Uno de sus estrábicos ojos me desnudó el alma mientras yo
colocaba unas monedas en su vaso de plástico, una bocina intentaba reproducir una canción, y él, él dejó de cantar un momento para decirle gracias al espacio que supuso yo ocupaba y entonces noté que las cataratas habían carcomido a las niñas que alguna vez hubo ahí.
Siguió cantándole a un amor, a su único amor o eso decía.
Quizás mientras yo voy rumbo a un punto él sigue cantándole a las sombras que son los recuerdos y el vaso de plástico es mero pretexto. Quizás le canta de verdad a su único amor. A esa que alguna vez le dijo mirándolo a los ojos, te amo, y él, todavía naufrago en su mirada, le sujeto la mano con la misma dulzura que el mendigo recibe el pan, el campesino las primeras gotas de lluvia, el niño su domingo y aquél que busca ser amado sujeta al ser que parece ser la solución a una vida sola y vacía y sin reparos y sin miedo le entrega lo único valioso que tiene un ser humano, su ser.
Me pregunto si acaso ella se fue o si acaso él, convencido de que ha de estar solo, la hizo a un lado, fallándole.
Ahora no podré sacarme esa canción de la cabeza, así como quizás no podre olvidar su mirada que al no ver nada, fue capaz de desnudarme y hacerme ver cosas que creí ocultas, que creí olvidadas.
Y entre esas cosas se encuentra un recuerdo que tiene nombre y que durante años quise olvidar y una canción sirvió para intentar olvidar, when you were young sonaba con mis amigos en casa de mi amiga mientras yo quería olvidar a alguien, hasta que entendí que no es cuestión de saber olvidar, sino saber recordar.
Me pregunto si alguna canción invoca un recuerdo en el que yo aparezca y por tanto le quite la armonía.
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