jueves, 25 de enero de 2018

Tales of a thousand memories.

El sol golpeaba con furia, se entretenía quemándonos.
Mi papá se bajó del automóvil convencido de que la radio era suficiente para entretenerme y entró en la plaza comercial, al parecer tenía una cita, no lo recuerdo. Me dio cincuenta pesos, que deberían servir para comprarme algo de comer. Yo esperé un rato más, hasta que el tedio me salía por los poros disfrazado de sudor.
Entré a la plaza buscando algo que hacer, sin hambre de comida, tan sólo deseando que el tiempo me devorara a mí, esperando a ver que podía sacar él de mí. Entré a una comercial mexicana casi por accidente y me entretuve en la sección de música, donde exhibían unos discos y varios cassettes, mis manos mayugaban la mercancía, tentantando como ciego que quiere oír con las manos, reconocer una cara con las yemas, buscando encontrar un punto seguro, una cara familiar.
Mis manos inexpertas encontraron un oasis en el cassette doble de el Tri, un cuarto de siglo. Grabado en vivo y del cual yo desconocía su existencia, me dio esperanza, quizás el futuro no fuera tan malo, quizás esperar a que el tigre del tiempo afilara sus garras en mí podría no ser tan tediosa con éste nuevo descubrimiento.
Lo compré junto con un refresco y regresé al carro, a sudar con gusto mientras escuchaba el soundtrack que habría de acompañarme en mi nueva vida, en León guanajuato. Lugar desconocido para mí.

Hoy los engranes de la memoria se activaron cual perros de Pavlov al escuchar una canción y me acordé de esa tarde calurosa que está condenada a ser olvidada, pues mi padre ha muerto y no puede confirmar nada de lo que aquí comparto, los empleados y personas que pudieron compartir ese instante, seguramente no me recuerdan y poco les podría interesar recordar ese momento que poco aportó a su vida. Soy la suma de esos eventos que significan algo para mí pero que quizás poco o nada aportan al colectivo.

Algún día le contaré esta historia a dios y nos reiremos, mientras el café me susurra tu nombre y me obliga a contarte, a compartírte y a narrar la mejor historia que pude presenciar, la tuya.

No hay comentarios: