lunes, 13 de febrero de 2012

Es curioso como suceden las cosas.

Mientras ella sonríe el otro se encoge de hombros y dice, no la he visto, no sé nada de ella, no, no me ha hablado, ni me ha buscado...


Y se queda pensando si es que ella piensa en él tanto como él en ella. Pero es algo que jamás podrá saber con seguridad.


Y mientras yo pienso en esto y pienso en él, en ella, y en otros muchos que sienten esto, me sorprendo de la resistencia que tiene el corazón.

A veces se mantiene firme resistiendo el frío, esperando para ver aunque sea cinco minutos a esa persona que lo hace tan feliz. Viajar cansado tan sólo para poder ver esa sonrisa.

Y siempre es un suspiro el que corta la inspiración. Se despiden y quedan de verse otra vez, para platicar mejor.

Y mientras lo veo alejarse y perderse entre la multitud, pienso que es demasiado bueno para esperar por esa mujer, ya antes le había causado mal, mucho. Pero no me corresponde a mí emitir juicio alguno.

Lo vi el sábado al mediodía. Y me quedé pensando en todo lo que me dijo, pero sobre todo cómo me lo dijo, en el tono característico de aquel que tiene dolido el corazón.

El domingo salí rápido por algo de comer y a dar una vuelta, entonces me pareció verla a la distancia, iba caminando de prisa, subió el puente peatonal y justo cuando estaba a la mitad de la escalera se detuvo y de su bolsa derecha sacó su celular. Supongo que leyó un mensaje, porque miró el celular alrededor de veinte segundos, o menos, y subió a lo alto de la escalera y en contra de lo que yo esperaba siguió subiendo y bajó por la contraparte de la escalera, la continuación digamos.

Era ella, por su peculiar físico y su manera de andar, además confirmé su perfil cuando miro fugazmente un aparador. Cuando me di cuenta la estaba siguiendo.

Caminaba con prisa, pero no la suficiente para que la perdiera de vista. Se detuvo en un puesto de películas y miró con prisa las que estaban exhibidas en una de las paredes del puesto, todas sostenidas por una larga cinta adhesiva que las recorría por la parte trasera, al parecer no encontró lo que buscaba y siguió caminando, pero esta vez el paso fue normal, sin prisa, lo que me tomó por sorpresa, ya que yo seguía caminando con su prisa.

En la esquina se detuvo a pesar de que no estaba el alto, sacó nuevamente el celular y al darse cuenta de que ya se había pasado de su destino volteo rápidamente, para encontrarse con mi mirada.

La saludé por cortesía, ella parecía que si tenía gusto de verme, o al menos eso me hizo creer, me abrazó y me dijo que últimamente tenía muchas ganas de verme. Me preguntó que sí tenía el mismo número de teléfono, le dije que sí, no sé qué número tenga ella...

Le pregunté por él, ella me dijo que no lo había visto últimamente. Hice la pregunta obvia, y ella me dijo que sí andaban, pero que estaban en una especie de pausa, pero que más bien era como una especie de periodo de licencia y no sé qué tantas cosas que me parece quería darme a entender que tenía permiso de hacer lo que quisiera, que no se le podía juzgar.

Después me dijo que tenía ganas de invitarme un café, pero otro día porque justamente en ese momento ya iba tarde para una cita, y antes de que yo dijera nada me aclaró que era una cita con su hermana.

Me volvió a abrazar y me sonrío al decirme que no me iba a salvar de ese café.

La vi alejarse entre la gente, y cuando estaba perdiéndola de vista y estaba a punto de largarme de ahí, la vi abrazar y besar a alguien, por la distancia no alcance a distinguir a la otra persona. Y cómo no conozco a su hermana no puedo decir si es que me mintió, o acaso se lleva muy bien con la hermana o quizás al que saludo era a él.

En eso venía pensando de regreso a casa. Y me asaltó la pregunta obvia, ¿debía decirle a él, lo que había visto, lo que ella me había dicho, la negación de la relación?

No tenía fundamentos para asegurar que ella había visto a otro tipo, o si acaso era en verdad su hermana, o más extraño aún, sí había besado a una mujer, ya sea para verse alternativa, o bien para buscar la antítesis de lo que es el hombre, ya que muchas mujeres se quejan y consideran al género igual de podrido y buscan una opción más...

Estaba pensando si decirle esto a él, cuando al pasar por una de las calles que está antes de mi casa, lo vi pasar abrazado de una mujer que evidentemente no era ella, se detuvieron y se besaron al tiempo que una señora subía a la combi, así que esta vez no tenía dudas de lo que veía. Era él y a la que besaba era una ex novia mía, una que hace no mucho fue referida en un post de este blog.

No me dieron celos, porque sería absurdo sentir celos de esa mujer, pero si me quedé pensando en si acaso realmente amaba a la otra mujer como me había asegurado cuando lo encontré ese mediodía de sábado.

Es curioso como suceden las cosas.

Las imágenes van desfilando una a una de manera que se sobreponen unas a otras, a veces cuando nos damos cuenta ya es demasiado tarde y no entendemos el espectro completo de lo que sucede frente a nosotros, pero a veces cuando nos tomamos el tiempo para ver, quisiéramos que las imágenes se difuminaran al instante y su constancia fuera un borroso elemento en el que todo es uno y a la vez nada, como en los sueños...

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