La extraña figura que me visitaba en sueños no viene más.
No me sorprende que se haya ido, lo que me sorprende es que la extrañe, a pesar de tantas veces que quise que se fuera.
Quizás es un demonio que hoy no soy capaz de enfrentar.
Quizás mañana, cuando esté viejo, vendrá a susurrar a mi oído mientras finjo dormir: “¿te acuerdas de mí?”.
Quizás es ese ruido que escucho detrás de mí mientras corro.
O esa mirada que yo no veo, pues se oculta en las sombras.
Quizás es el peor demonio posible, aquél que habita entre mis hombros…