios aún en construcción y con aspecto decadente nos invitaban a explorarlos. Una gran rama que se convirtió en leña.
El amanecer nos sorprendió mientras las brazas se veían cada vez más cansadas.
Fue una de esas cosas que uno hace por inercia, a alguien se le ocurre que es buena forma de recibír el año, otros comparten la idea o quieren pensar que así es, se compran las cervezas, unos cuantos litros de Reyes, hartas papas, vasos deshechables y servilletas, alguien preguntó si no teníamos una guitarra, lleve la mía, no la toque hasta entrada la madrugada.
Eramos algunos compañeros de trabajo y los amigos de la amiga de una prima de alguien, o algo así. No eramos demasiados, pero tampoco pasabamos desapercibidos tan fácil. No sé si el organizador vivía en ese fraccionamiento, o sólo llegamos por deseo propio. Pasando los edificios, al fondo del predio, había una especie de jardín comunal, que si bien aún no tenía juegos o nada más que árboles y pasto, sirvió para el proposito. Unos troncos ya dispuestos a forma de asientos alrededor de aquello que sería la fogata, no recuerdo si asamos bombones, no creo. Fue una de esas fiestas que no brillan por como se desarrolló, o por que alguien hubiera hecho algo extraordinario, a decír verdad son ya muy borrosos los eventos vivídos esa noche, sólo recuerdo que después del conteo regresivo de protocolo, me acerque a tu lado, te pregunté que pensabas acerca de lo dicho en el trabajo, te había dicho lo mucho que me gustabas y el deseo de ser algo más que amigos, te había escrito un poema, y festeje la belleza de tu mirada con alguna frase cursi, de esas que cuando estoy enamorado me salen tan naturales. Tú me pediste tiempo para pensarlo, querías analizarlo, esa palabra usaste.
Al final, mientras el fuego iluminaba nuestros rostros, y yo observaba hipnotizado su debil danzar dentro de tus ojos, no sé si era el fuego lo que atrapaba mi mirada, o tu mirada misma, o la peligrosa combinación de ambos. Tu frase fue certera, simple y directa, bastó para traerme a la realidad: "Ya ando con Adrian, perdón por no decirte antes..."
No dijimos nada más, fingí ir por otra cerveza, me senté al otro lado de la fogata y platiqué por horas con mi amigo Víctor.
Cuando tú y Adrian se perdieron en la noche con dirección hacia los edificios en construcción, me volteaste a ver, no sé que estarías pensando.

Hay tantas cosas que suceden sin que uno sepa o tenga la menor idea, hace ya algunos años de esa fiesta. Cerrar cíclos y comenzar nuevamente, esperando tener mejores resultados y aprovechar las oportunidades en su momento, saber decír te quiero a tiempo, y ser capaces de darnos cuenta si algo no sirve en nuestra vida. Ese día se cerraron dos cíclos, uno en el que la tierra giró de forma completa alrededor del sol, y aquél en el que creí estar enamorado de tí.

Y así, mientras el amanecer nos sorprendió cuando las brazas se veían más cansadas, tomé mis cosas y me fui, sonriendo.
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viernes, 30 de diciembre de 2011

De nostalgia y olvido



Mientras se consumía el último cigarro en el buró
él la buscaba con afán de enamorado
ella perdida entre las ideas mermadas por el alcohol
había salido de la habitación
paseó la mirada por el pequeño cuarto
mientras las sienes punzaban con rencor
se incorporó
para sentir como la presión en la cabeza se volvía insoportable
tenía ganas de volver
volver a casa
volver el estómago
contuvo la respiración lo mejor que pudo
el asco se vio burlado y se marchó sin más
por un momento se dio cuenta de que no había dormido
entonces en qué momento se fue?
buscó algo para beber
algo que no resultara una ofensa al vacío estomago
vacío de alimento
vacío de sensaciones
vacío de ella, que era lo que lo llenaba
de la mejor manera posible se sentó en la cama
despacio, sin agitarse
miró el suelo y reconoció a algunos conocidos durmiendo
pero no a ella
jamás a ella
camino al baño pisó a su mejor amigo
aún de traje e inconsciente en el suelo
pero respirando
orinó mientras se tambaleaba
o al revés
a lo lejos se escondía el sol
o acaso salía
no quiso saber
salió al balcón sólo para encender un nuevo cigarrillo
un suspiro escapó justo con la primera bocanada
pensó en lo mucho que la amaba
en lo que ella estaría haciendo
no pudo evitar reír
por qué habría de preocuparse
si ella no se había preocupado siquiera de llegar a la boda
esta farra había sido una búsqueda de exorcizar su recuerdo
exorcizar su presencia
cuando levantó la mirada su mejor amigo lo miraba
con una sonrisa le respondió "mejor"
a su honesta pregunta
"cómo te sientes?"

Apoyados en el balcón comenzaron a tararear "luces de Nueva York" de la Sonora Santanera




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sábado, 24 de diciembre de 2011

En que estarías pensando?

Me preguntó que estarías mirando al momento de ser capturada en esa imagen.
Me preguntó si algún día imaginaste que esa foto para la que posabas te iba a sobrevivir, o que la contemplaría uno de tus hijos, uno que en ese momento era inimaginable y quizás improbable. Uno jamás imagina lo que sucederá con una fotografia que nos es tomada, pero quizás sea el único recuerdo que alguien conserve de nosotros, o sirva para condenarnos ante los ojos de los demás. Inclinar el rostro, mirar hacia la izquierda y quizás mirar a la persona que a lo lejos cruza la calle, o si fue tomada en un estudio, escuchar la charla de quienes platican al otro lado, lo hacen descuidadamente, poco les importa que pudieran escucharles, bien sabido es que las fotos no capturan el sonido, y mientras te piden permanecer quieta pones atención a lo que dicen, cuentan una historia de desamor, un mal de amores que te intriga y tu mirada, o mejor dicho los parpados, toman esa forma de quien escucha con atención y no puede creer lo que oyen. Quizá no había charla alguna, tan solo un cuarto en silencio, un camarógrafo que no gusta de ser distraído, y miras un objeto al azar, tan solo para tener en donde posar la mirada y quizás en ese segundo tu ideas divagan y te llevan a pensar en qué pasará con tu vida en unos años, y qué pasará con tus hermanas y con tu hermano, y con tu Madre, qué será de todos, a donde les llevará la vida y si acaso se cumplirán tus sueños, aquellos por los que luchas y te levantas cada mañana.
Me pregunto si alguna vez pensaste en mí, si alguna vez me viste en sueños como aseguran algunas madres, si acaso me contemplaste alguna vez antes de saber de mí realidad, antes de alojarme nueve meses dentro de tí y de alimentarme de todas las maneras posíbles.

Una imagen que captura mi mirada y mis ideas, tantas cosas que quedaron por preguntar y por compartír, y siempre me sorprendo tratando de adivinar tu pensamiento, tratando de interpretar esa mirada, pero como sucede con cualquier fotografía, aquello que se muestra en primera instancia no basta para entender el contexto, nos faltan datos, nos falta lo que no vemos, y es entonces que aquél que muestra las fotos nos explica aquello que desconocemos, nos cuenta la historia, el momento que llevó a ese instante capturado. Pero cómo descifrar una foto que fue rescatada de viejos recuerdos, restaurada de una foto más vieja, por que la foto que yo veo es la postergación de otra, afectada por el tiempo, mermada por lo vivído, llevada de un lugar a otro como constancia de mejores años ya cada vez mas distantes, tomarla con cuidado de no maltratarla aún más y pasar la punta del dedo indice por tu mejilla, recordando lo que sólo tu sabías, cuando fue tomada, por quién, con qué fin. Quizás fue tomada con ilusión para ser regalada a la persona amada, pero las circunstancias te obligaron a no regalarla, a conservarla para tí, o puede ser que como mujer bella, simplemente quisiste tomarte una foto, o esta foto que vemos es sobra de un juego de fotos para algún trámite, claramente decía el documento entre los documentos solicitados: "cinco fotografías", pero todos los estudios entregaban Seis, no cinco y por eso conservaste esta foto, nada más.

Una fotografía como constancia de un instante vivído, una foto que te sobrevivió y que ahora contempla tu hijo, en una navidad en la que haces falta, pero no sólo en navidad.

Mientras sigo pensando en la foto y su posible realidad me asalta la idea: cuando muera, quién quedará para mirar mis fotografías y divagar acerca de ellas mientras yo reiré con mi madre, atemporales los dos y diremos divertidos, "no recordaba esa foto!"



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viernes, 23 de diciembre de 2011

Deambulando por Querétaro.

Salí a recorrer el centro de Querétaro, me llevé gratas sorpresas, y aunque quería chacharear me abstuve, ya después con calma gastaré mis centavos. El objetivo principal era conseguír regalos para la familia, quería los libros de Caracol Beach y El misterio del cuarto amarillo, para mis sobrinos, pero no los encontré, y quizás tuvo que ver la ruta recorrida, pero me sorprendió sólo encontrar dos librerías, bueno tres, si generosamente incluyo en el conteo aquel local lleno de chacharas usadas donde había desde viejos números de Reader's Digest, Archies y Libros Vaqueros hasta viejas y enmohecidas enciclopedias, y por último un puesto de revistas viejas que también vendía libros viejos, no me atrevería a llamarle una librería de viejo, por que no vi ninguna joyita, es más ni siquiera libros de Monsivais o de José Agustín había, ni hablar de Ibargüengoitia...

Y es que quizá por nostalgia, quería regalar a mis sobrinos los libros que a mí me fascinaron, que me sorprendieron sobremanera y que yo esperaba les causaran la misma impresión. Pero todos sabemos que los libros nos encuentran a nosotros. A mí me encontró La Tumba de José Agustín estando en la secundaria, cuando estaba en lo que yo creía mi apogeo, o cenit de escritor puberto, incluso presumía mis textos como el joven inmaduro y presuntuoso que era, y al devorar el texto que José Agustín nos regala, me di cuenta de lo torpe que era mi escritura y me dije a mí mismo, "Ahora qué tienes que decir, Chejovcito?" Eso me dio la oportunidad de analizar mis textos y darme cuenta que lograr un estílo propio es algo que toma tiempo, que requiere de mucha práctica y el poder hacer una redacción que convierta en algo interesante un viaje por la ciudad, no es algo que cualquiera pueda hacer.
Caracol Beach fue una novela que me despertó aún más la imaginación, de ahí tomé el título de mi blog, convertí en mantra aquella frase de "el miedo es una camisa de fuerza".
Cuando me encontró el ensayo sobre la ceguera, me preparó mentalmente para el encierro que viví a causa de mi fractura en dos vertebras lumbares, lo que me volvió en un ser dependiente de los demás, no podía cambiar de posición en la cama, me tenían que rodar con ayuda de unas sabanas, ir al baño se convertía en una forma de pedir limosna, hay un punto en que se tiene que dejar la vergüenza a un lado y pedir lo que antes se hacía como simple acto reflejo. Después de meses pude bajar yo solo las escaleras y servírme agua, desde entonces disfruto cada vaso de agua y no puedo evitar ese sentimiento de impotencia que me dejó inmóvil físicamente, pero que me despertó la conciencia de forma increíble. Y pareciera ridículo, pero muchos libros han llegado a mi vida en momentos específicos y por eso, los he disfrutado tanto.

Quizás ellos, los libros, tienen que encontrar a mis sobrinos a su debido tiempo, uno espera lo mejor y quizás en unos años platiquemos de Las intermitencias de la muerte o de Lentejuelas, o quizás de la Eternidad por fin comienza un lunes, o por qué no, de las rimas de Becquer o de Neruda. La vida misma es una novela, yo sé mi final, voy a morír, pero lo que suceda entre el día de hoy y ese momento, me toca redactarlo a mí, quizás lo convierta en una aventura increíble, o en un thriller, o en una mezcla surrealista increíble que mis hijos, sobrinos y/o nietos platiquen con emoción, o puede que sea una historia detectivesca en la que muchos habrán de exponer las piezas que se relacionan conmigo y de ahí intentar formar el conjunto. Puede ser, o puede que mi vida, y por tanto mi muerte, no sea mas que una hoja de periódico, de esas que se lee una sola vez, sin ganas y con prisa, y que después solo sirven para hacerla rollo y tratar de disciplinar a alguien y no como ejemplo, sino como escarmiento.
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jueves, 22 de diciembre de 2011

Madre sustituta.

-Y qué pasará si me porto mal, mami?
-Entonces yo ya no podré ser tu madre, por que solo los niños buenos merecen tener una madre amorosa. Aquellos a quienes no les importa lo que sienta su madre, no merecen a alguien que se preocupe por ellos...

El niño se quedó pensando, sabía que su madre decía las cosas de corazón, pero ya algunas veces le había mentido.

-Y si me porto mal, que pasará? A donde iras tú?
-Yo me iré lejos a cuidar a algún niño que si desee tener a una madre y que se porte muy bien...

Por un momento la mirada de la madre se perdió en el fuego que bailaba en la chimenea, absorta en sus pensamientos, recordando sólo dios sabe que, para continuar:
-...Y yo, al irme, tendría que dejarte con una madre de madera y ojos de piedra.

El niño sintió un escalofrío, temió la imagen que se formó en su mente, pero él no creía. No quería creer.

-Pero no es muy caro estar haciendo madres de madera? No es mejor aguantar a los niños malos?

Madre no contesto, el fuego había atrapado su atención y en su ensimismamiento había algo que alejó al niño. Pero las ansias de probar la travesura que tanto presumían sus amigos, seguía latente en él. Pensó que quizá podría intentar una vez ser malo, al cabo que una madre de madera no puede caminar muy rápido...

Dejó a madre frente a la chimenea y salió un momento, miró las estrellas y pensó que una travesura no podría castigarse tan severamente. Decidió intentar lo que sus amigos comentaban pero nadie se atrevía a hacer. Caminó un poco para armarse de valor, cuando se dio cuenta ya estaba demasiado oscuro y el aire de la noche levantaba las hojas que habían caído de esos viejos árboles. Regresó a casa con calma, y vio a madre apoyada en el marco de la puerta, no ma miró ni siquiera cuando ella le preguntó donde había estado, entró a la casa y tiró los platos que había en la mesa, la cena ya fría, se derramó con violencia en el suelo, madre lo miró con asombro, el niño había decidido portarse mal. Mucho pensó en hacer una buena travesura, pero solo se le ocurrió tirar todo lo que vio a su paso, a cada movimiento suyo, Madre se asombraba más y más, al principio intentó calmarlo para después simplemente observarlo decepcionada.

Cuando tiró un par de libros a la chimenea notó que madre no estaba. Miró con atención lo que había hecho y se sintió mal, recogió presuroso y corrió al cuarto de Madre, llorando imploraba perdón, pero Madre no estaba, la buscó por toda la casa, sin encontrarla. Su corazón se agitó y aún llorando, se quedó dormido.

Los primeros rayos de luz golpearon su rostro, despertó pensando que lo hecho había sido tan solo un mal sueño, pero las cenizas de la chimenea le confirmaron lo contrario.
Ese día Madre no llegó, lo sorprendió la noche mientras repasaba su disculpa. Con hambre y frío se quedó esperando a Madre, pero no hubo señales de ella.

Lo despertaron unos pesados pasos, torpes intentos de abrir la puerta le asustaron, corrió para ver omo una fea figura abría la puerta, cayó al intentar huír de esa figura hecha de madera que cruzaba la puerta. Jamás había sentido lo que sentía, quería gritar, golpear esa fea figura, sacarla de su casa y buscar a Madre, pero algo se lo impedía, no conseguía ponerse en pie. Los torpes pasos de la figura de madera retumbaban en toda la casa y causaban un efecto similar en su corazón, consiguió ponerse en pie y fue entonces que notó dos grandes piedras en donde corresponderían los ojos en una figura humana.
Corrió con desesperación hacía la parte trasera de la casa, tuvo que romper una pequeña ventana para poder salír, mientras corría con desesperación alcanzó a escuchar una voz proveniente de la figura que le decía, "ven, ahora yo soy tu madre".

Cuentan que nunca más vieron a la Madre o al niño, pero los viajeros que cruzan el bosque de noche aseguran escuchar a un niño llorar, para después callarse y correr, y al poco tiempo se escuchan pesados pasos en dirección de donde el niño habría corrido...



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miércoles, 21 de diciembre de 2011

"Te voy a contar un cuento, como a los niños..."

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Japi jolideis

Nos han convencido de que debemos consumir, cuanto más se consuma, mayor es nuestro valor, más felices habemos de ser. Y ciertamente se confirma esto en los centros comerciales durante estas fechas...
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Divagación.

Es muy probable que en este momento esté naciendo una estrella, que una pareja se esté besando, que alguien haya tenido un accidente, que un niño se haya cortado un dedo mientras intentaba arreglar un juguete, que alguien esté tocando el piano, que alguien se esté desangrando, que un vehículo se haya descompuesto, que alguien sea revolcado por una ola, que alguien esté pensando en tí, o en mí, que alguien este cavando una tumba, que alguien esté pensando como explicarle a sus hijos que pronto morirá, que alguien esté extorsionando a alguna autoridad, que alguien esté ilusionado por que por fín saldrá de la carcel y no alcance a ver el picahielos que habrá de matarlo, que se este manejando un tractor, que un joven esté intentando torpemente abrazar a la niña que le hace latír el corazón como nada en este mundo, que alguien haya encestado desde media cancha para asombro de sus amigos, que alguien hable en eructos y recite un poema, que dos personas se vean a los ojos y se den cuenta demasiado tarde que son el uno para el otro, que alguien le esté mentando la madre a algún taxista, que alguien haya concebido una idea genial pero que jamás podrémos ver/leer/escuchar por que no llevaba un lápiz, que alguien esté sonriendo como niño al recordar todo lo vivído durante tantos años y sabiendo que solo se envejece cuando uno quiere, que en este momento esté comenzando a llover en algún lugar, que una piedra lanzada como parte de un juego lastime a alguien, que una mascota se alegre sobremanera por la llegada del amo, que alguien esté escribiendo o pensando todo lo que podría estar sucediendo, que a alguien le susurren suavemente al oído mientras apenas despierta "te voy a matar", que hayamos aparecido en el sueño de alguien que ni siquiera nos conoce, que alguien esté intentando recordar mi nombre, que un oso panda este naciendo en algún lugar, que alguien decida darse por vencido, que ese que escribe se detenga por darse cuenta de que ha llegado a su destino.

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martes, 20 de diciembre de 2011

Un recuerdo que me pareció ad hoc al día.

Y en un momento nos dimos cuenta que las cosas no eran como creíamos, nuestros padres son mortales e imperfectos, el mundo no es tan maravilloso, hay gente muriendo de hambre, gente muriendo por nimiedades y los policias no son esos héroes que imaginabamos.
Pero conforme crecemos también nos damos cuenta del alcance que tenemos, como personas y como familiares y/o amigos.

Alguna vez una amiga me contó que le lastimaba ver gente muriendo de hambre, le parecía inhumano, no podría yo estar más de acuerdo, ese día ibamos al metro Chapultepec, estando ahí vimos un señor de unos sesenta o setenta años pedír dinero afuera de la estación, yo le saludé, ya lo conozco, y di unas monedas, pero mi amiga lo vio con desdén y dijo que estaba cansada de que siempre le pidieran dinero...
Adelante, en un puesto de guajolotas le pedí que me explicara, ella argumentó que en todos lados le pedían dinero, en la calle, en el metro, afuera de su trabajo... Sólo detuvo su queja al darse cuenta que pedí un champurrado, me hizo ver que a mi no me gusta, cosa que sé muy bien, pero le dije que no era para mí, a lo que respondió con prisa y con el mismo tono de queja, que ella no quería.
Regresé y a unos metros del señor le pedí que le entregara el "desayuno", pero que no se lo diera como acto reflejo, sino que lo viera a los ojos.
Regresó con lagrimas en los ojos. Y es que si no sientes nada al ver la gratitud de alguien que en verdad tiene hambre, no eres humano.
No puedes solucionar el mundo con uno o dos pesos dados por inercia o compromiso, pero si haces al menos un pequeño detalle desde el corazón, estas estremeciendo los cimientos de una mermada sociedad. Y si todos lo hacemos, entonces podremos cambiar el mundo... Pero quien soy yo para dar consejos, qué puede lograr un pensimista.

Hoy recordé sin querer esta anecdota, recordé también que hoy es día del escritor, y por simple relación recordé a José Saramago, ese pesimista que tanto ha enseñado a la humanidad, sin quererlo ni buscarlo, que quizás es la mejor manera posible.
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Memorias oníricas capturadas en el Acapulco de mi inconciente.

El sueño transcurrió en un viejo hotel.
Me dio la sensación de estar en Acapulco, pero no estoy seguro.
Había un restaurante, mariscos y micheladas principalmente, mucha gente y mucha más confusión, al parecer era un viaje con amigos, pero no conocía a nadie, al menos aún no, pero ellos me hablaban con confianza y disfrutaban mi compañía, ellas disfrutaban de platicar conmigo, o al menos eso dijo una.

Estaba en una playa tomando fotos, después me diste tu cámara para tomarlas yo, dijiste que te gustaban mis fotos, sólo pude reír.

Había unos niños jugando con olas que llegaban a la calle, se lanzaban en clavados y era una cuestión de sincronía, por que de no hacerlo bien, no harían contacto con el agua, sino con el pavimento.

Bajamos a tomar más fotos, un pasillo largo, lo que supondría el paso del hotel hacia la playa, unas mariposas, muchas, aunque mejor dicho no todas eran mariposas, también había de las negras grandes algunos les llaman palomas, y para muchos son aviso de muerte.

Estando en la playa quise tomarle fotos al agua en la ncoche, buen efecto luminoso conseguido con el flash y la poca luz de luna. Teniendo conciencia de que era de noche, pero con una iluminación de una mañana nublada de enero, o al menos eso sentí.

Alguien me agradeció la idea de tomar esas fotos en ese momento mientras tú hablabas por teléfono y me vigilabas, yo siempre con tu cámara intentando capturar la realidad, o la que mi inconciente proyectaba como realidad, y ahora que lo pienso, hay diferencia?

Eso y más soñé. Pero transcribo lo que recuerdo, y de manera resumida. Lo que no sé es como interpretar los símbolos que hay. Esos amigos que no conozco, pero que me mostraban tanto afecto y tu presencia me inquietan, porque de lo poco que sabía en el sueño, si estoy seguro que el viaje no era contigo, es decir, eras un elemento secundario, que pasó a primer plano y un objeto tuyo, la cámara, siempre estuvo conmigo, y es curioso que fuera tu cámara, un instrumento para capturar la realidad, plasmar lo vivído en una imagen y aun cuando consiguiera fotos maravillosas no serían para recordarlas o atesorarlas yo, te las habrías de llevar junto con la cámara. Y a pesar de que tenía conciencia de eso, busqué lograr buenas imagines, al menos recuerdo que con las mariposas me dediqué a buscar la mejor forma de captarlas, y ambos disfrutamos la revisión de imágenes. Entonces llegó alguien, conocido tuyo seguramente, y con una vara abría las alas de las mariposas para fotografiarlas, después me miró burlonamente y se quedó platicando contigo. Yo les soplaba para lograr que abrieran las alas, a lo que ellas mostraban sus colores generosas.
Ahora que lo pienso puedo decir que mi esfuerzo por captar buenas imagenes con tu cámara es una analogía de que la cámara eres tú, tu memoria per se, y yo buscaba captar buenas imagines para que tú las pudieras recordar y tener contigo, no me preocupa que yo no conserve las imagenes, tengo aún el recuerdo, y siento que vale más esforzarse por dejar un buen recuerdo en la memoria colectiva, y de ahí la gratitud de los amigos del sueño, no tiene sentido querer las cosas ezclusivas para uno, o para los propios.
Como aquella sonrisa que me dieron los niños al jugar con ellos, más de uno de los comensales del restaurante dijo: "es increíble como puede perder el tiempo la gente con esos mocosos..." Ni siquiera en sueños me puedo librar de esos rumores y sentimientos vacios de terceras personas.

Un sueño en que no me preocupó el que no estuvieramos juntos, así es esto, a veces se puede, a veces no, pero cuando estuvimos juntos reímos como niños, como viejos amigos. Y cuando platicabas con tu amigo me hice a un lado a seguir disfrutando la playa. Muchas veces sucede esto, los amigos deben saber hacerse un lado, pero estar cerca cuando los llegas a necesitar.

La brisa nocturna, la poca luz del ambiente reflejada en ese cuerpo de agua con un poco de sal, como las lagrimas, yo sentado jugando con la arena y tú en una piedra sentada hablando por teléfono, no dejabas de verme fijamente, como si me describieras y necesitaras poner atención a todos los detalles para irlos enumerando a tu interlocutor, o como si acaso estuvieras a punto de tomar una decisión y me afectara a mí, o de mí dependiera, quizá no directamente, pero si de mis virtudes y defectos. Miré tus ojos y sonreí, siempre tienen ese efecto.
Qué estarías diciendo, con quién hablarías, en verdad hablabas de mí, no lo sé, esa parte del sueño no me toca interpretarla, lo único que sé es que si quieres hablar conmigo, ya sabes donde encontrarme, del lado de los buenos.




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domingo, 18 de diciembre de 2011

así amanece en mi barrio.

desperté muy temprano, vi como la luz iba inundando el cuarto, el canto de los gallos comenzó como un susurro, ahora es un incesante coro.
hace años hubiera tomado mi bicicleta para dar un paseo sin rumbo fijo, sin destino aparente, simplemente desplazarse por la belleza del instante.
hoy voy a ir a ver bicicletas. quiero una.
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Ya van varias veces que te veo...

Muchas veces sucede que no somos más que personajes secundarios en el diario acontecer de los demás, elementos de fondo, alguien que se detiene en la misma esquina buscando cruzar, y una vez que la esquina es cruzada, dejamos de existír.
Tantas personas que nos rodean sin un objetivo aparente, pero que pasaría si supieramos la historia de cada uno.
Estaríamos dispuestos a escuchar?
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Despacio, que llevo prisa.

"Despacio! que llevo prisa" Así solía gritar la maestra Alicia cuando quedaba poco tiempo de clase y mucho material pendiente por ver. Maestra del colegio en el que cursé la Primaria, donde conocí a tantas personas, algunos muy buenos amigos y muchos maestros que me resultaron raros en ese entonces. Mi transcurrir en la primaria fue algo así como un constante martirio, no me agradó jamás hacer las tareas, pero los maestros estaban enamorados de ellas, y al ser gran parte de la calificación muchas veces sufría con los examenes, y es que comprendía lo visto en clase y respondía con relativa facilidad, pero debía sacar un mínimo de 8.5 creo, y si no, vería mermadas mis vacaciones...
Ayer sin querer recordé a la maestra Alicia, y a pesar de que recordé las tantas bromas que le hicimos, sorprendentemente recordé mejor aquello que tantas veces nos decía y que hoy estoy en condiciones de entender mejor...

"Disfruten su infancia, por que pasa muy rapido..." Y es que al ser niño y escuchar esa frase diario, llegó a cansarme, a mí y a varios, no veíamos más allá de la siguiente semana. Pero sin darme cuenta han pasado demasiados años, y los que aún faltan. Y me recordé que en vacaciones de Navidad salía a andar en bicicleta por horas, desde temprano en la mañana, hasta que el frío parecía ser menos, entrada la tarde. Y la ilusión que suponía la cena familiar. Y los regalos de navidad, pero sobre todo el convivir con mi familia, era la época en que podíamos dormír hasta tarde, despertar y continuar lo pendiente, o lo que no nos había dado tiempo de hacer el día anterior. Hoy recuerdo con mucho cariño esos momentos, de los regalos no tengo seguridad de qué recibí en qué momento...

Mezcla irreverente de pasión por la enseñanza y de muy poca paciencia por los alumnos inquietos. Una vez arrojó el borrador del pizarrón a un compañero hiperactivo.
Siempre peleaba con un compañero tartamudo, David, al que obligaba a recorrer su pupitre hasta el frente de la fila, topando con su escritorio de maestra. Siempre distraido y hablando, siempre pidiendome mis revistas para leerlas en clase, ocultas dentro del libro de texto.

Recuerdo que en una ocasión para captar nuestra atención tiro agua en su escritorio, y nos mostró que el agua siempre encuentra un camino, aún ante las barreras impuestas por el hombre, el escritorio, y que si alguien desea algo en esta vida, pero en verdad desea, puede lograrlo al sentirse fluir como agua, haciendo un lado los obstáculos, venciendo a aquellos que dicen que no es posible, o sorteandolos.

"Despacio! que llevo prisa." Después entendí que cuando alguien tiene prisa o urgencia, es muy facil cometer errores, por la concentración que se pierde en lo que uno hace y enfocarla al reloj. Muchas veces cuando me sorprendo apurado por alguna tarea, escucho su voz gritando, "Despacio! que llevo prisa."

Y ayer la recordé al estar sentado en el metro, dentro de un vagón vacio que parecía que jamás se movería de ahí, y cuando pensé "tengo prisa", la voz de la maestra sonó como ya he dicho, y pensé que aún la mayor de mis urgencias no apresuraría al conductor, que no podría yo modificar el horario establecido, así que me senté a disfrutar del viaje, música acompañandome, como siempre, y el trayecto representando la vida. No tiene sentido correr al destino si no se disfruta del viaje, de cada una de las pausas, del aire que golpea el rostro o el sol que nos mira desde lejos, o acaso la luna, darnos el tiempo de disfrutar cada segundo, dejar de ser un ente a lado de otros y comenzar a ser una comunidad, donde el afectado no es solo uno, sino todos.

Que no sean unos cuantos momentos vividos agrupados en una vida, sino que sea una vida llena de experiencias, de sonrisas, de reflexiones, de enseñanzas y de lagrimas, que todo lo que me sucede día a día me configure y me ayude a entender este complejo suceso de experiencias que llamo vida.
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sábado, 17 de diciembre de 2011

Fiesta de Barrio.

Rostros sin nombre que cada vez se difuminan más y se convierten en pasado.
Si fuera posible captar ese instante con sonido, escucharíamos una cumbia, y a partír de ahí se puede armar la historia de esos cuerpos buscando la proximidad. Es uno de esos momentos en que la rutina conlleva a buscar una válvula de escape, una forma de hacer más soportable el día a día, que aquellos días tengan como pretexto beber unas cervezas y bailar un poco, alejar por un momento ese sentimiento de carencia, ese vacio emocional que, pareciera imposíble, les llena.
Son personas que te invitan a beber sin buscar nada a cambio, es una fiesta de barrio. Hay una lona carcomida por el sol que busca protejer de una lluvia que nomás no cae, un "sonidero" local, aquel que sueña con figurar en las fiestas sonideras grandes, tocar en tepito, hacerse de un nombre, escalar de a poco entre las fiestas de Barrio, hoy praderas, mañana Santa Mónica, Ecatepec, Azcapotzalco y de ahí a las ligas mayores, de esos que graban en las fiestas y podemos oír en las micros, por eso repite incesantemente el nombre de su sonido, lleva a tres auxiliares y a la novia de alguno, y es que tienen que abrir pista si la gente no se encuentra dispuesta, pero en viernes de quincena eso es imposíble en barrio bajo, él lo sabe, sólo es cuestión de jugar bien sus cartas, seleccionar las canciones en el momento indicado, y mientras piensa que ha de venir, la gente baila, las cervezas se beben con desesperación y mientras más se bebe más se acercan unos a otros.
Y se acercan para decír lo que sienten, el alcohol que inhibe el sentido común les ayuda a acercarse a la mujer que les agrada y decírle me gustas, o acercarse a aquel que a diario ven con recelo y decirle, qué me ves puto?

Es cuestión de sentido común, cuando gente resentida bebe, los resultados son predecibles.

Mientras destapo otra cerveza y con una mano capturo un instante, se escucha una cumbia y aquél sonidero nos repite su nombre y todos bailan y por un momento se olvidan de su situación, de aquella que se quejan todos los días, y van permitiendo que sea el alcohol el que les distraiga y les permita por un momento, tener algo para sonreír, una mueca de dolor que por muchos es confundida con una sonrisa.

Un salud, una risa y una forma de convivir con personas que de tener la posibilidad, trabajarían por sacar a su familia del círculo de pobreza, pero, cómo podrían ellos solucionar algo que tres generaciones o más no han podido solucionar.
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miércoles, 14 de diciembre de 2011

Donde quiera que veas, hay algo que ver.

Buscar vivir cada día como si fuera el primero, o acaso el último. Dejar un momento la rutina y asombrarse por algo, abrir los ojos ante todo lo que sucede a nuestro alrededor, dejar de estar absortos en los problemas, por que seguramente la respuesta está ahí afuera. En un segundo se nos podría revelar el universo mismo, pero estando absortos en nuestro ombligo, será imposible darnos cuenta.
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martes, 13 de diciembre de 2011

Antes de quedarme dormido pensé en algo de música.

Sigo disfrutando la música, tanto como aquellas tardes en mi cuarto oyendo el radio en mi adaptación casera a un Walkman con unas bocinas portátiles. Durante mucho tiempo ese fue mi estéreo, y viendolo con benevolencia, si se escuchaba bien, considerando los componentes.
Ahí oí de todo, desde Juan Luis Guerra y su 440, pasando por Radio Kaos, la Cuca, Metallica, Pearl Jam, Nirvana, The Cure, Pink Floyd y sobre todo, El Tri. En esa época devoraba todo lo relacionado a Alex Lora y compañía, estoy seguro de que el primer solo de guitarra que logro estremecerme fue el de Triste Canción de Amor, que a mi parecer es una canción bastante menospreciada. Horas imitando el solo, regresando la cinta a aquellas partes que más disfrutaba, siempre emocionado de lo que oía.
Sí que disfruté, la música me ha acompañado en gran parte de mi vida. Como todos, tengo canciones que me estremecen, me transportan a lugares y me recuerdan con alegría ese tiempo que ya es pasado. También existen canciones con la particularidad de llenarme de nostalgía, si es posible llenar con un vacío.

Ayer que escuché Mujer Amante de Rata Blanca, me transportó a la ciudad de León, cuando pensé saber a ciencia cierta las cosas, y confirmé que uno no puede garantizar o comprometer a nadie, lo aprendí a la mala. Y mientras se hablaba de un corazón sin Dios, me sentí en aquella sucia gasolinera donde trabajé apenas dos o tres semanas, facturando frente a una vieja computadora, acompañado de una fría y vieja grabadora que repetía incansable la citada canción, y es que las demás canciones estaban demasiado rayadas. No hacía mucho que apenas estaba regresando al ámbito laboral, con lo la fractura de la espalda... Pues apenas me habían dado visto bueno para realizar tareas simples. Ocho horas encerrado en un cuarto que apestaba a humedad y gasolina, soportando el ocio que me obligaba a pensar en aquellas cosas que no quería recordar, ni siquiera mencionar, con tanto tiempo no era de sorprender que así sucediera. Fueron dos semanas donde ni siquiera me dio tiempo de conocer los gajes del oficio de gasolinera, así que este trabajo rara vez lo cito. Lo que si recuerdo es ese estribillo,

"Uh, debo saber si en verdad en algun lado estás,
voy a buscar una señal, una canción...
Uh, debo saber si en verdad en algun lado estás,
solo el amor que tu me das, me ayudará..."
Y justamente me recuerda a los que consideraba estarían a mi lado incondicionalmente, pero se encontraban por su lado, y es que nadie puede asumir nada. Yo di por hecho a nombre de ellos, mi error.

Me recuerda ese sentimiento, mezcla de impotencia, nostalgia y decepción. Es complicado, pero siempre me recuerda que sólo puedo esperar algo si depende de mí.

Es extraño como el cerebro responde ante ciertos estímulos.
Hay una canción de los Fabulosos Cadillacs que me recuerda a una ex novia, un sucio antro de San Bartolo y la manera en que me vio la cara. Hoy río de todo eso, pero es uno de esos recuerdos que cala. Si llegué a quererla un poco, pero me cala má la forma en que lo hizo, y sobre todo la manera en que sucedió todo, como se fueron dando las cosas, pero me dio gusto haber sido capaz de terminar la relación a tiempo.

Y aunque pareciera que todos los recuerdos tienen tintes de decepción o frustración, la verdad es que hay muchas melodías que evocan recuerdos bellos, esos que me hacen sonreír.

Y lo interesante es jugar con la memoria, evocar viejos momentos, usando la música como detonador y escarbar en mi psique, y al tener esas piezas del rompecabeza, formar una imagen de mí mismo, que es lo que persigue este blog, no por alimentar el ego, sino para entenderme mejor. Ser capaz de tener el espectro completo, las áreas iluminadas y esas zonas accidentadas, y sobre todo ser capaz de entender el lado oscuro, ese que no es visible todo el tiempo, pero que ahí esta y que puede salir si no sé enfrentarlo.

La canción ya está en lo que le llaman el "outro", la salida, esa parte en que se baja el volumen de a poco pero progresivamente, para dar la sensación de que la melodía se difumina o se aleja, tal y como ocurre con los pensamientos cuando estamos por quedarnos dormidos.
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lunes, 12 de diciembre de 2011

Nubes

Exhalé una nube, te la dejo como recuerdo, como constancia de que estuve aquí, quizás cuando la veas notes la forma de mi perfil, ese que hace tiempo se alejó, pero nunca ha dejado de pensarte.

Mira cómo se va difuminando poco a poco, temblando ante la suave brisa decembrina, la luz que la traspasa confirma su fragilidad.

Y sucede como todo en esta vida que la nube va perdiendo forma, se va alejando de la forma original, pero en esencia es la misma, por más que cueste creerlo.

Es curioso aceptar que aquel fracaso fue mi mejor momento.

Mírame como me dejo llevar, tan así que quizás no me veas más.

sábado, 10 de diciembre de 2011

De helados y recuerdos.

Gracias a tí aprendí el valor de dedicarse cada segundo a lo que uno hace.
Hoy me acordé de como compartías conmigo tu helado, yo simpre lo comía con prisa, tú lo disfrutabas, cada bocado podía ser el último, lo disfrutabas como nadie. El simple recuerdo hace que se me antoje.
Pero sobre todo el recuerdo de ese helado me confirma que poner atención y dedicarnos de lleno a cada cosa que hacemos es la diferencia entre existir aquí, o realmente vivir la vida plenamente.

Y así un helado puede convertirse en un recuerdo para toda la vida.

Con una sonrisa te recuerdo Mami.
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viernes, 9 de diciembre de 2011

Music begging for music...

Celestial Season Decamerone 2011[1]

Una madrugada en que pegaba el frío aire Decembrino, salió a fumar un cigarro como tantas veces lo había hecho antes. La situación era similar, pero jamás idéntica, era un momento único en el tiempo y espacio.

Aquellas días en que ni siquiera fumaba vinieron a su mente, el salir con los amigos a dar una vuelta, caminar sin destino aparente, pero siempre llegando al mismo punto, ese viejo parque de Mariano Azuela, sentarse en las frías bancas y platicar de todo y nada, o a veces estar en silencio, disfrutando de la noche. Una mirada fugaz al cielo, admirar la luna si está nos devolvía la mirada, o buscar la estrella más brillante, inventando simbolismos inexistentes, pero siempre interesantes. Eran noches que sucedieron ya hace muchos años, noches que se repiten esta noche en la memoria del que cuenta. Y que si no fuera por este vago recuerdo, bien podrían no haber ocurrido. Somos testigos involuntarios de lo que sucede, a veces sin quererlo ni buscarlo. Muchas veces resulta que somos el único vestigio de algo. Somos aquellos que quedan para confirmar un evento, quizás defender los hechos, o si así nos conviene, callar y que nadie tenga constancia de lo ocurrido, y muchas veces sucede que el no evocar memorias causa que se pierdan y es entonces que el único testigo pierde conciencia y es como si nunca hubiera ocurrido nada.

La memoria fugaz avanza en el tiempo y me lleva a León Guanajuato, y ahí, madrugadas como esta, se sucedieron con igual frecuencia.

Una bocanada al cigarro, la música sonando de fondo, una especie de muzak. Inhalar recuerdos de aquellas noches que parecen ya lejanas, noches en que el frío era lo de menos.

Me surge la pregunta, qué estarás haciendo en este momento. Como hace años me lo preguntaba al salir a fumar, o mientras otros dormían, terminada la fiesta, esperando el amanecer como se espera una idea, da igual si llega o no a tiempo, pero invariablemente nos asalta cuando menos preparados estamos. Ahí sentado con un cigarro y una cerveza ya por terminarse ensimismado escuchando la música, sentir esos acordes, pretender entenderlos y siempre olvidando la barrera racional y permitiendo que esos estímulos desencadenen una reacción química, que en la gran mayoría de los casos generaba un plácido bienestar, pero en otras ocasiones el estímulo llegaba al ojo y en lugar de tener una sonrisa, teníamos al fumador secando lágrimas, o incluso el estímulo afectaba los dos puntos y mientras uno sonreía con gusto, una lagrima curiosa se asomaba a ver qué era lo que sucedía.

Canciones que uno repite sin cesar, las memoriza, las tararea en la cama en el baño, acompaña el ritmo con las palmas o silva lo mejor posible el tono.

Esperando el camión se puede ver a alguien asintiendo a nada en específico, es la afirmación de la citada melodía. Nos acompaña en aquellos momentos en que nos detenemos a pensar, en que por un momento dejamos de ser parte del colectivo y miramos el cielo y nos sorprendemos de las nubes, del color azuloso del cielo, nos sorprende sentir el viento, que diario sopla, pero no siempre sentimos. Nos alejamos del común bullicio y adquirimos cierta individualidad, como aquellas hormigas que se detienen en medio de la monstruosa fila, alzan la cabeza, como si hubieran escuchado su nombre, o como si algo a lo lejos les hubiera llamado la atención, se pregunta qué pudiera haberla distraído, pero la insistencia de las compañeras la obliga a regresar a su realidad, una fila que lleva siempre al mismo lugar, ida y vuelta, un patrón circular que de manera increíble no le causa tedio, es como ir a trabajar y regresar a casa, tener uno o dos días de descanso y repetir, a veces se rompe la rutina con eventos inesperados como una fiesta, un cumpleaños, una cita, un funeral o puede que el cambio sea un poco más radical, como casarse, graduarse, tener un accidente o el funeral de un ser querido.

Pasa el tiempo y poco a poco se va la vida, una bocanada más pensando que siempre es bueno hacer las cosas que uno desea hacer, sin dejarlas a un lado ni querer postergarlas, porque no hay garantía de que haya tiempo suficiente, quien sabe, quizá estas líneas sean lo último que escriba o por el contrario, este momento es uno de tantos que, si yo lo permito, sucederá una vez y no más, no habrá constancia, pero parece que si habrá constancia en mi blog, no lo sé. Uno cambia de parecer demasiado rápido, nos animamos a cambiar de rumbo, a hacer una llamada, un reclamo y en el momento mismo en que íbamos a actuar nos detenemos, no hay ideas, no hay estímulos, simplemente nos detenemos y sin saber por qué, nos damos media vuelta o colgamos el teléfono o nos quedamos callados o nos quedamos de pie esperando a que alguien nos ponga la mano en el hombro…

No es la primera madrugada de Diciembre que salgo a fumar, pero si la primera de este diciembre, en este lugar específico, hay eventos que parecen iguales, pero no lo son. Al igual que esas canciones que tanto cantamos y coreamos, solos o con los amigos del momento. Todo sucede en un ciclo en un patrón circular. Y sin quererlo me encontré con una de las canciones que tanto disfrute en aquellas noches bajo el cielo guanajuatense, en momentos de soledad, cuando me sentía triste, cuando quería sonreír camino al trabajo, cuando en la escuela estudiaba mis apuntes o dibujaba mis ideas. Fue como encontrarme a un viejo amigo, porque esta versión de Decamerone fue regrabada este año a manera de promover la gira que harán tocando el disco Solar Lovers, y al ser una nueva versión me recordó al sentimiento que provoca encontrar un viejo amigo, con un poco menos de pelo y quizás más kilos, acaso se habrá dejado la barba, o ya es un exitoso director de banco, acaso se mantiene viviendo con sus padres, o bien él es ahora el padre de un hijo que exhibe orgulloso, o solamente se ha mantenido haciendo lo de siempre, quizá ni siquiera se acuerda de nosotros, porque no había razón, o puede ser que sea ella la que corra a abrazarnos y al punto de llorar nos diga el gusto que tiene de vernos, o tal vez lo encontramos fugazmente y simplemente usamos la despedida que usan los que saben que jamás volverán a verse “luego nos vemos”, o al vernos nos diga que se tatuó aquella idea que platicamos en un viejo parque fumando un cigarro hace ya muchos años.

Se va terminando este cigarro, mientras susurro esa tonada, que tiene tintes de nostalgia y actualidad…

food for the poets thought
ink for the thirsty pen
lust like the ravaging whore
bringing on her final encore

show me the notes to the music
show me the words I can't find
write me a poem that touches me
playing this song as you write...




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