lunes, 2 de enero de 2012

Muchas cosas que se viven por primera vez, y recordarlas nos hace sonreír.


El primero de enero de este año, desperté recordando aquella frase de Azteca, cuando Mixtli llega a Tenochtitlan con su padre y este le dice: "Mira todo lo que puedas, hijo Mixtli. Tú puedes ver esta maravilla y muchas otras más de una vez, pero siempre y por siempre habrá sólo una primera vez."

Incluso después de haber leído esa línea por primera vez, sentí que nunca había encontrado una verdad tan grande. Y es que hay tantas cosas que he hecho muchas veces, pero la primera vez siempre nos marca, es el antecedente para toda experiencia futura.
Y así sin más, comencé a recordar aquellas situaciones que en algún momento fueron novedosas, fueron la inauguración por decirlo de alguna manera, como aquellas tardes lluviosas escuchando radio, con una libreta lista para anotar los nombres de las canciones y grupos que me gustaban, o la primera vez que escuché la mano peluda, en casa de mi amigo Julián. De ahí se volvió una tradición escucharla, y ya entrada la noche yo tenía que regresar a casa, y siempre me sugestionaba al punto de escuchar ruidos o sentir que alguien me seguía.

O aquella vez que me dejaron ir de vacaciones con un amigo, sólo su mamá, su hermana mi amigo y yo, allá en Cuautla estaría el novio de la mamá, fue la primera vez que viajaba sin la protección materna, fueron unas maravillosas vacaciones, llenas de situaciones nuevas. En ese viaje estuve a punto quizá sino de matarme si de partirme la cara, mi amigo Mauricio tenía unas pequeñas motos, en las cuales nos salíamos a dar el rol por todo el fraccionamiento, en una ocasión yo perdí el control de la moto y ante un terreno baldío en el que habían excavado, aceleré por nervios, pero un señor de barba detuvo mi moto, sujetándola de la parrilla trasera, lo que me dio la oportunidad de frenar por completo, cuando asomé la cabeza al terreno me di cuenta de que era por lo menos un piso de alto la profundidad, y cuando voltee en busca del señor, para darle las gracias, ya no había nadie.
Era un gran fraccionamiento, muchos terrenos baldíos, muy pocas casas y una que otra construcción, las calles eran empedradas, y para llegar a la tienda a la entrada del fraccionamiento, desde la casa de mi amigo, eran unos cuarenta minutos caminando. Una vez fuimos a la tienda porque a mi amigo le gustaba la niña que ahí vivía, pasamos horas platicando y tomando chaparritas, cuando nos sorprendió la noche y tuvimos que regresar alrededor de las once y media o un poco más. Mientras caminábamos hacia la casa de mi amigo, después de recorrer dos tres calles, entramos en la calle más larga de nuestro camino, en ambos lados de esta calle había terrenos baldíos, y conforme íbamos avanzando escuchamos que a nuestro lado izquierdo se escuchaban pasos entre las hierbas secas. Sin dejar de caminar volteamos, esperando ver un perro, o algún animal, pero mientras observábamos, de nuestro lado derecho se escuchó el mismo sonido, algo o alguien avanzaba a nuestro lado. Siempre que volteábamos a algún lado, del lado opuesto escuchábamos los ruidos.
Sólo nos volteamos a ver, abrimos los ojos con miedo y corrimos hasta su casa. Nos tomó alrededor de media hora recuperar el aire, por el esfuerzo y por el susto.

Recordar el llegar a casa, abrir el empaque, poner el cassette en el estéreo, sacar el booklet, o librito, y conforme avanzaban las canciones leer las letras, poner atención al arte del cassette, acostado en la cama, sin tenis, los pies jugando uno con otro, como masajeándose, el booklet a la altura de los ojos, siguiendo las letras, y en aquellas partes de melodía, bajar el librito a la altura del pecho, escuchar con atención la melodía y en aquella parte del solo, abrir los ojos, incorporarse de prisa y al tiempo que te levantabas a regresar al cinta mientras decías, "ah no mames! cómo estuvo eso!?" y con un tacto preciso, fruto de años de práctica, detener la cinta justo antes del comienzo del solo, ponerle play y subirle un poco más, para identificar mejor cada sonido, y que se grabe en la memoria el estribillo, para después repetirlo en la mesa al comer, al bañarte, camino a la escuela, con los amigos, sentado esperando a alguien, o simplemente para acompañar la grabación en las tardes, haciendo la tarea, comiendo algo, o viendo el techo porque no podías salir, castigado.

Hace mucho que no hago algo por primera vez, o quizás sí, pero no les he puesto atención, he hecho muchas cosas por rutina, y aunque siempre procuro ver lo bueno de cada situación y siempre busco hacer algo por vez primera, este día amanecí con verdadera intención de hacer algo por primera vez y que este año esté lleno de situaciones similares.
Así que salí con rumbo indeterminado, pasé por el centro compré algunas cosas, bebí un red bull y ya después de ver que casi todo estaba cerrado, decidí regresar a casa. En el Toreo me puse a jugar en las maquinitas en las que uno juega cinco pesos y puede "multiplicar" esa moneda, es sólo cuestión de azar, es como un juego de feria de canicas, ese en el que hay que sumar puntos y dependiendo del resultado, es el premio, pues esto es igual, ya llevaba unos cincuenta pesos ganados cuando decidí jugar por última vez, las pelotitas hicieron lo que quisieron, siempre oponiéndose a mi deseo, cuando tiré la quinta pelotita, la maquina comenzó a hacer ruidos, como de estar pensando, yo ante mi inexperiencia comencé a presionar botones a lo güey, cuando un señor, de esos que venden "heladas" me dijo, "no joven, no le pique porque si no se traba y no le van a pagar..." Me explicó que había ganado como 250 pesos, que me esperara, cuando vi que el ruido había cesado y que ya podía reclamar el premio, el señor me dijo que tuve suerte de no trabarla, las monedas comenzaron a caer y cuando quise agradecerle al señor y compensarlo con algunas monedas, ya se había ido. Es la primera vez que gano tanto dinero en un juego de azar.

Y si bien no podré tener momentos memorables e hilarantes como aquella primera cita, en la que fui al cine con novia y su familia, tíos incluidos, sé que podré tener nuevas cosas por vivir por vez primera, quiero viajar en globo, quiero ver una aurora boreal, quiero ver una lluvia de estrellas, quiero conocer chiapas, quiero publicar un libro, quiero terminar mi cuento del koala tingo, quiero comprarme un bajo, quiero ver a Orphaned Land en vivo, quiero comprarme una buena cámara, quiero una máquina de escribir, y quizá este año cumpla algunos propósitos, lo que sé es que día a día voy a poner atención a lo que me suceda y enfocarme en lo positivo.

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