Las liendres no pueden dormir, sobre ellas él suda torpemente
mientras le saca provecho a sus quinientos pesos y ella con fingido interés
piensa en lo que pudo haber sido, en lo que sería de su vida de no haber tomado
las decisiones que tomó, en caso de haber dicho no cuando dijo que sí o de
haberse ido cuando se vio obligada a quedarse.
Un joven que cambia sábanas imagina lo que ocurre al otro
lado de la puerta, mientras imagina lo que haría si fuera él el que jadea con
furia.
No muy lejos de ahí alguien se sienta a sobarse los pies y
desear poder descansar un momento y se lamenta de su suerte, mientras en el
momento justo a alguien le amputan la pierna.
Una nube de humo de tabaco se pasea en el techo donde una
banda que apenas comienza, toca con emoción las canciones de su banda favorita
y las pretende interpretar con la emoción que ellos consideran, merece.
Mientras el artista busca pretextos para no salir a cantar esas canciones que
lo tienen harto, pero que le dan de comer.
Alguien en su cuarto se queda con ganas de dormir cinco
minutos más y desea que sea fin de semana, mientras el reo en su celda imagina
lo que sería poder salir, al menos a la esquina y encontrarse con aquellos que
llamó amigos y esta vez tener el valor de decirles que no, que no se drogaría y
que no tomaría una mala decisión, si tan sólo pudiera salir. Si tan sólo
pudiera existir.
Una enfermera cabecea de sueño y bosteza mientras piensa en
lo que falta para terminar su turno y llegar a casa y llevar a los niños a la
escuela y regresar a hacer de comer y lavar ropa si acaso hay, y si queda
tiempo dormir un poco, y si no, regresar por los niños y ayudarlos a hacer la
tarea, la pobre está tan ocupada pues no quiere tener tiempo para detenerse y
preguntarse a sí misma, quién soy, pues tiene miedo a la respuesta y tiene
miedo a no saber qué decir, siempre madre, siempre atenta, siempre hija,
siempre preocupada, siempre madre soltera, siempre resentida, siempre haciéndose
cargo de los demás, siempre con miedo a quedarse a solas, pues tiene miedo de
verse a detalle.
Un grito ahogado inunda el cuarto, se deja caer a un lado y
le parece escuchar un ruido en la puerta, pero antes de que pueda reaccionar,
ella le pregunta si ya acabó, y sin esperar la respuesta, se pone de pie.
El joven escucha siempre atento y sabe en qué momento debe
irse, pues en los días de quincena las muchachas no esperan y salen casi
corriendo, y ante el inconfundible sonido de un orgasmo pagado, él debe correr
y fingir que está trabajando.
El guardia de seguridad de un centro comercial se entretiene
dibujando en pequeños papeles que encuentra tirados y se entretiene escribiendo
poesía y va dejando los pequeños papeles con pedazos de su alma por todo el
centro comercial y al día siguiente el aire se encargará de hacerlos volar,
como sus pensamientos y entonces mientras caminas distraído, sientes que un
papel te golpea el rostro y gracias a la curiosidad, tus ojos disfrutan de un
hermoso poema, y te preguntas qué artista tuvo el ingenio de darle alas a la
poesía y permitirle volar.
Es una lástima que el mejor poeta de nuestro tiempo se
encuentre encerrado en un uniforme de guardia de seguridad y sería una lástima
que tú no compartieras tu talento con el mundo, no sería justo.
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