Sí alguien le
hubiera preguntado en qué momento dejó de ser niño, no hubiera
sabido qué responder. Quizás cuando dejó de ensuciarse las
rodillas al jugar, pero no sabía en que momento había ocurrido eso.
Lo qué si recordaba
muy bien eran las veces que le habían dicho que no,
que no se metiera
las cosas en la boca,
que no gateara lejos
de mamá,
que no comiera
tierra,
que no se hiciera
pipí mientras lo bañaban,
que no jugara con la
comida,
que no mordiera a
los demás,
que no se metiera
los dedos en la nariz,
que no comiera con
la boca abierta,
que no jugara con la
comida,
que no estaba bien
comer helado como desayuno,
que no subiera los
codos a la mesa,
que no dejara la
tarea del fin de semana hasta el domingo,
que no se le olvidara decir por favor y gracias,
que no jugara dentro
de la casa,
que no copiara en
los exámenes,
que no aventara
bolas de papel,
que no jugara en el
suelo,
que no ensuciara
tanto la ropa,
que no escupiera,
que no anduviera sin
suéter,
que no anduviera en
la bicicleta tan rápido,
que no tomara café,
pues era un niño,
que no hiciera
caras, pues le podía dar un aire,
que no hiciera
berrinches,
que no dijera
mentiras,
que no dejara subir
el perro a su cama,
que no dejara
juguetes tirados,
que no se portara
mal en la escuela,
que no interrumpiera
a sus compañeros,
que levantara la
mano para hablar,
que no se distrajera
en clase,
que no comiera
chatarra al salir de clase,
que no fuera tan
respondón,
que no se peleara en
la escuela,
que no escuchara
música tan fuerte,
que no le
respondiera a su mamá,
que no hablara
tanto,
que no faltara a
clases,
que no le contestara
a sus profesores,
que no le pusiera
cara a sus primos,
que no viera tanta
tele,
que no comiera en la
cama,
que no se juntara
con malas personas,
que no fumara,
que no tomara
alcohol,
que no ignorara a su
abuela,
que no se acordara
de sus papás más que para pedir dinero,
que no tomara dinero
de la bolsa de mamá,
que no usara jamás
drogas,
que no estuviera
protestando,
que no se metiera
con el gobierno,
que no se hiciera el
chistoso,
que no gastara su
dinero en tonterías,
que no dejara la
escuela,
que no escuchara esa
música del diablo,
que no se comprara
esa guitarra, mejor algo de provecho,
que no pasara tanto
tiempo encerrado,
que no se comprara
una moto,
que no jugara tantos
videojuegos,
que no se durmiera
tan tarde,
que no estudiara esa
carrera,
que no se
conformara,
que no se podía
vivir de la música,
que no iba a
sobrevivir como artista,
que no perdiera el
tiempo escribiendo tonterías,
que no se le
olvidara ahorrar,
que no dejara de
pensar en el futuro,
que no comiera
demasiadas grasas,
que no se desvelara
tanto,
que no estudiara esa
otra carrera,
que no saliera todos
los fines de semana,
que no podía perder
el tiempo como cuando niño,
que no olvidara lo
importante de la vida,
que no era normal
ese dolor en la espalda,
que no debía fumar
tanto,
que no tomara tanto
café,
que no se desvelara,
que no comprara
idioteces, mejor ahorrar para una casa,
que no podía correr
como antes,
que no le tuviera
miedo al examen de próstata,
que no quisiera
sentirse chavo otra vez,
que no se enojara sí
las cosas se le caían, es la edad, decían,
que no se preocupe
de olvidar las cosas,
que no tomará tanto
café, pues le hacía daño,
que no dejara de
tomar su medicina,
que no dejara de
visitar al médico,
que no dejara lo
importante para mañana,
que no ignorara las
recomendaciones del médico,
que no se levantara
de la cama,
que no se saliera de
casa solo,
que no le gritara a
la enfermera,
que no le diera pena
pedir ayuda para ir al baño,
que no comiera solo,
pues tiraba todo,
que no escuchara la
tele tan fuerte, pues no todos estaban sordos como él,
que no haga las
cosas él, que pida ayuda,
que no,
que no se olvidara
de…
que no dejara de
comer,
que no se dejara
vencer,
que no se olvidara
que lo amaban,
que no
que no
que por lo que mas
quisiera,
no,
que no se fuera, que
por lo que más quisiera no se fuera, que luchara contra esa
enfermedad invisible, que había tanto por vivir.
Que no se muriera,
que por el amor de dios, no se muriera.
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