viernes, 5 de septiembre de 2014

Pequeños jitomates.

Nuevas flores amarillas adornan las ramas, los bichos blancos ya no se ven, quizá se ahogaron con tanta lluvia.
El pequeño jitomate, vecino de otro más, espera impaciente la llegada de más jitomates y yo también.

El otro día al salir de casa, pude ver en el suelo a una lombriz que  andaba despacio por sobre el cemento, en busca del oasis de un charco, único vestigio de la lluvia del día anterior, ella buscaba un hogar y yo deseaba que alguien oxigenara la tierra de la maceta, la decisión fue fácil.

Quizás debería mirar las plantas con más frecuencia, saber como les va y si acaso necesitan algo y dárselo si está en mis manos.

Quizá eso debe de sentir dios con nosotros...

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