domingo, 27 de julio de 2008
Madre
sábado, 26 de julio de 2008
No tengo idea de que es lo que vendrá. No puedo suponer que es lo que sucederá. Pero quiero que sea algo que valga la pena. Quiero hacer que cada cosa cuente. Si hago las cosas bien, habrá que celebrar. Si cometo los mismos errores, podré decir que no aprendí la lección, pero jamás arrepentirme.
Que venga lo que tenga que venir. Lo recibiré con gusto.
El cigarro se acaba, el whisky me deja pensando.
La llama de una vela que apenas ilumina me hace ver que no todo es lo que esperamos. Pero muchas veces esperamos cosas que no sabemos. Cosas que quiseramos. Cosas que sería bueno tener, se van.
Pienso en aquellos que se quedaron allá, y pienso en recomendaciones inútiles. Por que no puedo decir, "Eres", puedo decir "yo te percibo"... Quizá percibí de más y seguramente deje muchas espectativas pendientes, mucha gente pensó que yo iba a hacer grandes cosas... No sé quién se desilusionó más...
Apago el cigarro, sigo pensando en lo que ha de venir, en lo que se ha quedado. Pero sobre todo pienso en este instante, en lo que pienso. ¿Por qué lo pienso? ¿Por que paso tanto tiempo analizando lo mismo? ¿Por que no me enfoco a lo que viene? ¿Por que no entiendo que cosas terminan?
Pienso si encender otro cigarro mientras recuerdo lo que dijo una grana amiga me dijo: "hay personas que se cruzan en tu camino, sólo por un momento, no sabes si bien o para mal, pero tienen una enseñanza para ti. Y se apartan de tu camino una vez que eres capaz de entender esa enseñanza...!
No sé si deje una buena o mala impresión. Sólo sé que aquellos que cruzaron mi camino dejaron muchas cosas. Ahora es tiempo que yo me aparte.
Enciendo otro cigarro.
Sigo escribiendo y pienso en las cosas que hice y dije, en las risas que provoque o las lágrimas que cause.
Para algunos ahora seré olvido, para otros seré solamente una sombra que se cruzó por su camino. Para otros seré un upa gurú, para otros simplemente nada.
El whisky sabe bien. La llama baila cada ves que el aire entra. Quizá se refugia o reta.
Hay cosas que tienen muchas interpretaciones, como este escrito. Habrá quién se sienta aludido, habrá quien se sienta ofendido, habrá quien se sienta con ganas de aclarar las cosas y dejar las cosas en claro, habrá quien ni siquiera lea esto, pero me importe.
Habrá quien se consuma como este cigarro y este whisky, que ahora están y disfruto, pero cuando alguien lea esto, seguramente no estarán...
lunes, 21 de julio de 2008
"Inicia camino de cuota sin retorno"
Mientras comienzo a ser parte de esta ciudad, formando una nueva rutina, interactuando con nuevas personas, teniendo nuevas distracciones, nuevos objetivos, nuevas ilusiones; comienzo a ser parte de algo, comienzo a integrarme a una ciudad que siempre estuvo en mí, y mientras esto sucede, mientras me integro a la memoria de unos, me desvanezco de la memoria de otros.
Conforme avancen los días, a la gente que deje de tratar comenzará a olvidarme, hasta que sólo sea un rostro sin nombre, una imagen cada vez mas difusa. Para algunos mentiroso, otros, no se que impresión tengan de mí, aunque sé que no pretendí hacer daño, aunque lo haya hecho.
Así cómo no quise comenzar algunas cosas, no quise terminar otras. Pero es parte de la vida, es parte de crecer. Debo de saber dejar ir, no aferrarme a las cosas.
Quizá los medios virtuales nos acerquen un poco, y podamos postergar el olvido que cada vez se acerca más. Por eso necesito recordar, pensar en aquellas cosas que me hicieron reír, sonreír, llorar, y las cosas que me lastimaron, las llevo muy cerca.
Los miedos, las ilusiones, los anhelos, los sueños, permanecen intactos.
A veces me sorprendo con la mirada perdida, ensimismado. Recuerdo que estando en León, me asaltaba el pensamiento: "quiero irme a mi casa...", Ahora que estoy en casa, no sé cómo disfrutarla. Tantas cosas que hacer, tanto por decir, tanto por hacer. Quizá sigo impactado de estar aquí.
Poco a poco me estableceré, poco a poco me adaptaré a mi nueva rutina. Quizá, sólo quizás, pueda conquistar aquellos ojos verdes que me han cautivado... Pero eso a su debido tiempo.
Ahora el gato me mira raro, y es que debe parecerle ridículo que me fascine ante la luna que se asoma sobre la ciudad, una luna que demuestra que siempre hay cosas bellas que admirar. Y es que este gato sólo duerme y come, me recuerda a alguien...
Afortunadamente no estoy tan loco como para darle explicaciones... Las pienso, pero no se las digo en voz alta...
domingo, 6 de julio de 2008
Salida.
La maleta ya llevaba algunos minutos esperando al frente de la casa. Él, de pie a un lado de esta, esperaba al taxi que lo llevaría a su destino.
Buenas joven, buenas tardes, me pudiera abrir la cajuela por favor; claro que si.
LA maleta si bien era grande, no causo mucho problema para entrar en la cajuela del Tsuru verde, con su pequeño estandarte orgulloso y esas cuatro letras que lo definían, o acaso condenaban.
El taxista decidió tomar una ruta que él nunca había seguido en los tantos años que llevaba en esa ciudad, cosa que le sorprendió no tanto por que acostumbrara viajar mucho en automóvil y pudiera conocer esa ruta, sino por que se dio cuenta de que a pesar suyo, habría muchas cosas que no vio, cosas que no experimentó en esa ciudad. Personas a las que no tendrá el gusto de conocer, entre ellas quizá, el verdadero amor. Uno correspondido sin más peticiones ni suplicas. Algún amor que le hiciera sentirse amado. O quizá el mismo amor, pero sincero.
La luz roja simbolizaba algo tan simple, como detenerse. Pero él pensaba que realmente no es tan fácil permanecer inmóvil, es decir, totalmente quieto, cuando de pronto el conductor soltó una confesión a quemarropa: Ando bien crudo joven... Y con eso de que no me puedo tomar nada para alivianarme, imaginese como ando... La luz verde le interrumpió, pero fue un claxon impaciente el que le obligo a avanzar.
Mientras el conductor siguió contando su historia sin despegar la mirada del camino, soltaba afirmaciones tan severas como, "el día esta de la chingada...", o con cinco minutos de sueño, estoy como nuevo... De verdad joven!". Lo que poseía tintes de dialogo, se convirtió en un soliloquio tan severo que él, aquel que era llevado a su destino, pudo perder la mirada entre los vehículos que se movían en ambos sentidos, paso la mirada por aquella calle que conocía tan bien, aquella que tantas veces había recorrido a pie, algunas veces presuroso, otras melancólico, pero que de alguna manera conocía bien, y fue entonces que se dio cuenta de que pasarían algunos años para que volviera a esta ciudad, y que quizá a su vuelta lo que hoy veía tan cotidiano, sería sólo un recuerdo.
Anuncios que prometían satisfacer cualquier necesaria, o incluso la promesa de generar una necesidad con el simple fin de satisfacerla y sentir el orgasmo correspondiente, se mantenían erguidos, indiferentes a su paso. Y es que aunque llevará años en esa ciudad, había quienes ni se enteraban de su partida, así como jamás supieron de su llegada.
Pues ya llegamos joven, ah, déjeme bajar su maleta.
El conductor, aún crudo, bajo ágilmente de su vehículo, aún cuando su peso parecía indicar que dicha hazaña resultaría no solo hilarante, sino imposible. Y mientras bajaba la maleta soltó lo que se había logrado evitar durante el trayecto, y pa´ donde se va joven? A México; ah, de vacaciones? No, a vivir.
El taxista no se sorprendió por la respuesta, ni siquiera preguntó que era lo que había forzado esa decisión, o que era lo que le esperaba en su nuevo destino, o que era lo que lo perseguía en esa ciudad. No, simplemente preguntó por una honesta curiosidad, o quizá como agradecimiento por haber escuchado sus lamentos ante la baja temporada.
Que le vaya muy bien joven, y cuando regrese, ya sabe que estamos aquí.
Se quedo viendo como el taxi se alejaba, el taxi una prolongación de ese ser humano sin nombre, al menos no pronunciado ante él. Pensó que muchas veces prometemos cosas que no sabemos si podremos cumplir, cosas que decimos en el momento, nos dejamos llevar por el sentimiento momentáneo. Pero también hay cosas que decimos y contienen tanta verdad. Si, quizá a su regreso el sitio de taxis seguiría ahí, no necesariamente ese taxista que ese día estuvo crudo. Quizá hablo de manera general, refiriéndose a una ciudad, a todo un conjunto. Habrá alguien a tu regreso, que sean los que esperas no se puede saber.
Tomó la maleta y caminó hacia el mostrador, tratando de identificar el horario más conveniente. Mientras esperaba detrás de una señora que quería dejar todo muy claro, pensó que aún cuando algunas personas no estuvieran a su regreso, él volvería, simplemente por que lo había prometido.