domingo, 1 de enero de 2023

Father and son.

Nadie me enseñó a hablarle a mi hijo, mi padre casi no habló conmigo así que no tengo mucha experiencia y supongo que él tampoco platicó mucho con su padre. Somos neófitos, la diferencia es que yo no me quejo de que mi hijo no me hable, le hablo y le cuento cosas y a veces se ríe, a veces solo me ignora. Yo no le digo que lo quiero sólo cuando estoy borracho, se lo digo sobrio y trato de que sea cada día.
Me imagino a mi padre, incómodo, sin saber como hablar conmigo o qué tema usar para romper el hielo, haciendo preguntas que siempre recibían repuestas monosilábicas. 
 
Nunca me dijeron si era autista, estúpido, diferente o simplemente indiferente. Muchas veces tenían que traerme de regreso a la realidad con gritos, o los menos pacientes, a golpes. Me ensimismaba jugando con mis útiles escolares y aunque no me interesaba, podía escuchar a mis maestras y profesores y más de una vez me miraron con furia cuando, al hacerme una pregunta acerca del tema abordado, yo respondía con indiferencia y de forma correcta. Nunca me interesaron las tareas. Siempre tuve una excelente memoria, al día de hoy recuerdo cada una de las mentiras dichas a cada uno de los seres humanos con los que interactuado y sé qué datos, falsos, di como coartada y años después nadie me ha descubierto gracias a eso, una memoria que me hace pasar por alguien inteligente, pero creo que esa es mi mayor mentira, no soy un genio, soy una mota de polvo que resultó bueno escuchando mientras iba por el aire suspendido, indiferente a la realidad.
 
A veces miro a mi hijo atento a lo que hace, ajeno al mundo y no sé como reaccionar, porque no quiero traerlo de regreso a la realidad como me traían a mi, y aunque no quiero quitarlo de ese mundo de imaginación, a veces necesito que se cambie el short o que se prepare para la escuela, o que vaya al baño para preparar la hora de dormir... A veces le hablo con cariño y le hago preguntas y recibo silencio y siento lo que supongo sentiría mi padre, un frío que viene desde la indiferencia y a veces me frustro, pero recuerdo que yo escuchaba con atención todo, así que en lugar de ofenderle, le digo que lo quiero o que me encanta la forma que disfruta pasar el rato. Nadie nos enseña a ser padres, no hay un manual para saber qué hacer, pero el cariño que uno siente tampoco lo puede expresar en palabras ningún padre, y desde ahí busco los recursos adecuados y recuerdo que nada es tan urgente, que no pasa nada si se levanta tarde o si se duerme media hora después, nada pasa si le compro una mantecada para que la disfrute en calma, en silencio mientras yo escribo este texto y de vez en cuando lo miro y le hago preguntas u observaciones, como el perro que pasó hace rato y le gruñó a otro que venia en sentido opuesto y se me ocurrió decir que de seguro uno le debía un hueso al otro,  escuché una risa de un transeúnte, mi hijo sonrió, espero que por mi comentario. 

Ya hace frío, el aire sopla y juega con nuestro cabello, él está por terminar su mantecada y vamos a volver a caminar, de regreso a casa, si me lo pide lo cargo sobre mis hombros de caballito, recuerdo que a mi me encantaba y supongo que él también lo disfruta y si me lo pide así regresáremos, ya habrá una pastilla para calmar el dolor de espalda, lo que no tengo es tiempo que perder, quiero que mi hijo se sepa amado y que cuando yo esté en mi lecho de muerte él no se quede sentado a mi lado, en silencio, sin saber qué hacer, o qué decir. Espero que él me hable y aún cuando yo ya no pueda responderle, él sepa que lo escucho con atención y que no se sienta incomodo al expresarse frente a mí, que no me rehuya o que sienta desconfianza. Espero que recuerde con cariño estas tardes frías en las que el viento nos acariciaba el rostro y yo le decía con cariño lo mucho que lo quiero, mientras subo el cierre de su chaleco y que sienta la confianza que pretendo brindarle. 

Me llena de esperanza que ante mi pregunta, "¿te cargo?", él inmediatamente levanté los brazos y me diga sí, con ese tono de voz que tanto me gusta escuchar y que espero me hable en esas tardes en que no tenga nada que hacer más que matar el tiempo, esperando a que este haga lo mismo conmigo...

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