jueves, 28 de diciembre de 2017

quisiera

Quisiera que escucharas la misma música que a mi me emocionó, pero sé que escucharás bandas que yo ni siquiera concibo, me compartirás cosas que hoy ni imagino y no sé cómo voy a reaccionar, por eso te pido paciencia, mi vida tiene ciertas referencias y ciertos eventos que han hecho lo que soy y espero tengas la paciencia para escuchar a éste viejo que te contará su vida, siempre y cuando tú, así lo quieras.

sábado, 16 de diciembre de 2017

December 16, 2017 at 09:57PM

en mi sueño había una feria abandonada, todo el metal había sido carcomido por el óxido. el viento soplaba despacito. el carrusel andaba con flojera y en blanco y negro daba su vuelta cien mil. la música venía de ningún lugar, pero inundaba el ambiente. la hierba acariciaba mis pies. un olor a palomitas me golpeó la nariz, pero mi antojo fue un algodón de azúcar, rosa. de color vívido y esponjoso, frente a mi se encontraba una nube de dulce. con emoción infantil tomé un trozo, cerré los ojos y abrí la boca, listo para degustar un recuerdo de infancia. entonces me detuve y pensé en ti. te busqué por todo el parque, para que ese primer bocado fuera para ti. cuando desperté, tenía la boca entreabierta y mis dedos índice y pulgar formaban una pinza.

viernes, 15 de diciembre de 2017

no lo soñé.

lo curioso es que ella ni siquiera ha de acordarse, sin embargo para mi es algo que hubiera sucedido ayer.
llegué de la escuela con emoción pues podría ver a mi único amigo, así lo consideraba mi psique infantil, a mi hamster, a spike.

y entonces ella burlona me dijo que lo había tirado a un escusado, yo sufrí como nunca, conocí la muerte, la decepción, la traición y la mentira, todo en una sola tarde. ella dirá que no, pero para mí, el universo se partió en dos, en lo que era y en la mierda que podía ser.

y durante años, sentí que le fallé, a mi hamster, pues nunca me pidió nada, nunca me juzgó por lo que era, nunca me reclamó nada, y si yo hubiera estado ahí, quizás lo hubiera podido salvar, quizás hubiera soportado unos golpes en la cara, tan solo por verlo vivir, o por dejarlo correr en un terreno baldío, no lo sé, pero eso me duele hasta el día de hoy y me duele no haber podido haber hecho algo por salvar a mi único amigo, salvarlo de la mierda que era esa joven celosa de un niño que nada quería de ella, que simplemente nació en el momento en que ella se sentía princesa y especial y entonces es cuando digo , que se vaya a la mierda todo y que se vaya a la mierda ella y sus intentos por hacerme sentir mal y sus golpes a mi rostro mientras mi "madre"  no veía, y que se vaya a la mierda la basura psicológica que generaciones han querido cargar, yo no quiero y no tengo nada que ver con ellos.
Su basura no es mía, sus dolores no son míos, sus malestares no han de ser los de mi familia y con pesar les digo basta.

Es triste reconocer que los ídolos de la infancia fueron causa de tantos males.
Merezco más que esa basura mental.

viernes, 8 de diciembre de 2017

My name.

Mi padre estaba enamorado de su esqueleto, siempre fue muy flaco.
Amaba la música de trío y la cerveza tecate. Las tardes de fin de semana se llenaban de nostalgia que algunas risas querían disfrazar de convivio. Los recuerdos flotaban en el aire de la sala, junto al humo de cigarro, Raleigh, siempre Raleigh.

Qué deseos incumplidos se le habrán atorado en la garganta, cuántos muertos no se le habrán condensado en lágrimas, cuantos adioses no habrán bailado esas manos, cuántas cosas me habrás querido decir, cuántas cosas no habrás querido escuchar.

Hoy escuché un trio que me recordó al Quijote, me recordó a mi padre.

Me pregunto, ¿Qué canción te hará recordar mi nombre?

sábado, 28 de octubre de 2017

Nueva vida.

Pues nada, la vida sigue y a pesar de que no todo funciona como uno quisiera, la vida sigue:
Hoy, 27 de Octubre descubrí, a través de un ultrasonido, que hay una vida esperando que yo dé lo mejor de mí, descubrí que ahora lo que haga, me afecta no solo a mí, sino a un tercero, descubrí que lo que deje de hacer afectará a mi hijo o hija, afectará la forma en que me vea y afectará la forma en que yo le dé la cara.
Aprendí, después de escuchar su corazón, que ya no soy solo yo, sino que somos dos y que lo que haga afectará a lo que él o ella sea.
Te quiero compartir esto, te quiero compartir esta alegría, que todavía no tiene nombre, pero que es parte de mí y que de hoy en adelante será sinónimo de lo que soy y que no podrá decirse mi nombre sin insinuarse a esa nueva vida y no podrá mencionarse a esa nueva vida sin que se refiera a mí, no podrán separarnos aún cuando yo sea ceniza y mi carne sea futuro y a la vez nada.
Y sin caer en sentimentalismos, te quiero compartir que hoy mi vida ha tomado otro rumbo, una vida nueva me configura, y quiero compartir contigo que mi nombre tiene dos significados, el simple que es mi vida, y el hermoso que tiene a un ser hermoso esperando a ser uno conmigo, por mí y para mí.
Un suspiro para todo el potencial que encierra a ese ser que me permitirá alcanzar la mejor versión de mi mismo.

A 27 de Octubre del 2017.
Gracias por ser parte de mi vida y compartir esta bendición conmigo.
José de Jesús Ruiz Esparza Meillon (lo que sea que eso signifique)

La oportunidad de re-descubrir el mundo



no puedo esperar a que llegues

para pasar horas platicando
para hacerte cosquillas
para verte sonreír
para escucharte roncar
para acariciar tus pies
para sobarte la panza
para besarte la frente
para sujetarte la mano
para que sujetes mi dedo
para explicarte lo poco que sé
para escuchar lo mucho que tienes que enseñarme
para verte sonreír
para sufrir por verte llorar por primera vez
para sentirme vivo por verte sonreír por primera vez
por estar ansioso de estar junto a ti cada día
por dormir juntos
por llegar cansado, pero encontrar paz al regresar contigo
por susurrarte al oído lo que a nadie le he contado
por sonreír al pensar en todo lo que vas a hacer
por verte jalarle la cola al perro
por escucharte decir tu primera grosería
por descubrir todo lo que tenemos en común
por aprender de todo aquello que no tenemos en común
por mostrarte la música que escuchaba cuando era joven como tú
por que me enseñes tu música
por que me corrijas
por que te des cuenta de que soy mortal
por que te des cuenta de que soy imperfecto
para beber nuestra primera cerveza juntos
para ver tu cara al ver un trompo de pastor
para subirnos por primera vez a una montaña rusa
para contarte lo que a nadie le contaré jamás
para verte dormir
para escucharte respirar
para sentirme orgulloso de ti una y otra y otra vez
para que vayamos a la cocina a preparar algo de cenar a media noche
para hacer figuras con sombras
para pasar horas platicando en la noche
para que contigo por fin pueda hacer lo que tanto soñé
para que me reveles los secretos del universo
para que te subas a mis hombros y me cuentes cómo se ve el mundo desde allá arriba
para contarte todos mis secretos
para escuchar los tuyos, esos que me quieras contar
para escuchar tus preguntas que no sabré responder
para platicarte acerca de mis amigos
para conocer los tuyos
para mostrarte mis películas favoritas
para ver las tuyas
para conocer al amor de tu vida
para, con todo el dolor de mi ser, escucharte contarme tus mal de amores
para, a petición tuya, contarte mis noches de excesos
para cantar juntos nuestra canción favorita
para que veamos jesus hrist superstar
para que veamos el padrino 
para que cantemos juntos
para leer mafalda
para que me expliques el mundo
para acompañarte a hacer la tarea
para que hagamos las maquetas que te piden de tarea
para ver tu cara al explicarte lo que es (era) un frutsi
para contarte lo que yo hacía de niño
para que encontremos todo lo que tenemos en común
para contarte mi historia
para hacer memoria y explicarte lo que sentía hoy, que para mí es presente y para ti será pasado impensable
para tratar de explicar lo que sentí al escuchar tu corazón
para contarte lo que sentimos al ver tu mano, que como buen chilango parecía pintar mocos en el ultrasonido
para explicarte lo que significa "mocos"
para verte ser
para explicarte porqué Lars ya no vale madre
para explicare quién es Lars
para escucharte escuchar los clásicos
para verte vivir tu vida
para ser testigo de tu ascenso
para explicarte porqué suspiro
para contarte acerca de mi madre
para contarte acerca de mi padre
para contarte acerca de mis padres biológicos que no conocí
para presentarte a tus primos
para vivir una vida para ti
para vivir una vida por ti
para sonreír una vida por ti
para tocarte los dos o tres acordes de guitarra que sé
para explicarte que significa enjoy your worries
para pretender enseñarte qué es la humildad
para conocer el universo y sus misterios contigo
para entregar nuestra vida al conocimiento
para comer palomitas al hacer nada
para perseguir la iluminación mientras no perdemos el tiempo
para contarte ese libro que hoy no he terminado
para que leas mis letras y me digas lo que piensas
para que me digas mis errores
para que me encuentres humano
                                                         imperfecto

para que me digas lo mucho que te asfixio
para que me digas que necesitas espacio
para que me hagas saber que necesitas estar a solas
para que me pidas retirarme de tu cuarto
para que me pidas el carro prestado
para que me digas que no llegarás a dormir
para que le cuentes a tu tía lo que a mí no me quieres mencionar
para que un día me digas "nada", al preguntar por tus ojos hinchados




para que me digas lo arcaica que era mi generación
para que cocinemos una pizza juntos
para que juguemos fútbol
para mostrarte la música que amo
para ver tu cara mientras lees estas líneas
para beber whisky juntos por primera vez
para compartir una fogata y una plática en medio de la nada
para que dibujemos juntos, garabatos o al óleo, tú escoge
para explicarte lo que hacía mientras escribía estas líneas, sí es que me acuerdo
para entregar mi vida y tiempo a cambio de que tu estés tranquilo
para contarte mi historia cuando niño
para contarte aquella vez que un perro me mordió
para correr contigo en la mañana
para desayunar hot cakes
para hacer dibujos con esa masa de hot cakes
para mostrarte mi blog
para leerte mis cuentos
para escuchar lo que tengas que decir
para que leamos Condorito juntos
para contarte la historia de mis amigos
para contarte lo que quieras que te cuente
para escuchar música juntos
para que te comparta mis recuerdos
para que te comparta mis mentiras
para que te comparta mis verdades, esas que nadie sabe
para que te cuente mis memorias
para ver tus ojos y verme a mí
para ver tus ojos y descubrir la verdad
para ver tus ojos y saber que todo valió la pena


para contarte mi vida, sin reservas, sin mentiras, a voluntad, lo que quieras
responderé, pues tú me has permitido ser parte de la tuya






para mostrarte este texto


y espero jamás tener que secar una lágrima tuya, ofrezco mi vida y mi sufrimiento para que tú nunca tengas que llorar y nunca tengas que sentir un desamor y que nunca te lastimes y que nunca sientas el dolor de perder a alguien y que yo pueda purgar todas tus condenas con tal de que tú nunca sufras


pero no pretendo privarte de la gloria de vivir tu vida.
así que te ofrezco mi vida,
en cuanto tú la necesites.

domingo, 7 de mayo de 2017

Besando la imagen de un santo

No tenía otra forma de llegar al funeral y él no hubiera tenido forma de despedirse de mi padre más que llegando al velorio conmigo, sólo así no lo correrían de ahí a patadas. Todos tenemos alguna amistad que no nos llena de orgullo, alguien que estuvo con nosotros desde el principio y que sabe nuestros secretos por que los vivió con nosotros, esos que contaríamos sólo a desconocidos o a nuestros seres más queridos, en una noche a oscuras, susurrando casi, después de hacer el amor, o al recordarlos frente a una veladora.

Ellos fueron amigos en la secundaria y parte de la prepa, hasta que a él, su amigo, lo metieron a la cárcel, mi padre lo frecuentó cuanto pudo mientras vivía en esa ciudad, pero después se fue y sólo se leían ocasionalmente. Su amigo alguna vez le confesó que sólo soportaba la poesía de mi padre porque lo estimaba, cualquier otra expresión de emoción le aburría.

Lo contacté el viernes, horas después de haber recibido la noticia, sin saber que esperar toqué la puerta de la casona donde mi padre envío cartas por años y después de tres gritos, salió él, apestando a alcohol y cigarro. Pensó que le iba a cobrar algo y casi me recibe con un golpe, sólo me lo quité de encima cuando dije el nombre de mi padre y agregué “soy su hijo”.

-¿Cómo está?
-…muerto.

Se sentó en la banqueta y se cubrió los ojos, no para evitar llorar, sino para evitar que lo viera un extraño, o acaso para que su barrio no lo reconociera, no lo sé, pero me pareció ver una lágrima que recorrió todo el camino desde el ojo hasta la muñeca, besando la imagen de un santo.

Después de un rato se levantó y sin siquiera secarse las lágrimas me preguntó donde lo iban a velar, le dije el nombre de esa ciudad que hacía mucho yo no visitaba, el hizo una mueca y me preguntó si podía ir conmigo a despedirse.

-Pues sí, sólo que no tengo como llegar, me quedé sin trabajo…
-Eso es lo de menos -interrumpió- déjame conseguir algo, dame tu dirección y tu teléfono y yo te aviso cuando nos podemos ir, si se puede hoy mismo.

Me sorprendió que tuviera tanta prisa, me sorprendió que no pusiera peros, me sorprendió que me negara, me sorprendió que buscara una manera, pero también le envidié su compromiso.

El sol hacía rato que se había ido, el viento se paseaba despacio por la ciudad donde los gatos reclamaban su territorio a maullidos, tratando de espantar los sueños de aquellos que gritaban al silencio que se callaran. Pensé que no sabría más de él, de el viejo, hasta que escuché que golpeaban a la puerta, con el cigarro aún en la boca salí casi corriendo, temiendo lo peor. Lo vi sonriendo frente a un Dart que se confundía con la noche.

-Ya conseguí pasaje y algo para la gasolina, ¿nos vamos?

No quise hacer preguntas, sólo pedí tiempo. Mientras entraba a ponerme unos tenis, escuché su grito que perseguía a mi oído diciendo, “¿lo van a enterrar y a lo mejor ni lo vemos, a dónde chingados vas?” su grito perforó mi cerebro y me convenció de sólo tomar una chamarra y mi cartera.

La mochila se quedó mal cerrada en la cama, y entre calcetines y calzones se quedó el libro favorito de mi padre con la página de aquella parte que tanto disfrutaba yo leyendo por las noches, las páginas separadas por un rosario que yo pretendía dejar en sus manos mientras le decía adiós.

El cielo lleva rato que se iluminó de ese azul mar y el sol se pasea majestuoso por la bóveda celeste, opacando a las demás estrellas. Ni siquiera las nubes se atreven a entorpecer su paso. Por ahora.

El auto es un viejo Dart K convertible, negro como los recuerdos de infancia reprimidos, con carrocería abollada y la lona ha sido roída por las garras del tigre del tiempo, el óxido se devora las articulaciones de metal y los espejos ya no son capaces de reflejar nada. Los asientos se resignan ante el peso de mi cuerpo y suspiran un dolor que huele a polvo. El tablero tiene las tripas de fuera, cables de luz son tentáculos de un pulpo ciego que busca conectar con algo, algunos fierros amenazan cortar los pies, pero al cabo de un rato te acostumbras y logras evitarlos. La guantera es una mandíbula sorprendida que no termina de exclamar admiración hacía mi, es como el niño curioso que no deja de mirarte, pero que al cabo del tiempo te desespera y cansa y es entonces que busco cerrar esa mandíbula con fuerza, lo hago en tres ocasiones, siempre con mas furia que la anterior, hasta que él se ríe y con las manos posados en el volante me mira de reojo para reír y decir con voz aguardentosa, “sí logras cerrarla te invito a comer...”

La risa, de él, se quedó atrás pues el auto sigue su camino a 120 kilometros por hora a lo largo del lomo de esa serpiente que es la carretera, mi indiferencia me acompaña mientras su risa, el sonido, se ha quedado atrás en medio de la carretera interestatal, justo frente a un paradero de camiones donde un tipo gordo está a punto de abordar su camión, resignado, cuando al intentar subir todo ese peso que es él escucha una risa burlona que desea lastimar, entonces voltea dispuesto a enfrentar al agresor, pero no hay nadie. Jamás sabrá quién es el dueño de esa risa y quizás el dueño de esa risa tampoco sepa quién es él. Jamás.

Estoy seguro de que el carro es robado y casi podría decir de que no lo extrañan, pues con excepción del motor, nada le sirve y de eso me di cuenta cuando encendí la radio y lo único que obtuve fue estática, constancia de aquél orgasmo que nos dio vida revuelto con alguno que otro campo electromagnético y ruido diverso. Él viejo señaló con su dedo amarillo el lado derecho del capó y justo donde algún día hubo una antena, se veía un alambre viejo y oxidado que usurpaba el lugar. Me vi obligado a entretenerme con mi pensamiento y entonces pensé si acaso algún ser, en algún lugar del universo al escuchar un sonido similar, no se preguntaría si acaso detrás de ese ruido ininteligible habría quizás el residuo de algo que no se alcanzaba a detectar, o por el contrario ellos tendrían la tecnología para decodificar y sintonizar lo que les llegaba y entonces lo escucharían a él hablándole al silencio de niño lamentándose de su realidad, pero, a pesar de toda su tecnología, no podrían comprender mi lenguaje primitivo y jamás sabrían que esa sensación de empatía que sentían estaba justificada, era real y alguien, en un punto distante del universo se sentía solo.


Su puño se aferraba al volante con furia, unos lentes negros le cubrían la mirada que no dejaba de observar el camino, el cigarro sufría la presión de sus dientes y su aliento de dragón enfurecido convertía el vehículo en locomotora que dejaba como efímera estela el humo de un camel sin filtro. El auto despertaba una nube de polvo que se resignó a flotar sobre el asfalto y no sobre los cerros y montañas, resignada a convertirse en tierra y no en lluvia.

Me atreví a romper el silencio.

-¿Cuándo fue la última vez que vio a mi padre?
Él me miró de reojo y mientras exhalaba una nube, cual dragón, me dijo -¿siempre le dices padre?, se oye muy mamón, yo a mi jefe le decía jefe y eso a veces.
-No, no siempre le digo padre. -Respondí en presente y en un segundo me di cuenta de que ya debería referirme a él en pasado.
-Pues la verdad hace mucho que no lo veo, de repente me escribía, eso sí su vieja lo dejaba, ¿la vieja esa no es tu jefa verdad? El chiste es que de repente me respondía las cartas, lo que sí es que yo le mandaba cartas a cada rato, él era como mi guía espiritual, sabía un chingo el viejo, de todo.
-A poco sí, ¿y qué le decía? Y no, no es mi jefa.
-… Pues de todo, me echaba la mano con mis planes y me decía donde la estaba cagando, él siempre fue muy limpio pero le llamaba la intención lo que yo hacía. Nunca se ensució las manos, pero él me enseñó todo lo que sé. A cambio yo le ayudé un par de veces. Hasta a veces creo que él hacía las cosas, eran sus ideas y yo sólo las llevaba a cabo.

Entonces volteó y con una sonrisa que pretendía ser amable, me sonrío y dijo, “soy el mejor amigo que el dinero puede comprar, no pido explicaciones y mi lealtad es a prueba de balas”. Yo imaginé que sus dientes eran una trampa de oso que se había conformado con la presa de un camel sin filtro.

Me sorprendió escuchar eso de mi padre, jamás imaginé que hiciera algo así, aunque más de una vez lo escuché contar emocionado la “idea de un cuento”, donde relataba cómo robar una tienda de abarrotes sin ser descubierto, en otra ocasión leí en unos papeles sobre su escritorio la forma en que se podía robar una tienda de empeño junto a otros tres cómplices. Él siempre me dijo que eran ideas para un compendio de cuentos, pero ahora todo adquiría una perspectiva diferente. Incluso su “guión” para la película de un asalto a un banco ahora tenía otra lectura, completamente diferente. Estoy seguro que un personaje recurrente, el protagonista era descrito como “el viejo”, así sin nombre, un ser maltratado con la vida y siempre buscando venganza, siempre jugando a la víctima, con una mente siempre activa, pensando en el próximo golpe para así evitar que el remordimiento o la compasión anidaran en su mente.


El aire caliente golpea mi rostro con furia , mis ojos hace rato que dejaron de buscar refugio en unas lágrimas efímeras, simple reflejo animal. Ahora el polvo me golpea con la misma fuerza que lo hacen mis recuerdos al montar esa serpiente negra que se extiende a lo largo del desierto, permitiéndonos viajar sobre su lomo negro como la noche y que al igual que ésta, no sabemos dónde o cuándo termina, simplemente despertamos y es de día y el sueño es un recuerdo de algo que jamás existió o quizás es tan sólo vestigio de nuestra visita a otra realidad, a otro universo.

El aire huele seco, el sol se entretiene quemándome la piel y los mosquitos nos persiguen sin conseguir beber nuestra sangre, mis pensamientos se sienten libres y vienen a visitarme por momentos, mientras mi mirada acaricia el horizonte mi corazón bombea recuerdos a mi cerebro, momentos de infancia en que mi padre me leía su único libro publicado en un susurro, como si temiera que alguien lo escuchara y fuera a juzgar sus letras. Sé que tenía ideas maravillosas para al menos cuatro novelas, pero siempre se conformó con un trabajo de oficina y un cheque cada quincena que le diera a su familia de comer. Una bocanada al cigarro hace que el calor sepa a arena, quema como alguna vez quemó mis pies que corrían hacia el mar. Mi madre reía y al mismo tiempo me gritaba que me pusiera mis chanclas, mientras mi padre le decía que me dejara, al cabo era un niño y sé que la tomaba del brazo con amor infinito cuando decía esto y me veía con orgullo correr hacia el mar.


Las nubes han decidido enfrentar al sol, sabiéndose débiles han tomado la mejor decisión que puede tomar aquél que no es obstáculo para el depredador, convertirse en colectivo y que la cobardía de muchos haga frente a la valentía de uno.
La tormenta se escondía detrás de ese cerro, sin saber que quienes se acercaban eran ellos, otro par de cobardes, pero el plan de batalla ya estaba definido, no iban a retroceder.


-¿Y no te llevas bien con la vieja esa, o qué pedo?
-Sí me llevo bien, pero yo me vine a estudiar y trabajar acá, pero ya hace un par de meses me quedé sin dinero y me daba pena pedirle a mi papá.
-Jefe se escucha mas chingón, pero papá está mejor que padre, se oye muy mamón. ¿Oye traes cigarros? Se me acabaron los míos.
-No.
-A ver si vemos una gas con tienda, así matamos dos pájaros de un tiro.

El polvo se levantó despacio para ver mejor el vehículo que avanzaba a baja velocidad hasta las bombas de combustible, el sol hace rato que no quemaba, se le notaba cansado. El viejo abrió con dificultad el deposito de gasolina y dejó que la bomba le hiciera el amor al Dart, me pidió que lo esperara en el carro, yo le pedí que me dejara estirar las piernas. No dejó de verme impaciente con los brazos cruzados mientras yo caminaba a un lado del carro y estiraba los brazos, y a pesar de que deseaba caminar un poco más, cedí y me volví a subir al viejo asiento que me recibió con un suspiro. El viejo aprovechó el tiempo que había esperado y retiro la manguera del tanque que goteaba y sólo entonces él se dirigió hacia la oficina que también era tienda. Yo paseé mi mirada por el tablero que era uno con el polvo y noté que el asiento donde el viejo viajaba tenía dos cicatrices causadas por la quemadura de sus cigarros. Acaricié la radio que seguía intentando captar algo, subí el volumen y se escuchó un poco mejor la estática.

El viejo salió corriendo de la oficina para aventarse al vehículo y acomodarse de forma torpe en el asiento, encendió el carro y mientras reía aceleró, a pesar de la nube de polvo alcancé a ver un joven que nos gritaba improperios. Estoy seguro que mientras corría hacía el carro, el viejo se mordía los labios, queriendo evitar que una risa risueña escapara y lo fuera a delatar como si se tratara de un niño haciendo una travesura. El viejo no dejaba de reír incluso cuando lo miré y justo antes de que yo dijera algo, el apresuró:

-Que no mamé, no voy a pagar cincuenta varos por unos cigarros.

Sacó de una bolsa de plástico unos cigarros y me aventó la bolsa, dentro habían tres botellas de agua, dos bolsas de papas, otra cajetilla, unas gomitas, unas galletas y cuatro cocas de 600mls que sudaban.

-Las gomitas son mías eh, cabrón- El cabrón se ilumino a causa del encendedor que iluminaba su rostro a pesar de que el sol todavía estaba por ahí, y vi que el dragón volvía a conducir el Dart, llevándonos hacia lo desconocido sobre unas llantas de caucho, a falta de alas.

Cada cigarro que moría servía para encender el siguiente, y entonces el viejo sonreía, acaso de forma burlona o acaso al recordar un chiste, o simplemente pretendía disfrazar su dolor, maquillar la miseria y engañarse con el conjuro más viejo que conoce la humanidad… “Estoy bien”. Los cigarros que caían a la carretera imitaban a luciérnagas, que a esa hora se veían mejor pues el sol ya estaba muy cansado y las nubes habían secuestrado el cielo y se acercaban en clara formación escopeta.


La primera gota se arrojó con furia kamikaze y dio de lleno en la frente del vehículo.

No pude evitar señalar lo que ambos sabíamos.

-Ya va a empezar a llover – y los dos miramos la certera marca de agua que antes había sido gota, justo en el centro del parabrisas y sin decirlo en voz alta, nos sorprendimos de su tamaño, temiendo lo peor.

Él encendió un cigarro y me extendió la cajetilla que servía de refugio al encendedor. Yo tomé un camel a pesar de que no tenía verdaderas ganas de fumar, pero consciente de que nada quedaría seco después de la tormenta.

Escuché el golpe causado por una segunda gota, ésta en el lado derecho del cofre, estoy casi seguro de que incluso se abolló, cuando extendí mi cuerpo hacia el frente para ver mejor sentí que algo golpeaba mi cigarro, a punto de arrancarlo de mis labios secos, otra gota me dio de lleno en el pómulo derecho y justo cuando maldecía nuestra suerte la lluvia se preparaba para embestir. Por un segundo imaginé que las gotas eran las lágrimas de dios, que lloraba con furia algún mal de amores, tratando de encontrar sentido a ese pensamiento una gota me golpeó justo en el ojo derecho, y ocurrió que lo que había sido hasta entonces fuego a discreción, se convirtió en un ataque a quemarropa.

Yo intenté protegerme al principio, pero entonces lo vi a él que se quitaba los lentes y comenzaba a reír, volteaba a verme, levantaba los brazos junto con un grito y pisaba el acelerador para que así pudiéramos entrar de lleno a la tormenta. Todo al mismo tiempo.

Si no hubiéramos estado en medio de la nada, alguien hubiera escuchado su grito a todo pulmón…

-!!!Ya va a llover Gabriel!!!

Los golpes de cada una de las gotas en la piel metálica del auto resonaban y el golpe de cada una de ellas en mi piel me recordó que estaba vivo. Quería cubrirme con algo, pero no era posible, volteé a ver al viejo, que reía y entrecerraba los ojos para ver el camino, o al menos adivinarlo y pude ver como sonreía, mientras yo pretendía refugiarme debajo de mis brazos que se cruzaban a la altura de mi frente. El viejo cambió la sonrisa por carcajada al verme y me gritó con fuerza:

-No seas mamón, con eso no paras nada, nomás pareces pendejo, mejor pásame una coca antes de que se calienten… !Ah, y las gomitas!

Hice lo que me pidió y se las di, las gomitas y la coca. Él redujo la velocidad y mantuvo el control del volante con las rodillas mientras bebía la coca como si quisiera saciar la sed de 40 días. Las gomitas las comió despacio, mientras el empaque de celofán se convirtió en cucurucho y las gomitas flotaban en gotas que bien pudieron haber sido mar.

Yo le imité y abrí una coca. No pude abrir las papas, a pesar de que tenía antojo. Mi mente racional me convenció de no disfrutar el momento.

Creí que los recuerdos y la nostalgia habían podido huir a tiempo y mantenerse secos, pues mi mente por un momento se dedicó al ahora y se hizo consciente de todo lo que ocurrió en ese momento, la furia de la tormenta, el frío que trepaba por mi columna, el aire que nos golpeaba insistentemente, como queriendo evitar que llegáramos a nuestro destino, la coca le daba buen sabor a mi derrota, ahí iba yo a despedirme de mi padre, queriendo no dar explicaciones, queriendo evitar a toda costa las preguntas incomodas; sí acaso ya había publicado un par de libros, tal y como había prometido a mi padre. Siempre lo juzgué y le dije que si no había publicado había sido por cobarde, pues el talento lo tenía, él siempre me decía lo mismo, que no era tan fácil y yo le reprochaba porque lo quería y el callaba y escuchaba mi reproché por la misma razón. Y ahora yo iba a casa, sin libro publicado y trabajando en algo que odiaba, al punto de renunciar. Sin una historia propia iba a casa buscando darle punto final a una historia que siempre leí sin entender el contexto pues sólo el escritor sabe lo que quiere decir o no, sólo él comprende los símbolos o sabe sí hay símbolos, cada mente lee lo que quiere leer. Cada ojo decodifica el mensaje de forma distinta.

La lluvia dejó de golpearnos con furia. Yo miraba atento hacía mi derecha, viendo el paisaje que poco a poco se iba quedando atrás, nunca hubiera adivinado que el viejo había llorado como nunca lo había hecho, se escondió en la tormenta y ahí pudo llorar el mar de lágrimas que había atrapado con la presa del falso valor, el buscapleitos había aceptado su derrota, el chico rudo lloraba buscando a su mamá al descubrirse perdido. Una lágrima, gota que creí último vestigio de la tormenta, fue arrancada de su mejilla por el viento. La lágrima voló un par de metros y se impactó en el asfalto, pasaron algunas horas hasta que el sol se encargó de elevarla al cielo, donde se convirtió en nube y cruzó el país completo.

Esa lágrima decidió arrojarse al mar doce días después de haber sido derramada por el viejo. Quizás alguna vez se vuelvan a a encontrar.

Dejó de llover y el sol hacia rato que se había ido, las nubes se abrieron un poco y yo pude ver unas cuantas estrellas en el cielo aún iluminado. Con la nariz apuntando hacia el cielo pude captar mejor el olor a quemado que venía de algún lado.

-Huele a quemado.
-No mames, debe ser el motor…

El viejo apagó el motor y guió el velero al puerto del acotamiento donde las llantas se enlodaron despacio, la inercia nos detuvo en el punto más alto de un monte desde donde podíamos ver las luces de una ciudad, luces que brillaban como una pequeña galaxia que alguien hubiera enterrado en el suelo.

La noche nos sorprendió a un lado del camino, justo cuando esperábamos a que el motor se enfriara un poco. Sentados en la cajuela comimos papas en silencio hasta que él se atrevió a rasgar el silencio con su voz aguardentosa.

-Me venía acordando de una vez que tu jefe me echó la mano cuando más jodido estaba. Me metieron al bote por una pendejada, pero él fue el único que me echó la mano, le pagó a un poli para que me cuidara.

Entonces el viejo, que hasta entonces había tenido la mirada perdida en la misma estrella que yo había visto hacía rato,me volteó a ver.

-Algunas amistades duran una vida, otras duran lo que dure el dinero. Pero a tu jefe yo lo respetaba, era un grande, siempre echaba la mano a los que necesitaran ayuda, nunca supe que le dijera que no a alguien en desgracia, por eso la pandilla lo respetaba. Yo creo que él me enseñó muchas cosas, es una lástima que no pueda escucharme decir lo mucho que lo respeto, y lo agradecido que estoy con él. Él me decía que me cuidara mucho porque los criminales siempre vuelven a la escena del crimen y yo le decía que no era cierto, pero sí, el otro día fui a la casa donde crecí, ahí donde maté al niño que fui, donde le dije que abandonara sus sueños y lo puse a trabajar. Yo volví a la escena del crimen, pero el único que puede atestiguar en mi contra soy yo, y me veo todos los días en el espejo y me rehuyo la mirada porque sé que me he mentido más de una vez y porque sé que podría ser mejor de lo que soy, pero no le debo yo nada al miedo...
Algunas personas te mienten por compasión, te dicen que todo esta bien mientras sabes que ya te llevó la chingada, algunos están ahí en silencio para escucharte, aún cuando lo que dices no tiene sentido, algunos quieren que estés triste y jodido como ellos, a algunos les da gusto que estés jodido, así ellos se sienten mejor con ellos mismos, algunos sólo están ahí mientras dura el dinero, otros sin estar, son todo lo que necesitas… No sé como le hice para llegar tan lejos sin que me agarraran, él siempre me decía en cartas que no hiciera más tonterías, pero yo lo convencía y él me ayudaba, ahora que lo pienso lo hacía para de alguna manera evitar que me agarraran, porque si yo lo hubiera hecho sólo, me hubieran torcido luego luego… Así de pendejo soy.

-Justo de eso me venía acordando a mitad de la tormenta, y me prometí que no volveré a robar. Fíjate, me prometo no robar mientras conduzco un auto robado y me repito lo mismo mientras descanso sobre ese auto…


Un grillo a lo lejos se atrevió a romper el silencio al cabo de unos minutos y fue entonces que el viejo se deslizó desde la cajuela hasta el suelo con un brinco infantil y regresó al suelo que en otro momento hubiera arrojado una nube de polvo pero que ahora lo recibía con un charco. Con una sonrisa me dijo que seguramente ya podíamos continuar.

El motor parecía dispuesto a no abandonarnos y despertó al primer intento. La idea de estar a punto de llegar nos dio un nuevo impulso. Recorrimos la carretera en silencio unas horas más, algunas nubes nos escoltaron durante el camino, otras decidieron que no tenían nada que hacer ahí y se fueron. Ninguno de los dos vio la estrella fugaz que cruzó el cielo en silencio.

Nos dimos cuenta de que estábamos a punto de entrar a la ciudad cuando el radio que había permanecido encendido pero en silencio, captó una canción que era simple, con letras nada complicadas y por tanto hermosa. Nos recordó lo frágil que es la vida y la forma en que el tiempo puede aplastar nuestros sueños o forjarlos, y en silencio cada uno repasó sus decisiones de vida y nos dimos cuenta de que no eramos lo que queríamos ser. Una epifanía disfrazada de canción nos reveló que la muerte de mi padre era una llamada de atención, su última enseñanza.


Cuando llegamos a la funeraria nos detuvimos en el estacionamiento sin apagar el motor y nos bajamos para exprimir nuestra ropa, fue ahí que vi al viejo encerrado en un cuerpo mas bien musculoso mientras que con una sonrisa infantil exprimía su camisa y entonces logré ver un tatuaje en el lado izquierdo del pecho, donde una calavera portaba orgullosa una corona de letras que no alcancé a leer, y en el abdomen junto al ombligo, pero del lado derecho, vi una cicatriz redonda.

-Te lo dije, a prueba de balas…

Un poco menos mojados decidimos que yo iría a hacer un reconocimiento del terreno mientras él estacionaba el auto.

Cuando entré a la funeraria me dijeron que ya todos se habían ido pues estaban a punto de trasladar el cuerpo al panteón, pues lo enterraban a las siete de la mañana. Le expliqué al personal de la funeraria quién era, pero lo que los convenció fue mi apariencia y aceptaron darnos media hora para despedirnos, eso sí en la parte de atrás porque el salón ya estaba siendo preparado para la siguiente familia.

Me acerqué al viejo que estaba apoyado en el cofre del Dart y le expliqué la situación, mientras caminábamos a la parte posterior de la funeraria él atinó a decir que eso resultaba a nuestro favor.

-Así no los ves y ellos no me ven mi.
-Pues sí, salió algo bueno de todo esto.
-Oye y vas a ir a casa de tu jefe?
-No sé, ¿por?
-No, nomás… Es que si vas estaría chido que buscaras una pequeña agenda que tenía.
-¿Una negra?
-Ándale, ahí tiene todos sus contactos. Y estaba pensando que estaría chido reunir a la pandilla, para que lo puedan despedir, ya sabes… Y para vernos una última vez.


Eso último lo dijo lleno de nostalgia y fue entonces que lo vi besar en silencio la imagen que portaba en su muñeca derecha, una pulsera verde con amarillo que tenía una figura.

-¿Esa pulsera es de san Judas?
-Mucha gente se confunde siempre, es el ilde de Orula…


Ya no pudo explicarme qué era, pues una puerta se abrió e iluminó nuestros rostros que ya miraban con atención en esa dirección y que al instante habían olvidado la conversación recién interrumpida, el empleado de la funeraria se hizo a un lado mientras susurraba que podíamos pasar. Al fondo de un cuarto blanco se veía un ataúd negro cerrado.

Nos acercamos despacio a despedirnos. Jamás pude decir las palabras que tenía planeadas como despedida, en cambio dije lo que me dictaba el alma.





En medio de la noche en algún lugar de la ciudad una señora escucha con atención el silencio, con la mandíbula apretada, espera que los ladrones se conformen con el auto, que se vayan cuanto antes y que no se atrevan a entrar a la casa.
Desea con todo su ser que se larguen cuanto antes y que su esposo no se despierte, para que no intente detenerlos, que por el amor de dios se larguen cuanto antes y se lleven esa carcacha cuanto antes.

A la mañana siguiente Rufino Torres, político corrupto, prepara todo para salir del país, se le ve animado y de muy buen humor, hasta que al abrir la puerta para dejar salir sus perros al baño, descubre que su Dart clásico no está y por un segundo se le detiene el corazón. Corré a la casa mientras su esposa le pide que lo olvide, al cabo es sólo un carro viejo.

-No es por el carro vieja, había guardado el dinero en la cajuela…

viernes, 5 de mayo de 2017

Necesitó que le dijeran que no tenía más tiempo
para entonces comenzar a vivir.

jueves, 4 de mayo de 2017

Por lo que mas quieras, no.

Sí alguien le hubiera preguntado en qué momento dejó de ser niño, no hubiera sabido qué responder. Quizás cuando dejó de ensuciarse las rodillas al jugar, pero no sabía en que momento había ocurrido eso.

Lo qué si recordaba muy bien eran las veces que le habían dicho que no,
que no se metiera las cosas en la boca,
que no gateara lejos de mamá,
que no comiera tierra,
que no se hiciera pipí mientras lo bañaban,
que no jugara con la comida,
que no mordiera a los demás,
que no se metiera los dedos en la nariz,
que no comiera con la boca abierta,
que no jugara con la comida,
que no estaba bien comer helado como desayuno,
que no subiera los codos a la mesa,
que no dejara la tarea del fin de semana hasta el domingo,
que no se le olvidara decir por favor y gracias,
que no jugara dentro de la casa,
que no copiara en los exámenes,
que no aventara bolas de papel,
que no jugara en el suelo,
que no ensuciara tanto la ropa,
que no escupiera,
que no anduviera sin suéter,
que no anduviera en la bicicleta tan rápido,
que no tomara café, pues era un niño,
que no hiciera caras, pues le podía dar un aire,
que no hiciera berrinches,
que no dijera mentiras,
que no dejara subir el perro a su cama,
que no dejara juguetes tirados,
que no se portara mal en la escuela,
que no interrumpiera a sus compañeros,
que levantara la mano para hablar,
que no se distrajera en clase,
que no comiera chatarra al salir de clase,
que no fuera tan respondón,
que no se peleara en la escuela,
que no escuchara música tan fuerte,
que no le respondiera a su mamá,
que no hablara tanto,
que no faltara a clases,
que no le contestara a sus profesores,
que no le pusiera cara a sus primos,
que no viera tanta tele,
que no comiera en la cama,
que no se juntara con malas personas,
que no fumara,
que no tomara alcohol,
que no ignorara a su abuela,
que no se acordara de sus papás más que para pedir dinero,
que no tomara dinero de la bolsa de mamá,
que no usara jamás drogas,
que no estuviera protestando,
que no se metiera con el gobierno,
que no se hiciera el chistoso,
que no gastara su dinero en tonterías,
que no dejara la escuela,
que no escuchara esa música del diablo,
que no se comprara esa guitarra, mejor algo de provecho,
que no pasara tanto tiempo encerrado,
que no se comprara una moto,
que no jugara tantos videojuegos,
que no se durmiera tan tarde,
que no estudiara esa carrera,
que no se conformara,
que no se podía vivir de la música,
que no iba a sobrevivir como artista,
que no perdiera el tiempo escribiendo tonterías,
que no se le olvidara ahorrar,
que no dejara de pensar en el futuro,
que no comiera demasiadas grasas,
que no se desvelara tanto,
que no estudiara esa otra carrera,
que no saliera todos los fines de semana,
que no podía perder el tiempo como cuando niño,
que no olvidara lo importante de la vida,
que no era normal ese dolor en la espalda,
que no debía fumar tanto,
que no tomara tanto café,
que no se desvelara,
que no comprara idioteces, mejor ahorrar para una casa,
que no podía correr como antes,
que no le tuviera miedo al examen de próstata,
que no quisiera sentirse chavo otra vez,
que no se enojara sí las cosas se le caían, es la edad, decían,
que no se preocupe de olvidar las cosas,
que no tomará tanto café, pues le hacía daño,
que no dejara de tomar su medicina,
que no dejara de visitar al médico,
que no dejara lo importante para mañana,
que no ignorara las recomendaciones del médico,
que no se levantara de la cama,
que no se saliera de casa solo,
que no le gritara a la enfermera,
que no le diera pena pedir ayuda para ir al baño,
que no comiera solo, pues tiraba todo,
que no escuchara la tele tan fuerte, pues no todos estaban sordos como él,
que no haga las cosas él, que pida ayuda,
que no,
que no se olvidara de…
que no dejara de comer,
que no se dejara vencer,
que no se olvidara que lo amaban,
que no
que no
que por lo que mas quisiera,
no,

que no se fuera, que por lo que más quisiera no se fuera, que luchara contra esa enfermedad invisible, que había tanto por vivir.


Que no se muriera, que por el amor de dios, no se muriera.  

miércoles, 3 de mayo de 2017

nadie imaginaría ver un fantasma a plena luz del día, quizás por eso se les ve pasear tan felices
son el viejo que nos sonríe mientras el sol pica 
son la señora que nunca tiene prisa
son el niño que ríe cuando todos gritan en el tráfico
son ese perro que te mueve la cola, mientras el mundo te ignora
son el señor que te cede el asiento
son ese recuerdo que provoca una sonrisa
son ese encuentro fugaz con la felicidad, en medio del caos
son esos fantasmas que no provocan miedo
son aquellos que hacen los días mas soportables



cruz.

Algunos adornan sus cuerpos para lucirse en vida, sin saber que hubo alguien que lo único que adornó su tumba fue una cruz de cal. 


martes, 2 de mayo de 2017

Sueño.

Otra vez tocaron la puerta a las tres de la mañana, y con un suspiro me dí a la tarea de levantarme de la mecedora, levanté mi alma encerrada en éste cuerpo carcomido por los recuerdos y lo llevé a la puerta.

Otra vez no había nadie.

Sabía que no iba a haber nadie, lo intuía, desde aquella vez que comenzaron a tocar la puerta a esa hora en que las calles parecieran ser aún más grises, como si pertenecieran al pasado, a algún recuerdo, hora en la que todos duermen, todos menos yo, que a mí edad lo que menos hago es dormir, me la paso en la mecedora acomodando mis recuerdos, extrañando a mis muertos y recordándote a ti.

Quién iba a pensar que te ibas a ir antes que yo, pero como me dijiste ese día en que te cubrí con la sábana para que no te fuera a dar un resfriado, "no te apures por mí, que a donde voy ya no me va dar nada, sólo quiero que te cuides mucho, que yo voy a preparar todo para que cuando tú llegues todo esté listo."

Otra vez tocaron a la puerta y aún cuando sabía que no iba a haber nadie, me paré a ver quién era, pero la calle estaba desierta, sólo los perros rompían el silencio y pude comprender su llanto, pues querían espantar a la muerte.

Sólo hoy entendí que eras tú quien tocaba la puerta, para decirme que estaba todo listo.

Hoy, después de muchos años, me ha dado sueño temprano, iré a la cama para que cuando vengas a buscarme, esté yo lista.

lunes, 1 de mayo de 2017

Vacío


Su intención era iluminar las calles con su arte a ritmo de rock. Comenzó con la idea de hacer los murales más realistas posibles, el talento lo tenía, pero jamás consiguió un alma caritativa que cediera los muros de su casa ante su arte.

Comenzó a desesperarse quince años después, cuando la crisis de los cuarenta estaba a cinco años de distancia y como siempre le gustó adelantarse, decidió comenzar antes y decidió que de lo poco que ganaba separaría una parte, comenzó a invertir en materiales, latas de pintura, máscaras protectoras, una sudadera negra, guantes de cirujano y una mochila. 

Las calles las recorría antes de que saliera el sol, dejando su mancha de mierda en cuanta pared se encontrara poco iluminada, al cabo su arte debía ser visto de día, unas flamas que pretendían ser su nombre y símbolo del fénix que resurgía en él, lleno de vida.

No quería ser parte de la estadística que nace, crece, trabaja, trabaja, se jubila y muere, quería ser parte de la decadencia que estresaba a los peatones en su diario acontecer, quería ser el idiota que causaba el tráfico al subirse al transporte en doble fila, quería ser el ser inmundo que manchaba la belleza del espejismo que otros se esforzaban por mantener, deseaba ser aquél que hiciera cabrear a las abuelas que descubrían su barda profanada, justo cuando salían antes que el sol a barrer, pretendía ser aquél que se burlaba de aquellos que bebían café de franquicia a ritmo de bossa nova, buscaba ser aquél que maldecía con voz estentórea al cruzar frente a un jardín de niños, aquél que todos envidiaran pues él los envidiaba a ellos.

Quería ser el testimonio de la decadencia, el factor caos de una ciudad que llevaba años hundiéndose en mierda. Quería ser la cereza del pastel, sabiendo que ese espacio, al ser profanado por él, ya no le pertenecía, pues era la invitación a que otro profanara su profanación, era invitación y reto, se convertía en provocador de los provocadores visuales.

Pretendía ser poeta al decir que su arte era conocido como flamear, deseaba ser una sombra, anónimo y ausente, carente de rostro, que su arte fuera el autor y él la obra, mutante. Su deseo de anonimato fue absurdo, el primer imitador se descubrió en Barcelona, después se esparcieron por todas las grandes ciudades del mundo y entonces su símbolo le dio asco y decidió que retirarse era lo mejor.

No supo como reaccionar cuando una mañana encontró una flama en la puerta de su edificio, pensó que era una broma, pero después se supo víctima de su profanación, violado por su concepto y objeto de su decadencia. Días después, cuando quiso una foto de su retrato, descubrió que alguien había vomitado tinta negra que pretendía ser unas letras por sobre él, y entendió que no era nada, no podía ser causa, sino consecuencia, no estaba a la vanguardia, era tan sólo un efecto, parte de un todo que nadie sabe cuándo comenzó y que nadie sabe si acaso se detendrá.


domingo, 30 de abril de 2017

Vivir o no hacer.



Quizás al morir, escucharemos una grabación con todas las veces que nos dijeron que no hicieramos algo.
Y veremos el tiempo, y las experiencias que perdimos por cada vez que hicimos caso.

Inspiración.

A veces me quedo esperando a la inspiración, como aquella amante que decide no volver y de la que aún no hemos saciado nuestro apetito.
Miro por la ventana, escucho atento el silencio y pretendo descurbirla detrás de aquellas sombras que estáticas se mantienen al fondo de la habitación, y entonces me pongo a escribir al azar, acomodo letras una tras otra sin verdadera visión, tan sólo balbuceo ideas, regurgito conceptos al beber café, pretendo plasmar recuerdos ajenos de forma mas o menos bella, busco impresionar ojos ciegos, miradas ausentes, pretendo saciar mi ego.

Y mientras tanto la sigo esperando, con un café que humeante me susurra su nombre y yo me entretengo, juego con fantasmas del pasado.


Quizás mañana se decida a venir, esperemos que mis manos aún obedezcan a este cuerpo decadente.

jueves, 27 de abril de 2017

Until we meet again.


El sol ha muerto en el patio del hospital, algunos murieron con él, 
algunos suspiraron aliviados al verse aún conscientes de su enfermedad, algunos lloraron de felicidad, algunos se mordieron el labio para contener la tormenta de lágrimas al escuchar la noticia del deceso de un familiar amado, algunos rezaron para agradecer, algunos rezaron deseando que eso terminara el dolor, algunos simplemente cerraron los ojos, algunos ignorarán hasta el final de sus días lo que hoy ha sucedido. 

Algunas sonrisas no las veremos (ja)más. 

domingo, 23 de abril de 2017

Micro tuneada.



Aquí sólo se escucha cumbia progresiva. 
El pasaje se toma a cuenta del cover. 
Los empujones no son tal, sino una insinuación al perreo. 

 

viernes, 24 de febrero de 2017

De regreso a casa.

Uno ensaya en el contrabajo, una lee un libro en su iPhone, otro busca palabras en un crucigrama,  unos platican de lo duro del día,  otros platican la película recién vista,  otros comentan la desgracia familiar,  uno cuenta sus sueños y desea sean realizados, unos bostezan sin ganas de seguir, uno escribe en su celular,  uno trata de memorizar algunas fórmulas,  uno trata de ocultar sus ojos rojos y su boca pastoza, uno abraza su mochila y piensa en lo que será, uno manda al carajo lo que fue, uno me mira curioso, uno vende piratería con la esperanza de hacerse rico, uno mira a los lados desconfiado,  uno extraña,  otro odia, uno es, otro pretende,  todos en un mismo espacio, sin comprender que todo son uno. 

Todos son el mismo y único. Tan independiente y tan ajeno.

lunes, 20 de febrero de 2017

February 20, 2017 at 06:24AM 19.4697468

falta poco para que salga el sol algunos ya llevan rato despiertos otros no volverán a despertar es curioso como la rutina puede más que la empatía es curioso que la indiferencia sea tan grande

domingo, 19 de febrero de 2017

Enjoy your worries

Uno mira con atención el contenido del refrigerador, sin siquiera tener hambre, mientras el otro mira con atención el fondo del bote de basura, tratando de encontrar algo para comer.

Recuerdos.

Si no me crees, pregúntale a mi sombra, ella estuvo ahí.
Llovió un mar sobre la ciudad y terminó espantando a los comerciantes que por primera vez, se fueron a dormir temprano y cuando la lluvia se cansó de mojar la ciudad, ellos ya no le vieron sentido a salir otra vez y por primera vez el silencio se pudo apreciar desde la medianoche de un viernes de quincena.

La lluvia hacía rato que había terminado y sin embargo una gotera se mantuvo toda la noche, el charco vibraba un segundo, recuperaba la calma y un segundo después otra gota golpeaba su lomo.

El sol tardaría mucho en asomarse y sin embargo él ya llevaba rato tarareando esa vieja melodía que era recuerdo, constancia de otros tiempos. El agua comenzó a hervir en la estufa mientras él se ponía los anteojos.

Asomó la nariz por la ventana y sintió una brisa fría que había salido temprano a pasearse por el barrio, la basura que generalmente acompañaba la madrugada de los sábados no estaba y comprendió que la lluvia había ahuyentado la peste que eran sus congéneres y le dio gusto que los comerciantes no hubieran hecho el acostumbrado ruido, pero al cabo de un momento se sintió mal, pues quién era él para juzgar a los demás, siendo que él mismo había pagado una condena en prisión por haber hecho mal.

Todos pueden cometer errores, la cuestión está en que a algunos los errores se los cobran. Algunos errores tienen más peso que otros, algunos errores quedan con un lo siento, algunos errores te cuestan veinte años de tu vida.

Es curioso como la memoria decide quedarse con aquello que más nos duele y lo tiene a la mano para que en cualquier momento, en cualquier pretexto, te lo arroje a la cara y te recuerde que la haz cagado. Algunas palabras se dicen a la ligera, en momentos de enojo se puede amenazar a alguien de muerte o simplemente se le desea como castigo, pero hay ocasiones en que la muerte es accidental, es algo tan simple que resulta inverosímil. Él había discutido con su casero, una serie de insultos y ante el acorralamiento un empujón, quién iba imaginarse que el tipo iba a romperse el cuello tan fácil, y así nomas, una vida le costó veinte años que iban a ser cuarenta, pero gracias a su buena conducta, llámese buena conducta a su docilidad y sumisión, le redujeron la condena.

Le regresaron en una bolsa un pantalón, una camisa, el libro que había traído para leer durante todo ese tiempo, unos tenis y un encendedor. Cuándo pregunto por el dinero que traía , se rieron de él y un policía mal encarado le amenazó, que se largará sin hacer pleito, o lo volvían a encerrar.

Poco sabía del mundo cuando entró, qué podía esperar al salir. Consiguió trabajo en una obra sacando escombro y cuando todos se iban a descansar, él se escondía y dormía en los cimientos. Poco a poco se pudo comprar otros pantalones, dejó de pedir cigarros y compraba los suyos, pudo rentar un cuarto, pudo comprar una pequeña estufa y meses después el tanque de gas para hacerla funcionar. De cartón pasó a colchoneta para dormir, ahora tenía seis pares de calcetines y se le inflaba el pecho de orgullo al verlos todos sin ningún agujero, todo un record.

La ciudad comenzó a despertar poco a poco y supo que pronto ese momento de comunión daría paso al bullicio, todos comenzarían a salir corriendo de sus casas, con prisa por llegar a otros lugares, escuelas, trabajos, oficinas de gobierno, hospitales, algún tianguis, o lo que sea que hicieran en sábado para sobrevivir.

Le dio risa como la gente se queja de su realidad, siempre, sin saber que siempre habrá alguien más jodido. Siempre.

El vaho que exhalaba el café desde su taza le empañó los anteojos y justificó una lágrima que se asomó a ver calle mojada. 

sábado, 18 de febrero de 2017

Día de feria.



Solíamos girar en un carrusel, un caballo de plástico nos permitió ser felices en una feria de barrio, girabamos detrás de un elefante y delante de un camello, siempre al ritmo de una pianola, la gente desesperada por pasar, mientras los padres esperaban con mirada tediosa que pretendía ser alegre al mirarnos, la gente cuidando sus carteras, de los ladrones y del gasto excesivo.

Algodones de azúcar y olor a carne quemada, recuerdos del pasado, recuerdos que huelen a mantequilla y saben a palomitas.

Los gritos se elevan al cielo y ahí se confunden con las risas. Algunos suspiran después de tanto reír. Un niño llora y pide que las tazas no giren más, pero es en vano. 
Los carritos chocan y sorprenden a más de uno, algún dedo machucado o alguna frente que golpea un tubo o alguien que se muerde la lengua, pero en general todo es diversión, diversión delimitada por cuántos minutos puedes pagar.

Algunos se entretienen lanzando canicas, buscando sumar puntos y obtener algún regalo, otros confían en su puntería y lanzan dardos, otros "pescan" figuras de plástico que asemejan peces, mientras sus acompañantes disfrutan un algodón de azúcar. 

El día comienza a teñirse de azúl y el naranja con rojo se difumina en el horizonte, quizás espantado por la música que vomitan esas bocinas luminosas. Las nubes escoltan al sol en su camino a la eternidad, o acaso se retiran, pues no soportan interponerse entre los enamorados y la luna.

A lo lejos pasan unos niños que le preguntan a su padre si pueden pasar un rato a los juegos, pero el les responde molesto que no, molesto por no tener dinero, molesto por no poder escuchar a sus hijos reír 

universos paralelos

Se dio cuenta quizás demasiado tarde.

El primer indicio fue el dolor de cabeza, aún después de haber dormido más de ocho horas.
El segundo fue el mal humor y el tedio que le acompañaba al despertar, y cómo no iba a ser, si acababa de abandonar una realidad que era perfecta.

La gente no le creía y fue por eso que dejó de explicarle a la gente lo que sucedía en sueños, o gracias a los sueños.

Sólo en un viejo diario detalló que al soñar nuestra consciencia abandona ese cuerpo que usamos durante el día para abandonarlo y viajar a un universo paralelo, donde se encontrará otra vez nuestro cuerpo, pero en una realidad distinta y entonces tenía sentido que al abandonar el cuerpo del yo exitoso y millonario, se despertara de malas al saberse humilde y mediocre.

Al principio le sorprendió que algunas realidades no cambiaban mucho, pero después se encontró en situaciones increíbles, se encontró siendo actor porno, artista de televisión, escritor de novelas de terror, guionísta de un programa para niños, travesti, actor de doblaje, escritor, contador de chistes, pirata cibernético, modelo de ropa interior, doctor especialista en diabetes, técnico de iluminación en un programa de cultura, sicario, asesino a sueldo, falsificador de billetes, dueño de una tienda de pelucas, artísta gráfico, jala cables de una banda de ska, peón en un campo de arroz, estilista canino, músico de cámara y a veces tan sólo él.

Algunas ocasiones su realidad era la misma, pero él era el que cambiaba, en ocasiones podía decir que no sin chistar, en otras tenía que agradar a los demás a costa de su autoestima y era capaz de dejarse pisotear en un trabajo seguro, con tal de tener seguridad financiera, mientras que otras veces no tenía para comer pero se sentía feliz, a veces cantaba en medio de un temblor de 8.9 grados, otras veces se orinaba en los pantalones cuando la mujer que le gustaba le devolvía la mirada, a veces entrenaba perros de ataque, domaba osos y era capaz de calmar leones con sólo levantar la voz, otras no podía tomar una decisión por sí mismo, a veces tenía el valor para mandar todo al carajo sin tener la seguridad de que mañana iba a tener dónde dormir, mientras que otras veces agradecía las patadas en el trasero que le daba la vida a cambio de un sueldo fijo.

Cuando descubrió que podía pasar más de un día en una misma realidad se sintió extasiado, siempre se decidía por aquellas donde era rico y poderoso o tenía todo lo que algún día había soñado, pero pronto se dio cuenta de que él lo que más quería era aprender y entonces agradeció cada vez que tenía una existencia humilde, pues era cuando aprendía más, con hambre se disfruta más la comida, es el mejor sazonador, con frío se aprecia más el calor del sol y en medio de la soledad, se aprende a disfrutar a las amistades que de otra forma podrían empalagarnos.

Él creía que la gente estaba loco al no darse cuenta de qué era lo que sucedía, pero entonces comprendió que la realidad del día es la única que la persona concibe, se sabe rico el día que es rico y el día que sea pobre, se sabrá pobre, pues la gente sólo vive en su realidad del día a día.

También comprendió que algunos compartían su secreto y que ellos habían decidido vivir una vida tan sólo, desconectándose de todas las demás realidades.


Quizás podamos coincidir en el próximo sueño, o realidad, llámalo como quieras.




viernes, 17 de febrero de 2017

anforismo





el borracho se cree filósofo, y hace preguntas en voz alta, sólo para encontrar el ensordecedor silencio y los gritos de los demonios del pasado, que le gritan desde el fondo de una anforita. 


miércoles, 15 de febrero de 2017



una mota de polvo que adquiere consciencia de si mismo

o

el universo mismo que adquiere consciencia de si mismo





de ti depende.

domingo, 12 de febrero de 2017

No podía olvidarla por una simple y sencilla razón: no quería olvidarla. Estaba seguro de que era ella quien le enviaba esos correos que ofrecían incrementar esa parte masculina que (casi) nadie ve, pero alrededor de la que gira la vida de todo hombre. Era ella la que enviaba la promesa de un crédito sin acaso revisar el buró de crédito. Se podía distinguir su letra en esos pixeles que prometían aliviar todos sus dolores. Su gramática accidentada se notaba en aquél correo que pretendía imitar el acento de un príncipe ugandés. La falta de acentos tan sólo evidenciaba su prisa por decirle te extraño.

Era claro que ella no lo podía superar y por eso lo acosaba con correos electrónicos, cada día más ocurrentes, cada día más obvios, cada día más desesperados.

Él leía con calma los desesperados e ingeniosos intentos de decirle, “te extraño”, varias veces resistió el deseo de responderle.

Resultado de imagen para spam email




No fue capaz de borrar sus correos, en momentos de debilidad acaricia con nostalgia esa carpeta que lleva por nombre "ella".

viernes, 10 de febrero de 2017

Veneno.


Algunos desean morir con todas sus fuerzas pero son cobardes y por tanto utilizan venenos que no tienen la fuerza necesaria para terminar con sus días, a falta de un punto final, llenan sus días con comas, con pequeñas pausas, un café, un cigarro, alguna droga fuerte, un whisky doble en mitad de la noche de un lunes, siempre habiendo una justificación; un día muy pesado, una existencia muy pesada, un minuto de duda, una galaxia que colapsa con otra , una mirada indiferente que nos traspasa, siendo que deseamos que esa mirada nos llene, nos complemente, nos quite ese vacío que somos y que por tanto jamás podrá llenar nadie, más que uno. Pero cerramos los ojos ante la realidad y por tanto cerramos los ojos al beber nuestro veneno, al inhalar una bocanada que nos robará un suspiro. Quizás el último.

Algunos venenos se usan de forma consciente y se utilizan para potencializar el dolor, para disfrutar la angustia, para tener un orgasmo sádico, para poder mirar al infortunio a los ojos y de forma retadora decirle: “¿es todo lo que tienes para mí?”

El sol muere poco a poco y a nosotros poco nos interesa, caminamos sobre millones de muertos, por sobre sus ideas que nadie escuchó con seriedad, por sobre los millones de suspiros dedicados a otros muertos y nuestra indiferencia nos permite decir que nuestros problemas son los mayores, los importantes, los que han de detener al mundo.

Un veneno que mate la angustia de tantas decisiones no tomadas, de tantos no que no se dijeron a tiempo, de tanto que se pudo hacer y que ahora tan sólo carcome la memoria, obligándonos a recordar lo que deseamos olvidar y difuminando los rostros que no podemos ver más. 


Algunos ríen mientras disfrutan su dosis para llorar en silencio mientras su vida se les va de la mano. El deseo de hacer permanente lo efímero, trascendente lo banal, darle magnánima proporción a esa mota de polvo que adquirió consciencia y que regurgita ideas ajenas para adornar su ego.

lunes, 6 de febrero de 2017

me falta la lluvia...



estos ultimos díashe sido capaz de escribir muchísimos borradores, un record personal. lo triste es que ninguno pasé de ser incipiente semilla.


el árbol de lagrandeza que ha de dar sombra a mi apellido se encuentra lejos, muylejos.  

sábado, 4 de febrero de 2017

Sueños



Se imaginaron el uno al otro en sueños, ahora se buscan como ciegos.

En medio de la nada se respiraba el fuego del desierto, el sol iluminaba todo, curioso. Las nubes hacía meses que no se asomaban por aquí, pareciera que no volverían jamás.

La soledad sentía como el viento le acariciaba el rostro, despacito.

Él jamás podría haber imaginado que era un sueño. Era una realidad, un momento condenado a ser olvido, pero realidad al fin de cuentas.

Ella lo encontró buscando comida, y los dos se vieron como dos desconocidos, sin saber que les quedaba la eternidad para derrumbar esas barreras mentales que nos separan. Y así, utilizaron las cenizas de sus miedos para cimentar un castillo, donde ella sería le reina y él, el dragón que la protegería de todo y de todos.

Ahora en sueños ella se acurruca mientras él acaricia su cabello y un día que no termina nunca, los mira amarse por siempre.

Los soñé en una ocasión, hace años, y me pregunté hoy qué sería de ellos .

En medio de la nada de mi imaginación se aman por siempre y se platican las historias mas hermosas cada día, él inventa tesoros que ella guarda para siempre

A veces me da pena ser mortal y no por mí, no por ego, sino por ellos que han de morir conmigo, o acaso su amor perfecto, ha trascendido la mundana mente que los concibió y tienen ya su propia realidad, un universo paralelo que es único y propio de ellos.

Eso, sería mi consuelo.