domingo, 27 de mayo de 2012

Una visita al seguro.

El azulejo del piso, el aroma a medicina y la apatía de las enfermeras del seguro me traen recuerdos no muy agradables.
Es como viajar en el tiempo y recordarme en la cama del cuarto viendo el único paisaje posible, el costado de un edificio y el sucio marco de la ventana. Mi mente divaga y me hace sentir la angustia que supone esperar a que un bisturí se abra paso por mi espalda y se solucione el problema que presenta un par de vertebras rotas.
Me hace sentí las tomografías, la constante espera y también me hace recordar las bromas del enfermero, sus chistes malos, tan malos que provocaban la hilaridad en quien ansiaba compañía.
No me gustan los hospitales, causan demasiados recuerdos. Es forzar a la memoria a recordar.
Recordar las visitas a mi madre, siempre sin saber que era lo que sucedía, sin saber si había que tener esperanza, fé o resignación.
El televisor mal sintonizado muestra fútbol, la gente sigue llegando, algunos muestran sufrimiento en el rostro, otros buscan simularlo.Aquí las sonrisas no abundan.

Espero la atiendan pronto, los recuerdos son demasiados y no vienen de muy buen humor.

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