domingo, 31 de diciembre de 2023

whispers

31-12-2023 09:02

Recuérdame que soy el universo adquiriendo consciencia.
Recuérdame que fui hecho a su imagen y semejanza, que soy su hijo más amado y el hijo pródigo.
Dime que el sufrimiento que siento en ésta reencarnación tiene un sentido ulterior y que hay una recompensa.
Convénceme que aunque no soy guerrero jaguar o águila, tengo derecho al Tonatiuichan, donde Tonatiu me mirará con el orgullo que ningunos ojos me han mirado y me dará la bienvenida.
Hazme creer que todo esto tiene un propósito y un significado, porque estos últimos días no he podido encontrarlo.
Dime que en algún lugar nos volveremos a ver y sin miedo al qué dirán bailáremos todas esas canciones que nos emocionaron cuando nuestras líneas de vida eran hilos de la misma tela, indistinguibles por separado, fuertes y resistentes unidos a otros. Hoy soy el hilo que sobresale y a veces molesta pero que no jalas por miedo a hacer mas daño. 

Aunque sea sin ganas, escucha lo que ocupa mi mente, eso que no quiero contar a nadie, pero que no quiero estar cargando por siempre. Son mis sentimientos, esos que la gente se apresura a corregir, a decirte que no pienses eso, quiero que me escuches, simplemente que estés mientras yo dejó salir los cuervos que han estado picoteando mi mente, puse un espantajaros que dice "estoy bien", pero ahora caigo en cuenta de que los cuervos no hablan español. 

Por favor dime algo que me permita olvidarme de todo el ruido que es mi mente, quiero sonreír, quiero pasar un buen rato, quiero creer que te acuerdas de mí, esa sería la mentira mas hermosa, que mi nombre aún significa algo y que te provoca una sonrisa y una estampida de recuerdos te viene a la mente y sin poder evitarlo, sonríes y repasas las imágenes carcomidas por el tiempo que algún día fueron vívido presente y que hoy apenas se distinguen los rostros, una canción suena mientras ves mi rostro y quiero creer que sonríes. O acaso entrecierras las persianas de los párpados y preguntas, quién es ese, y tratas de hacer memoria, pero nada, un débil parpadeo de borrosas imágenes, la película ha sido devorada por la polilla del tiempo. 

Me pregunto ¿qué estás haciendo? Yo estoy tratando de escribir de nuevo. Aferrándome a eso que una vez me hizo sentir tan vivo. Deseando que la memoria muscular guíe mis manos y pies a la salida, porque en esta bodega que vivo se ha fundido el foco de la razón y me siento perdido, tengo que abrir una ventana o la puerta para encontrar algo de claridad, pero sólo tropiezo con cajas donde guardo mis inseguridades y miedos, esos que prometí que iba a tirar, pero ya sabes cómo soy, guardo cosas pensando que algún día las puedo ocupar, como mi caja de cables, la que está junto a los sueños de infancia. 

Hoy más que nunca me vendría bien una voz que desde la oscuridad me guíe. Siempre creí que Pepe grillo era la manera perfecta de representar la consciencia, porque en el oscuro bosque del inconsciente, cuando más riesgo corres de perderte es de noche, entonces un grillo puede escucharse y ayudar a orientarte, no sabés exactamente donde está, pero lo percibes, lo escuchas con claridad. Yo, Pepe, estoy perdido en mi propio bosque o quizás todo este ruido no me deja escuchar a mi grillo. Te ofrezco una disculpa, ahora voy a guardar silencio, estoy esperando un canto que me sirva de guía.





viernes, 29 de diciembre de 2023

En un gesto heredado.

 

Ayer estaba sentado en las bancas de la cancha y algo pasó que de manera instintiva hice un gesto muy característico de mi padre, una mueca, una expresión que es de él, pero que por alguna razón la imité, me salió del alma, desde el fondo de mi ser para expresar desconcierto o sorpresa o desconocimiento, era esa mueca que él hacía cuando alguien le pedía una opinión o confirmar algo cuando el interlocutor quería la voz de alguien experto en el tema, y él, mi padre, simplemente levantaba levemente los hombros, casi de forma imperceptible y hacía el gesto al que me refiero, como para decir ‘no lo sé, no me consta’, ‘no puedo hablar del tema’, ‘no tengo ni puta idea’ y a mí siendo un joven ansioso e inexperto me molestaba el gesto, me parecía lo más estúpido del mundo, en mi cabeza llegaba un ‘pues diles que sí y ya, que le haces a la mamada…’ Pero ahora que tengo a dos hijos hermosos, y que las decepciones han surgido como canas en mis sienes, mis pobres sienes, entiendo que uno no debe afirmar o negar nada con tanta simpleza, muchas veces lo único que tiene un hombre es su palabra, y no debe empeñarla al primer postor, por eso ahora entiendo que mi padre no se comprometiera y no se aventurara a hablar de algo que no conocía a fondo, porque se podía jugar su reputación, aún cuando fuera algo tan simple como afirmar o negar si el gol había sido en el primer o segundo tiempo, algo tan efímero como una opinión acerca de qué era lo mejor para invertir en el ‘98, o una pregunta de tanto valor existencial y de permanencia tal como si alguien debería llamar a su hija Raquel. Seguramente la experiencia le enseñó que no debe uno hablar sin pensar, sin tener el suficiente conocimiento, habrá quienes se sientan cómodos hablando sin saber, pero no todos van por la vida diciendo que sí solamente para que el interlocutor se sienta mejor. Yo soy muy bueno escuchando y soy mejor callándome, me refiero a que procuro nunca dar consejos a menos de que me los pidan. Si alguien se acerca a pedirme escucharlo y es porque algo acongoja su mente, lo escucho con paciencia y aún cuando yo vea una solución no la expreso, procuro limitarme a escuchar y solamente si la persona me lo pide, entonces doy una opinión. También he de decir que soy capaz de leer la situación y a la persona, porque si alguien me pide un consejo, este dependerá de la persona, a saber: Si la persona tiene la fortaleza intelectual o psicológica entonces me puedo atrever a ser más honesto, y hacerles ver lo que desde otra perspectiva puedo ver, sin decirles qué hacer, pero llevándolos a lo que creo yo, puede darles una mejor perspectiva. Si la persona lo único que busca es aliento, entonces les doy esperanza, pero sin mentir, un, mientras no dejes de trabajar, las cosas van a mejorar, o cosas de ese estilo que le den cierta tranquilidad a la persona, pero creo y estoy convencido que lo mejor es la descarga emocional, por eso cuando alguien habla conmigo procuro callarme, no ver la conversación como una oportunidad para hablar de lo que me aqueja, por mucho que sea, sino que me callo y escucho a la persona, solamente hago preguntas para poder tener un mejor panorama, pero no interrumpo con experiencias personales que nada aportan a la persona, entonces se vuelve un momento en el que mi interlocutor puede desahogarse y expresar lo que le duele o lo que siente y entonces, creo yo, hay una descarga emocional.

Ayer, con la mirada perdida, siguiendo el ir y venir de las hormigas, pensé en qué puedo hacer para sentirme mejor, porque esta recaída anímica no era lo que esperaba, salté confiado en que alguien me iba a arrojar una cuerda para poder llegar al otro lado y justo cuando me animé a saltar, me sorprendió la falta de ayuda y en su lugar reproches. Ahora estoy en el hoyo que pensé iba a poder saltar con algo de ayuda, y desde aquí abajo me preguntaba ¿qué voy a hacer, cómo puedo salir de aquí? Y fue entonces que me sorprendí respondiendo mi pregunta, yo mismo me dije, en el gesto que siempre hacia mi padre cuando no tenía idea o no tenía todos los elementos para contestar, fue de forma natural instintiva, un acto reflejo que estoy seguro que sorprendía a mi padre de igual manera, era una forma de contestar con el cuerpo antes de que la lengua pudiera hacer el acto de ventriloquia que el cerebro tenía preparado. Y ese gesto, el mío, me sorprendió porque de manera honesta me dije, no tengo ni puta idea, no sé qué podemos hacer, y eso me dolió, ese hábito de no hablar sin saber me desarmó, porque al darme esa respuesta no me di ninguna, al contrario, me hice ver que la cosa está más complicada de lo que pensé, por otra parte y como lo dije antes, sólo si creo que el interlocutor tiene la fortaleza intelectual y psicológica me aventuro a ser más honesto, entonces, al menos quiero pensar que no me di palabras de aliento o falsa esperanza, porque no me servirían y de alguna manera puedo lidiar con esto, en este momento me siento abrumado por el putazo que me di al caer, pero una vez que me dejen de zumbar los oídos, recupere la sensación en las nalgas, me podré levantar y buscar puntos de apoyo para comenzar a escalar, o quizás haya alguna rama que pueda usar, algo, de alguna manera me las voy a ingeniar para salir de aquí, y sí, en este momento sólo tengo por respuesta ese gesto tan simple y sabio que me heredó mi padre, porque no tengo todos los elementos necesarios para entender cabalmente el problema, pero sólo deja que me recupere y podré darte una idea.


Ayer estaba sentado en una banca esperando a que avanzara el tiempo, a que se terminara el día para poder quitarme este saco de plomo que cargo todo el día y poderme acostar a ‘descansar’, porque a veces vienen pensamientos intrusivos que nada tienen que ver en este texto, pero así, de la nada llegan y me abordan y a veces no me dejan dormir, pero mientras esperaba, uno de esos pensamientos me vino a decir cosas horribles, logré callarlo y levantando la voz en mi cabeza me puse a pensar en mi situación y en lo que me sucede y me hice la ya repetida pregunta, ¿cómo voy a salir de aquí? Y en un gesto mío vino desde el pasado o desde algún lugar mi padre a ayudarme a responder la pregunta, en un instante lo recordé haciendo ese gesto y a mí reprochándole el no responder algo, lo que fuera, lo vi en diferentes ocasiones respondiendo con la afirmación de su desconocimiento, lo vi en reuniones con diferentes personas, en diferentes contextos y él siempre con la seguridad de que no le importaba parecer tonto, por el contrario, entendía el poder que tiene no aventurarse a hablar si no se tiene cabal comprensión de lo que le dicen, y entonces me puse a pensar, hoy, que quizás mi pregunta estaba formulada desde el odio y el rencor, desde la frustración de no haber recibido la cuerda que tanto necesitaba, y quizás la pregunta, al estar mal formulada, podía tener una respuesta negativa y mi ser, mi padre, el pasado y todo lo que me conforma respondió, ayer, con ese gesto de desconocimiento, porque muchas veces el que pregunta formula la pregunta a su conveniencia y quiera hacer ver a los demás como los victimarios y pregunta si debería vengarse, alguien, con sólo ese contexto, podría contestar que sí, pero aquél que sabe que las cosas no son tan simples como el mero hecho de contar algo que sucedió a lo largo de días o meses o incluso años, no se puede reducir en una banal conversación de cinco minutos y entonces al preguntarnos si debería vengarse, viene el gesto de desconocimiento, no podría yo decirte que te cobres como crees que te lastimaron, porque no puedo saber que lo que dices es cierto…


Una hormiga regresaba al hormiguero con la buena nueva de que había encontrado comida, mi hija tiró algo de espagueti, y mientras la seguía con la mirada, me hice la pregunta, entonces vino el gesto y sin que pasara un segundo completo, mi visión se tornó borrosa, la hormiga se comenzó a perder de mi visión y cerré los parpados, los apreté, pero aún así una lágrima logró colarse por la rendija de la represa y golpeó el suelo con furia, a escasos centímetros la hormiga, esto no pude verlo, pues cerré los ojos, pero imagino a la hormiga viendo hacia el cielo temerosa de alguna lluvia, para solo verme secar mis lágrimas. Como ves todo ocurrió en menos de cinco segundos, y contado así no tiene mayor relevancia o poder narrativo, pero lo que ocurrió movió algunos de mis cimientos y como dijo Eliseo Alberto, ‘Sí un segundo basta para morir, cómo no ha de bastar para cambiarnos la vida?



miércoles, 6 de diciembre de 2023

Debris.

En mi sueño estabas tú, sin estar presente, lo inundabas todo. Al principio estaba en las escaleras, subía y al ver que ninguno era el piso que buscaba, entonces bajaba para sentir la misma confusión y frustración, sin saber dónde encontrar lo que tanto necesitaba, pero sin tener la suficiente información para poder pedir ayuda o guía, era algo que tenía que resolver solo, sabía que al ver el cuarto, lo identificaría, sabría que ese era mi lugar, pero no podía recordarlo, tenía que verlo, tenía que sentirlo. Entré a un par de cuartos, o departamentos, la atmósfera era ajena, no me transmitía nada, era entrar en una mente ajena, fotos en las repisas que mostraban siempre sonrientes rostros que nada me decían, eran historias que no entendía, no veía ningún sentimiento, no veía recuerdos, no sentía nostalgia, simplemente no sentía, era como entrar en un museo, te puede interesar lo que ves, llamar la atención, pero no te identificas con nada, podría haber no sucedido y tu existencia sería la misma. En cada cuarto la atmósfera era distinta y sin embargo ninguna era mía, en algunos cuartos habían personas que no se inmutaban al verme entrar, ensimismados continuaban sus lamentos o permanecían acostados, esperando a que pasara algo, la vida o la eternidad. Yo subía y bajaba las escaleras, en un punto se abría frente a mí la puerta del elevador, asomaba la cabeza, buscando algún punto de referencia, pero nada, siempre la misma fría indiferencia. En el lenguaje onírico no hay lugar para la lógica, las escenas cambian y sería absurdo que me pidas una explicación, simplemente se puede creer en mí, como único testigo o se me puede acusar de deformar mis recuerdos para que coincidan con mi narrativa, ¿pero acaso entonces no somos todos culpables del mismo crimen? 
Mientras entraba a los cuartos encontré a personas que conocía, algunos viejos conocidos, en otros encontré personas que nunca antes había visto, algunos me sorprendió encontrarlos ahí, a otros era más que evidente que ese era su lugar. Algunas personas las vi sólo durante un breve periodo, otros supe que llevaban mucho tiempo ahí, y sospeché que seguirían ahí durante mucho tiempo. Entonces encontré a un viejo amigo, que se sorprendió de verme ahí, quiso preguntarme cómo había llegado a ese lugar, pero sin permitirme responder, le pedí que me hablara de él, agradecí el gesto de ayuda, pero supe que necesitaba que saliera él, y eso me podría de alguna manera, ayudar a encontrar una salida. Conforme conversábamos vi por las ventanas que el hotel, o el condominio se movía, avanzaba como si fuera un vehículo en movimiento, y entendí que el edificio se iba a caer, estaba temblando. Le pedí que se protegiera, yo me oculté entre la cama y un mueble de madera y esperé el impacto, no fue un movimiento telúrico violento, sino que poco a poco la estructura iba colapsando, como si alguien quisiera aplastar una lata con insectos dentro, pero no quisiera aplastarlos de una vez, sino que poco a poco triturar todo lo que hay dentro, generando angustia y dolor, y ahí, en medio de todo y nada escuchaba como todo se iba aplastando, en los pisos de abajo se escuchaban gemidos de dolor, pero ni siquiera tenían ganas de gritar, simplemente se resignaban, el crujir de la madera, el lento devorar de los recuerdos, los marcos de las fotos y de las puertas se convertían en añicos, los vidrios de las ventanas y de los retratos, ambos servían para contemplar y perder la mirada en el futuro o el pasado, tronaban y quizás causaron heridas que sangraron, cuando antes habían generado sólo lagrimas. Todo era aplastado despacio, yo entendía perfectamente lo que sucedía, cerré los ojos y lloré, por los que se quedaban y que afortunadamente no estaban en ese edificio conmigo. Entre escombros y lleno de polvo me sorprendió ver que estaba vivo, pero entonces comprendí qué diablos quería decirme mi inconsciente, la depresión mata, la depresión es un lugar donde parece que puedes vivir cómodamente, pero no es la vida, es un lugar donde pudiera parecer que puedes ser, pero no eres tú. Fue una revelación que me pesó demasiado, y ahí en el sueño me senté en el suelo, pensando en qué hacer ahora, tenía la tranquilidad de que ese amigo con el que estuve conversando había conseguido salir, pero mi mente seguía buscando lógica donde sólo hay símbolos. Quise entrar a buscar mis cosas, quise entrar a ayudar a otros, a buscar sobrevivientes, pero me costaba moverme, no podía respirar bien y me dolía todo el cuerpo, así que tomé la opción más generosa para con la humanidad, me senté a esperar a sentirme bien, me revisé el cuerpo, buscando heridas que necesitaran cuidado, me ajusté las cintas de los zapatos, por si fuera necesario correr y así evitar lesiones, sacudí mis ropas y mientras secaba mis lágrimas con el dedo indice de la mano derecha, pensaba, ‘¿cómo podría yo ayudar a los demás si no me cuido yo, cómo podría atender a los que necesitan de mí, si no atiendo mis necesidades?’ En medio del escombro de todo lo que fue me senté a llorar, me di el tiempo de sacar el veneno que hacía mi sangre tan pesada, poco a poco sentí como el calor regresaba a mi cuerpo, como el torrente sanguíneo fluía con nueva furia dentro de mí, ese ímpetu hizo que mis lágrimas corrieran con fuerza, como un río subterráneo que el sismo hubiera puesto al descubierto. Hubo un momento en que quise darme una idea de la hora, así que mire al cielo y una luz me cegó, entrecerré los ojos y por eso, y por las lágrimas no puedo describir lo que había ahí, pero comencé a reír, reí con esperanza, con el entendimiento de que venían cosas mejores y que eso luminoso era todo y nada, era algo que mi mente no sería capaz de describir, que al estar limitado por el lenguaje, tendría que usar palabras que no podrían expresar lo que eso era, simplemente lo sentí, y espero que un día lo sientas tú también. 
En mi sueño estabas presente, y mientras reía me ibas soltando, iba dejando de sentir la presión de tus brazos, o de tus lazos, ibas aflojando las correas que sujetaban mis extremidades, sentí un nuevo vigor en mis músculos, sentí un bienestar. 


Cárcel.
Por fin tuvo el valor de sentar a sus demonios, a encararlos, y a quemarropa les preguntó qué querían de él. Ellos, sorprendidos, lo miraron atónitos, y le dijeron que era él el que los tenía ahí encerrados, sin poder salir. 

Entendió que no era prisionero, sino el carcelero.