
Y mientras sonaba "La mano de Dios" de Rodrigo, pensé en las tantas cosas que vivimos mientras oíamos esa canción.
Pretendiendo bailar a tropezones, la risa acompañando el "olé olée ooléee oléeee Dieeegoooo Dieegooooo".
Escribir cosas que ya no están, pero las llevo en el corazón y en la mermada memoria con cariño, transmitir un sentimiento al frío teclado.
Quién sabe dónde estés hoy. Yo sigo donde siempre, en el bando de los buenos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario