lunes, 26 de octubre de 2015

Demonio y Dios comienzan con D o d, es lo mismo.

Entre los delirios de la fiebre se encontró con un demonio azul,  el cual le dijo que podía hacer lo que quisiera, él dudó, se creyó el cuento que dice que un demonio que te susurra al oído no puede ser bueno.  Y entonces lo ignoró, pero el demonio azul insistía y trataba de convencerlo,  "si quieres puedes, si dices no puedo,  aunque en broma,  tu inconsciente lo creerá y no podrás."

No pudo contener su ira,  y utilizando sus manos estranguló al demonio, para su sorpresa encontró misericordia en sus ojos y eso lo frustró, el quería ver odio o cuando menos miedo.

Agitado despertó y evocó su sueño y comprendió y por eso lloró desconsolado, había matado a su dios interior, por creer historias ajenas a él,  terminó con la suya.

viernes, 23 de octubre de 2015

Informe contra mi mismo.

Todo comienza con una pregunta,  ¿cómo te fue?

Mientras te hace la pregunta te señala un cómodo sillón, ese que durante años buscaste pero que no obtuviste, el cuero sintético te recibe con un abrazo y ya una vez que estás cómodo, comienzas tu relato.

-La verdad es que me fue muy bien, mejor de lo que esperaba, aunque quizás quedaron algunas cosas pendientes. Me quedaron pendientes muchas personas por conocer y muchos lugares por visitar,  también algunos amigos que pasados unos años no volví a ver.  También quedaron sueños por completar.

Esa pausa te invita a pensar y reflexionar y por más que buscas no encuentras una respuesta sólida, si quedó algo pendiente es por ti culpa y de nadie más,  todos los reclamos deben estar dirigidos a ti,  a nadie mas.

Comienzas a contar tu vida, lo que recuerdas, no te preocupa el tiempo ni aburrir a aquél que te escucha, pues sabes que en verdad le interesa tu historia.

Cuando llegas a tu juventud te interrumpe con educación infinita, se acerca a un escritorio que no habías notado al llegar, de uno de los cajones toma una pequeña bolsa de papel, comienza a trabajar con calma y al terminar se acerca a ti con la mano extendida, como no se te antoja rechazas su oferta.

La llama ilumina sus ojos al acercarse a su rostro, entonces notas que no tienen color, no como lo hubieras esperado, el color cambia de acuerdo a lo que dice o de acuerdo al ángulo en que lo veas, incluso cambia al momento en que cambia el rumbo de sus pensamientos. La llama arde y transmite su calor al porro, el aroma comienza a invadir la habitación y él,  mientras contiene la respiración,  te pide que continúes.

Las imágenes se suceden una a otra con nitidez,  tu primer amor, tu primer dolor,  las tardes que jugaban a ser mayores,  pretendiendo fumar en la parte de atrás de la secundaria,  todos inventando historias para impresionar a los demás,  mientras tú escuchabas, lleno de burlas por ser virgen,  pero con el honor intacto.
Te sorprenden la cantidad de cosas que viviste y cada una te hace reír o llorar como en el momento en que lo vivías,  haces un cálculo mental y la verdad es que el balance es positivo, fueron más las risas que las lágrimas derramadas.

Entonces sonríes y sonríe el que esta frente a ti, y de esa sonrisa alcanzas a escuchar, "¡No mames! ¡Que buena historia!

Entonces tu Yo interior, tu dios interior te mira con satisfacción y cual espejo,  muestra la sonrisa que sientes ha florecido en tu rostro y comprendes que en la vida sólo tienes que rendirle cuentas a alguien,  a ti.  No a un dios místico e indiferentes o a un dios benevolente, o a un dios egocéntrico que solo quiete escuchar su nombre.  Sólo a ti, a nadie mas y el día del juicio final tendrás que explicarte a ti mismo porque hiciste lo que hiciste y porque dejaste de hacer lo que no hiciste.

viernes, 16 de octubre de 2015

El güero.

Lo único que había era silencio,  ahora el sonido del grifo que vomita agua y en lo que antes era penumbra ahora se ve su rostro cansado, las manos reciben el agua,  sin saberlo, de la misma forma en que el mendigo recibe limosna o el campesino las dilatadas lluvias.

El cuenco que son esas manos catapultan el precioso líquido hacia el rostro, los parpados en torpe defensa se cierran y como única respuesta la lengua se expresa ante la baja temperatura: "¡hijo de su puta madre!".

Faltan unas horas para que el sol se interese en este mundo,  todos los que pueden siguen durmiendo,  es la hora que muchos llaman del diablo, las tres de la mañana y todo sereno, excepto sus pensamientos.

Y si hubiera estudiado,  y si hubiera hecho lo que me aconsejaron de niño. Preguntas que siempre lo asaltan y que siempre se someten ante la dura verdad,  mi padre se murió cuando yo era niño y no hay forma de cambiar eso,  alguien tenía que ayudar a mi mamá con los gastos y hacerse cargo del puesto de tacos, aún cuando ese alguien sólo tuviera ocho años.  Si bien es cierto que él comenzó ayudando a su mamá,  pasados unos meses demostró su capacidad y fue entonces que su mamá lo ayudaba a él, hay que decir que fue él quien más sufrió la muerte del padre, eran muy unidos, tanto que le enseñó a él y sólo a él la llamada receta secreta, en tan sólo unos meses tuvo un retiro espiritual,  aprendió a vaciar la mente y pensar en nada cuando preparaba las salsas, controlando su respiración, cual maestro yogui, deshojaba el cilantro, la cebolla no lo haría llorar jamás, pues él sabía sus secretos y ella,  la cebolla, sabía los de él y entre verdaderos amigos no hay traiciones.

El secreto es amar lo que haces,  si no, para qué chingados lo haces; solía decir el padre y eso se tatuó en su psique, le caló hondo, hasta el tuétano y a pesar de lo poco que dormía,  el amaba lo que hacía. O al menos eso creía y prefería eso por sobre cualquier trabajo de oficina. 

Cuando su mamá murió los hermanos pelearon por lo que nunca ayudaron a construir,  uno creyó tener el derecho a administrar lo que debió ser para todos,  él ni siquiera se defendió, el corazón se había despostillado con la muerte del papá y al morir la mamá término de romperse. Pasados unos años se descubrió trabajando de chofer, pero siempre le dolía la cabeza al terminar el día, él decía que era por el tráfico, sin querer reconocer que odiaba lo que hacía.  La que entonces era su novia le dijo apenada que estaba embarazada y su alma descansó,  por fin tendría el pretexto pata dejar su trabajo, cuidar a su mujer.  Entonces las cosas se acomodarlo solas, un amigo le ofreció un local barato y sin depósito, ahi me vas pagando, le dijo.  El que había sido su cacharpo tenía un tío verdulero y el vecino de éste vendía carne, en menos de una semana lo tenia todo. Faltaban los recuerdos.

Quien subestime el poder de una salsa ha ofendido su paladar toda la vida.  La salsa da cuerpo al taco, al guisado, a la quesadilla, a la vida. Hacer una buena salsa requiere de un talento místico que a falta de mejor término llamamos "sazón" algunos nacen con ese toque divino y algunos otros pasan años estudiando para poder imitarlo,  el no sabia si tenia el toque y le daba miedo haber olvidado las recetas.

Colocó todos los ingredientes con respeto en la mesa de trabajo,  las verduras bien lavadas,  los cuchillos bien afilados, la licuadora nueva y los ánimos renovados. A nadie lo ha confesado y quizá solo se lo diga a su hijo en unos años,  pero ese día le temblaban las manos, el corazón quiso escapar pero pudo contenerlo en la garganta y ahí se le quedó un rato,  hasta que sorprendido hizo lo que durante años hizo con maestría y entonces la taquicardia dio paso al orgasmo y su sonrisa que se asomaba timida entonces,  no le ha abandonado desde entonces.

El agua escurre al pecho mientras él se lava el cabello y la cara, la catapulta que forman las manos lo enjuagan y la mente regresa poco a poco y recupera consciencia del lugar donde está y de lo que hace y sonrien,  sonríe él que ya ha regresado y aquel que lo mira desde el espejo, ese que lee entre líneas. 

La casa sigue tranquila pero un bostezo le recuerda donde está, la pequeña perra de la familia se acerca a verlo preparar las salsas y espera que esa fidelidad le reditue con algún trozo de carne.  Él le sonríe con gratitud y se apresura a terminar.

La gente se refiere a él como el güero, aunque su nombre es Daniel y mientras era chofer persiguió el sueño de ser boxeador, la fama no llegó nunca,  pero aprendió a soportar los golpes de la vida y quizás por esos días tiene la costumbre de empezar el día con la canción de Rocky y se le puede ver entregado a la preparación de lo que será la comida de extraños,  personas que nunca ha visto y que quizás nunca volverá a ver, pero a los que quiere sorprender y consentir.

Ya hace rato que el sol lo golpea en el lomo,  pero el se mantiene estoico, con aires de gran campeón que reta a los dioses,  pues nada puede perder. Algún parroquiano le preguntó a quemarropa, "güero, desde cuando estás vendiendo tacos, ¿ya bien chavo, no? " y fue entonces que Daniel contó de forma resumida su vida y contó que se levanta a las tres de la mañana y entonces le dio nombre a la pequeña perra que estaba sentada frente a mí y sólo entonces supe que se llamaba nube.

Escuché con verdadero interés su historia mientras él prepara los tacos con una sonrisa y me apena decir que pocas veces me había interesado la historia detrás del rostro de aquél que me da de comer, si bien es cierto que es una transacción comercial, eso no le quita la importancia de la relación humana,  el güero me despierta de mi ensimismamiento y entonces puedo pedir otros tres con todo, y ante la pregunta honesta,  "¿qué tal la salsita joven? " no puedo sino corresponderle con una sincera respuesta: "no'mbre, ¡está con madre!".

viernes, 9 de octubre de 2015

Iluminación.

Una pequeña mesa sostiene una imagen enmohecida y una veladora sobre un plato de peltre, la veladora tiene la impresión de una virgen,  la de Guadalupe.  En el plato hay un poco de agua y unas monedas,  de  la veladora emana la única luz que ilumina el cuarto, luz que golpea la ventana entreabierta y las cortinas,  que son simple tela colgando, la luz también choca contra un closet que huele a humedad y que guarda más recuerdos que ropa,  frente a la mesa y por tanto frente a la veladora,  se encuentra ella, se sostiene de un rosario y repite un mantra que le sirve para vaciar la mente, para alejar el dolor,  que son los recuerdos. Las lágrimas corren a caudales, una lágrima por la corta despedida, otra lágrima por el dolor, otra por la decisión, una mas por el martirio de no saber si esa decisión fue la correcta, otra más por las noches en que soñó con él ya grande y por todas las cosas que ya no pudieron hacer,  otra lágrima por el miedo,  miedo por ella y sus hijos que se quedaron.

La tenue luz ya está cansada,  pero no la va a abandonar, se mantiene en pie y con todo su esfuerzo ilumina el cuarto,  el sol ya hace rato que se fue, despacio. 

Un pequeño rostro se asoma al cuarto donde está Mamá pero no cruza esa línea imaginaria, es pequeño pero comprende lo sagrado. Es su hermana quien lo sujeta de los hombros y al sentir el contacto se atreve a preguntar en voz alta lo que hasta ese momento sólo se preguntaba en silencio,  "¿por qué llora Mamá? " y un tercero, que acaba de llegar,  se atreve a decir,  "por que regaló a nuestro hermanito..." La hermana se apresura a corregirlo, diciendo que no lo regaló, lo dio en adopción, afortunadamente el pequeño no preguntó cuál es la diferencia, porque ella no hubiera podido responder. 

Los tres miran a su madre, mientras los otros hermanos juegan en su cuarto, el cuarto en el que todos conviven y coexisten. Cada vez hay menos luz,  e incluso la llama de la fé tiene sus limitaciones, hay cosas que no puede iluminar, y es entonces que llega el padre, la puerta se azota y todos los niños corren a esconderse, la experiencia les ha enseñado a correr y no arriesgarse,  sólo ella se mantiene estoica y de pie resiste la embestida, ya no siquiera llora, la carcasa del cuerpo resiste el alma que ahora es dura para él,  pero de algodón para sus hijos. Él, poseído por Baco le reclama nimiedades y la empuja al no escuchar lo que quiere,  son sus inseguridades y traumas quienes se apoderan de sus puños, ella resiste hasta donde puede,  hasta que él se canse y la deje en paz. Después se duerme y al menos por unas horas habrá calma.

Debajo de la cama el silencio se rompe por la voz del pequeño que expresa lo que todos piensan pero nadie se atrevía a decir, "que suerte tuvo nuestro hermanito".

En sueños me visitó mi madre,  pero no fue mi sueño,  solo quiso hacerme saber que está tranquila con la decisión que tomó y está orgullosa.  Su rostro sigue siendo un misterio para mí, igual que el de mis hermanos. A veces me sorprendo con la mirada fija en alguien, preguntándome si acaso no será mi madre o mi padre,  o algún hermano o familiar, pero entonces recuerdo que todos en esencia venimos de la nada y somos el todo,  no hay diferencia entre tuyo y mío,  es "lo nuestro".

La llama danza y cobra mayor vigor antes de extinguirse y entonces podemos ver mejor la foto,  ella que antes lloraba se muestra sonriente y lo sujeta del brazo,  él muestra una mueca que imita una sonrisa, se les ve muy jóvenes y todos los que se encuentran a su alrededor sonríen y festejan, somos testigos de una boda.

Ella sonríe pero no se muestra segura, se adivina duda en su mirada, pero ya no hay manera de saberlo, la llama se ha apagado y ahora sólo queda oscuridad.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Elección.

Lo que hagamos o dejemos de hacer el día de hoy nos llevará a los logros de mañana,  o quizás nos lo arrebatará.

Choose wisely.

Sonidos de madrugada.

El sol se asoma con curiosidad y su luz que viene desde muy lejos llega con la única intención de acariciarte el rostro.

Poco a poco los ruidos de la ciudad despiertan también, algunos llegarás a identificarlos bien, otros no tanto.

El sonido de la masa que golpea la mesa de trabajo, espolvorear un poco más de harina y de ahí al horno. El sonido del último sorbo de café, el estudiante no pudo terminar de prepararse pero el examen es en tres horas. El sonido de una mina terrestre que estalla junto con las ilusiones de ese niño. El ladrido de un perro que creyó escuchar a alguien. El llanto de un bebé que no ha podido dormir. El golpeteo de un cuchillo que corta las zanahorias y naranjas que pronto serán jugo. El sonido de agua golpeando agua, la orina que sale con furia. El sonido inconfundible del periódico al arrugarse cuando el viejo se acomoda en la banca del parque. El sonido de un bostezo en medio de una habitación oscura. El sonido de un nombre, repetido por la madre, pues hoy es día de escuela. El sonido de una fuente que alguien olvidó apagar en la noche. El sonido de una vieja grabación que anuncia deliciosos tamales oaxaqueños. El sonido del zumbido de un mosquito que no dejó dormir a alguien. El sonido del llanto contenido en la sala de urgencias de un hospital. El sonido de las hojas de una revista que el velador pasa sin siquiera leerlas. El sonido de un orgasmo pagado. El sonido de un camión de basura que pasa. El sonido del aleteo de un ave que se ha perdido. El sonido del tabaco que arde con furia ante la bocanada de la puta que se queja del dolor de pies. El sonido que hace la pluma sobre el papel mientras el escritor vomita su neurosis. El sonido del metro en las vías. El sonido de un par de jóvenes copulando sin gracia y con prisa. El sonido de un pedo al otro lado del mundo. El sonido del árbol que cayó en el bosque sin dar claridad mental a nadie, tan sólo dejando sin casa a un par de ardillas. El sonido que hace tu cuerpo al acomodarse en la almohada. El sonido que provoca la risa del viejo millonario moribundo, pues heredó su fortuna a una asociación civil que cuida perros y no a las hienas que esperan roer sus huesos. El sonido del joven que se masturba pensando en la niña lista del salón. El sonido del llanto de un bebé naciendo, que podrías ser tú, en un universo alterno.

El sonido de tu voz interna, tratando de encontrar coherencia en lo que aquí lee.

El ritmo de su risa.

Lo vi apoyado en su bastón de ciego,  algún señalamiento en el metro me hizo ver que el término correcto es ciego y no invidente, y al verlo me pareció que lloraba,  sus hombros se levantaban al compás de una respiración agitada,  los párpados cerrados con fuerza y la boca entreabierta. Eso fue lo que me hizo creer que lloraba,  pero conforme me acerqué para preguntar si podía ayudarle escuché una risa casi inaudible que después se transformó en carcajada.  Los resortes de los hombros hicieron que el viejo baúl de los recuerdos se agitara en el aire, hacia adelante y hacia atrás,  las gaitas que son sus pulmones expulsaron la melodía que comparten todas las culturas y entonces su ritmo me contagió y sonreí.

Me deje llevar por una idea preconcebida y creí que el ciego sólo puede llorar,  pero ese señor son quererlo y sin saberlo,  me enseñó a ver.

domingo, 4 de octubre de 2015

Sin chile y sin cebolla, que chido.

El sol golpea su rostro y sabe que es momento de despertar,  despacio abre los ojos aturdido,  le cuesta trabajo enfocar imágenes y comprender donde está. El sol lo golpea directo y sin piedad,  cierra los ojos y siente como las lagañas se resisten a abandonar el sueño,  quieren sellar el tragaluz que son los ojos. La pasta que ahora es su saliva se atora en su garganta y le recuerda que necesita agua.  

Como puede se apoya en su costado, y busca en el bulto que sirvió de almohada.  Abre la bolsa de plástico y busca con desesperación de niño que necesita su carrito de carreras, pues otros niños lo esperan para correr,  por fin encuentra lo que busca,  una vieja caja de cigarros marlboro llena de bachas a medio fumar,  escoge una y la enciende con un cerillo. 

Se sienta y espera a que sus pulmones dejen de protestar ante la primera bocanada, vuelve a inhalar con furia. Una lágrima escapa ante la invasión del humo,  aprovecha para secarla y retirar las lagañas,  los ojos le duelen por tantas cosas que ha visto en su vida.  

Sentado en el suelo se rasca la cabeza y extiende la mano como aquel que desea saber si tláloc ya se manifestó,  la mantiene así por un rato y entonces alguien deposita una moneda que no le hacía falta. 
Cinco pesos, que acaricia como un amuleto,  como un presagio de buena suerte.  Espera que sea un buen día.  Desea que sea un buen día.  Por un momento le intriga saber la hora,  pero solo un segundo pues no tiene prisa,  podría comenzar a derrumbarse el mundo y a él poco le importaría, nada tiene que perder,  no está atado a nada. No se aferra a las cosas. 

Alguien dejó una torta a sus pies,  no recuerda si le dio las gracias, ni siquiera se dio cuenta.  Fue un viejo perro el que le hizo saber lo ocurrido y sólo entonces sintió hambre. Si tuviéramos tiempo y paciencia para ver el ritual,  podríamos entender la forma en que Jesús partió el pan y lo dio a sus discípulos,  con amor infinito tomó la torta por la mitad y despacio dejó que las pinzas de los dedos separaran el sagrado alimento, juzgó que el trozo de su mano derecha estaba más grande, así que lo tomó,  retiró la tapa de pan y nuevamente las pinzas de los dedos se ocuparon de extirpar el tumor del picante y el mal  de la cebolla, colocó nuevamente la tapa y la entregó a ese hermoso ser que no juzga y que no pretende,  que es y que se entrega de una forma que pocos siquiera imaginan.  

El perro comió de forma ruidosa y con prisa, provocando una sonrisa en él que apenas iba a morder su porción,  fue la insistencia de la cola lo que lo convenció, partió nuevamente a la mitad,  entregó una parte del botín a su nuevo amigo y mientras comía despacio lo acarició con calma,  muy despacio de la cabeza al lomo y masajeando ese peludo cuerpo que había sido capaz de hacerlo sonreír.
Poco a poco la paz se pierde,  pues nos alejamos de él y lo vemos sentado junto a la salida de un metro,  el ruido de los pasos se convierte en un tumulto que crece cada vez más, los vehículos se estorban y sus conductores se retan,  allá alguien grita por que le han quitado algo que consideraba suyo, sin saber que nada nos pertenece,  ni siquiera las ideas,  baste como prueba éstas líneas que son tan sólo la transcripción de un sueño, algo que llegó a mí y que no me pertenece,  es tan sólo el universo tomando consciencia de si mismo. 

sábado, 3 de octubre de 2015

Sueño recuerdos

Quizás tú también me recuerdas, con la mirada perdida por un momento ocupo tu mente. O quizás tan sólo te ocupa mi olvido, mi yo difuminado.

Tantos rostros que he tenido oportunidad de ver,  algunos por un breve instante,  otros durante días o meses pero sin interés,  solo coincidimos en el tiempo y espacio, y otros que nunca quise dejar de ver.

Recuerdo con pueril amor a mi maestra de kinder, y algo difuminados veo rostros de quienes fueron mis compañeros,  pero no logró recordarlos con claridad.

He visto gente llorar,  reír,  gritar y amenazar, he visto rostros felices y llenos de gozo,  pero también he visto rostros de aquellos que sufren tanto por lo que algunos considerarían nimiedades  como por verdaderas tragedias. 

En mi sueño había mucha gente en un cuarto,  todos con máscaras y o con rostros con manchas oscuras, mi psique no podía ponerle rostro a cada uno y mejor se las ingenió para mostrarlos anónimos, pero a veces veo rostros que me resultan familiares.  A veces veo como si fueran presente rostros que hace años no veía y que creí olvidados. 

A veces no sueño nada, sueño que un pizarrón blanco espera a que alguien le escriba algo, que alguien le de sentido y entrada la mañana me desespero y dibujo un puerco o un árbol o algo y justo cuando van a abrir la puerta del salón despierto.

viernes, 2 de octubre de 2015

Patrón circular.

Viejos y arrugados recordaremos estos días con nostalgia.

Y si resulta que todos aquellos que nos rodean son fruto de nuestra imaginación,  una simple proyección de nuestra psique.  Y entonces debería ocuparnos un poco más o acaso preocuparnos lo que vemos,  pues todo es fruto de nuestro inconsciente.

Ese señor al que juzgamos peligroso y agresivo y esa señora inquisitiva que tanto te irrita o aquél joven pretensioso que no sabe estar solo,  todo es tan sólo una proyección de tu personalidad, un vistazo a lo que eres.

Quizás no soy un ente como tal, sino el universo mismo que proyecta lo que es,  y no hay tal cosa como la realidad, sino una invención que me mantiene entretenido durante los millones de años que dura mi existencia.  O por el contrario, mi vida y existencia forman parte de un colectivo y alguien que cruzó su camino conmigo ayer,  está enumerando mis fallas, sin saber que sólo ve lo que tiene.

No tengo manera de saberlo,  pero estas son las cosas que me entretienen mientras voy camino a mi trabajo o camino a mi casa,  vivo en un patrón circular.

Buenas noches, por fin.

La muerte pasó temprano en la mañana,  despacito.  Los perros ladraron como si fuera la última vez que pudieran hacerlo. Ella se sintió halagada por tanta atención,  y conforme los perros le gritaban "aquí no entras,  aquí no hay nadie que te espere, aquí no eres bienvenida", ella sonreía,  siempre sonríe.

Su negra túnica que es la noche misma,  arrastraba en el asfalto y sus pasos iban al unísono con el tic tac del tiempo.  Algún gato valiente se restregó en su túnica,  pues sabía que él no era el elegido esta noche.  Una falange acarició la frente del ya mencionado, quien cerró los ojos y se entregó al dulce orgasmo que es el cariño. 

Los perros siguen ladrando y ella sigue sonriendo, sabe a donde va y sabe que llegará a tiempo,  algunos la cuestionan en ese aspecto, pero quizás ella es la única que aún mantiene sincronía con el universo. 

Es una noche fría y debajo de un puente la lluvia ha logrado encontrar refugio,  debajo de él, que ya viejo y cansado duerme donde la noche lo encuentra,  hoy le ha costado más tiempo conciliar el sueño,  el dolor en el pecho y la tos lo han mantenido despierto.

Quizás por las lágrimas o quizás por las cataratas pero no pudo distinguir a quien venía a visitarlo,  pensó que sería un policía buscando quitarle el poco dinero que había logrado conseguir juntando latas vacías,  pero no,  era ella.  Nunca había logrado dormir tanto y tan bien,  el dolor en el pecho y la tos ya ni las recuerda y las lágrimas se las dejó a su pequeño y fiel amigo que ya bien entrada la mañana lamió su mano a manera de despertador como si quisiera decirle,  "vamonos ya,  se puede hacer tarde y tenemos que buscar latas y comida para mí".

Esa noche la muerte visitó al pequeño amigo, solo para consolarlo,  porque el tiene aún una línea muy grande por vivir,  todavía le queda pendiente escuchar todo lo que tiene que decir un pequeño niño autista, al que su familia considera  estúpido,  no los juzguen,  son ignorantes pero no malos.

jueves, 1 de octubre de 2015

Mensaje.

Me dijo el cacharpo: "si grito,  es que ya me caí" y entonces me volteo a ver y continuó,  "entonces me agarras,  porfa". Los dos nos sujetabamos al marco de la puerta del microbus, mientras el regetón sonaba de forma estridente y los pasajeros del interior, también amontonados, iban resignados después de un día de trabajo, nosotros dos íbamos más cerca del asfalto y entonces me hizo esa petición. 

Tiene dos niños y afirma amarlos con toda su alma, por ellos daría la vida y se moriría si algo llegará a pasarles, eso dijo y con esas palabras, lo recuerdo bien,  pero recuerdo mejor el silencio que siguió a esas palabras y pude verlo con la mirada perdida en el asfalto mientras seguíamos avanzando despacio,  seguramente se preguntó qué sería de ellos si le pasara algo a él,  seguramente también sufrirían pero y después qué, quien trabajaría por y para ellos.  No dijo más,  quizás se dio cuenta de lo importante que uno puede llegar a ser para otros.

Antes de esa reflexión y de ese silencio,  también dijo que ese no era su jale,  "yo soy policía" e inmediatamente después aclaró "pero yo no robo", así estamos, la palabra policía ya lleva implícita la connotación negativa de extorsión,  corrupción y mentira.  Me dijo que prefiere aprovechar y ganarse unos pesos a estar en casa viendo la novela.

Cuando bajé se despidió con un apretón de manos y la verdad es que me cayó bien y es por eso que hoy que salí de casa y al ver un par de policías no pude evitar pensar si alguno de ellos no era él, para así saludarlo, pero la verdad es que no recuerdo su rostro, no me dio nombre y no tengo más datos, quizás nunca lo volveré a ver o quizás se cruzó en mi camino por una razón, para darme un mensaje o quizás yo no era el destinatario sino tú que lees y entonces mi función de mensajero ya está cumplida.