viernes, 20 de julio de 2012

En esencia todos somos uno.

En esencia todos somos uno.

No hace mucho confirmé algo que me venía dando vueltas en la cabeza, no quería creerlo, dada la fuente, una señora que de mala fe me hizo suponerlo, pero afortunadamente lo confirmé de alguien mucho más cercano. Mi historia, la que yo creía, no fue la que creí durante años.

De familia humilde, en un orgasmo fui concebido, nací para ser entregado a un mejor futuro, no me arrepiento, pero ahora me surgen dudas, demasiadas.

Quién fue mi madre, mi padre, mis hermanos, qué es de ellos.
Quizás me he cruzado con ellos en la calle y yo sin saberlo. Quizás esa señora a la que cedí mi asiento tuvo dolorosas horas de parto a cambio de que yo naciera sano. Quizás aquel señor al que le di un desayunó por compasión, era más que un extraño.

No me gusta la desigualdad, lo llevo tatuado en mi psique, jamás he creído en la superioridad. Me duele que alguien muera de hambre, es un absurdo.

Fui bendecido con una familia amorosa que me adoptó como propio, y yo hago lo mismo, los amo, jamás deben dudarlo, pero ultimamente deseo conocer esa parte que me falta, la parte que podría completar una parte del rompecabezas que es mi historia.

Quizás el tiempo ha pasado, quizás es demasiado tarde. No lo sé, pero no quiero dejar dudas en mi corazón, que son las que más atormentan.

Aun recuerdo cuando esa señora me dijo "me parece irresponsable adoptar un niño siendo tan grande, es una tontería nomás traer niños a lo tonto", y con música le perdono, ella no tiene bases para juzgar, ni yo bases para condenarla.

Con una sonrisa pienso que la vida son esos momentos que uno va sintiendo, esos que se vuelven recuerdos y que al estar arrugados nos harán sonreír.

A mi madre que me dio a luz, le doy las gracias por la vida, a mi madre que me dio vida y educación, le doy mi infinito cariño, una sonrisa siempre que digo su nombre, y las gracias por decirme lo que estaba mal, por mostrarme que todos somos iguales.

Aun le recuerdo disfrutando un helado despacio, como se debe disfrutar la vida. Y a mi madre biológica, el deseo de darle las gracias en vida, y si esto no es posible, ya nos veremos los tres, sentados en una mesa, disfrutando un helado, compartiendo impresiones de eso que es tan efímero, la vida.

Mi madre biológica quizás dirá "eres todo un caballero", y Gloria, mi amor, me dirá, "baja los codos de la mesa", siempre buscando obtener lo mejor de mi.

Gracias, donde quiera que estén.