jueves, 24 de diciembre de 2009

24/12/09

Se habla de deseos para este día, se habla de qué es lo que uno le desea a los demás, a la familia y hasta a uno mismo.


Yo deseo ser capaz de seguir teniendo deseos día a día, y deseo tener la voluntad para llevarlos a cabo.

A los demás e inclusive a mi mismo, deseo que la vida sea justa, y que nos de lo que nos merecemos, no más. Si acáso he causado lagrimas, que sean derramadas las mías en justo pago.

Así que si mañana me ven llorando, no sientan lástima. Pero si me ven riendo, tomense un tiempo para reír conmigo, que nada, me haría más feliz.



Hoy tuve el deseo de escribir algo en mi blog.


Al menos hoy, mi deseo se ha cumplido.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Un viaje diario. Uno a la vez.

Una carta...

Esta carta la escribí en la parte de atrás de una copia fotostatica de mi mano.



Es curioso como las cosas pueden ordenarse o desordenarse, más allá de lo inconcebible.

La mano de la imagen, no es la misma mano que ha escrito estas palabras, la imagen fue tomada el domingo, las palabras escritas el martes, y tú leerás estas líneas el miércoles 11 de marzo. Líneas que quedaran inmortalizadas, y durarán lo que haya de durar esta hoja. O acaso si sacamos una copia a la copia, tendremos otra mano, una que no existe y jamás podremos ver, tan irreal como la primera, por que es pasado.

Esta es una mano que ha viajado en el tiempo para expresar un sentimiento.

Las manos sirven para crear, pueden soportar, dar apoyo o alejarnos. Esta mano esta abierta, no esconde nada. Es sincera. Y estas palabras, fruto de esa mano, buscan expresar ese sentimiento. Que sepas que puedes leerme en tanto que te interesen las líneas. La mano abierta que esta dispuesta a ser tomada.

Esta historia que nos pertenece. Mi mano que ya no es la misma que acarició el pelo de mi madre, ni aquella que arrojó lodo al techo de mi casa, causando que mi hermano me castigara. No es ni siquiera esa mano que sujetó fuertemente el dedo índice de mi madre al nacer, buscando aferrarse a ese dedo por que era lo único que le daba seguridad en esa situación tan nueva, que es el ver la luz y comenzar a morir. No es la misma, pero una configura a la otra, es su prolongación.



Una mano solitaria que posa para ti, y que gusta de acariciar tu espalda. Esa misma mano que escribió estas palabras.

Una mano abierta que puede ser leída. Nos definimos por lo que hemos vivido. Tú no sabes a quienes he conocido. Por qué hago las bromas que hago. Ves al José de hoy, no has visto a mis amigos de antes, las bromas que hice con estas manos, las cosas que han escrito, todo eso ya no esta, y sin embargo puedes conocerlo, puedes leer estas líneas y ver lo que cada grieta quiere decir. De estas manos cansadas de decir adiós a todas aquellas cosas que no pudieron ser, pero abiertas para recibir todo lo bello que esta por venir. El tiempo es lo que me sucede y estas manos son testimonio de lo vivido.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Epílogo

Yo fuí ese tercero. Del que casí nunca se habló. Yo sé la verdad. Siempre la supe.

El difunto siempre pensó que era su padre, pero no, él era mi padre. Ese diario estaba dirigido a mí, pero es lógico que pensará que su esposa estuviera embarazada de él.

sábado, 18 de julio de 2009

Te sigo esperando.

Te observo. Habito entre las sombras, y desde ahí te observo. Ahora sé mas cosas sobre ti, tu edad, tu nombre, datos de tu vida, sin embargo eso no me dice nada de la persona que termino con mis días.

No me habían hecho esa pregunta con tanta insistencia...

Pero para responder, será necesario que entiendas las cosas, tal y como sucedieron.

La muerte de esta persona a la que haces mención fue un accidente, no era nuestra intención asesinarle, la situación se salió de control, fue algo que no hubiéramos querido hacer. Pero el tipo se resistía, tuvimos que matarle.

Sé que no es justificación, pero si fue la causa de que él este muerto y yo en la cárcel.

No, jamás nos volvimos a ver, a mi me detuvieron y ellos pudieron huir, o al menos no he sabido que los hayan detenido.

Se nos pago para darle un susto, no para matarlo.

Como le repito, yo no fui quien lo mató, yo solamente fui testigo. Si, si le robe, y varias cosas, pero no lo mate. Saben que fuimos tres personas, pero no sabrán por mí, quienes son los otros dos.


Si, lo vi mas de una vez, muy muerto, pero sé que era él. Lo sé por esos ojos que no dejaban de verme, sé que era él, por la forma en que me odiaba, por la forma en que me atormentaba. Estoy seguro de es él.

Así es, "es", sigue visitándome...


Ahora si no le molesta, el tiempo de visitas ha terminado, aprecio que venga a verme a prisión, pero aunque sea menor mi condena, jamás sabrán de mí quienes estuvieron ese día conmigo...

Con permiso...


Respeto tu orgullo, pero eso no cambia nada de lo que hiciste.

Ya no te tengo miedo, es mas, espero que vengas cada noche a atormentarme. Es lo justo, si ante los vivos estoy saldando mi condena, por que no habría de tener derecho a atormentarme aquel al que su muerte causa mi encierro.


Estar muerto es muy parecido a estar encerrado, y yo que tengo que vagar indefinidamente, no puedo hacer otra cosa que recordar mi vida. Pero sobretodo darme cuenta de que tantas cosas que dejé de hacer tienen un peso muy importante en este momento. El hecho de que mi vida haya terminado de manera inesperada no es razón para que no hubiera aprovechado el tiempo.

Esto, recordar a cada momento las cosas que dejé de hacer, es condena. Y la tuya, es tenerme aquí para atormentarte, hacerte participe de mi dolor.