martes, 10 de julio de 2007

Nostalgia

Tenía varias semanas que no iba a clases. Así que para saber que le había pasado fui a su casa. Me abrió su mamá, me explicó que se había estado sintiendo muy mal. Me dieron permiso de subir a verlo. Estaba muy pálido. Me pareció que le dolía respirar. Tenía unas ojeras muy grandes. Sonrió en cuanto cruce la puerta. Su voz, sonaba muy ronca, como de persona mayor. estaba muy contento de que alguien lo visitara. Hacía tiempo que estaba aburrido de estar ahí acostado, me dijo que no podía salir a jugar, por que si no se enfermaría mucho mas. Así que sólo me dedique a platicarle aquello que pudiera interesarle. Me dedique a hablar siempre yo, para que él no se hiciera daño.

Lo visité durante dos semanas. A veces llevaba juegos de mesa o cartas, a veces dibujabamos, otras me dedicaba a ponerlo al día de todo lo ocurrido en el colegio.

Un día llegue a su casa y encontré una nota. Jorge se había sentido mal y lo habían tenido que llevar al hospital. Mi mamá no podía llevarme así que tuve que esperar a que llegará mi papá del trabajo.

Cuando llegué su mamá me explicó que Jorge estaba enfermo de los pulmones, tenía algo que era muy difícil curar. A mi eso no me interesaba saberlo. Yo sólo quería estar con él. Esa noche no fui a dormir a casa, mi mamá se negaba, pero papá habló con ella, al final desistió y sólo me abrazó.

Toda la noche la pasamos platicando, bueno sólo yo, ya que Jorge no podía hablar por todos los tubos que le habían puesto. Recordamos nuestras travesuras, las fiestas a las que habíamos ido. Todo nos hacía sonreír. Yo no me podía reír muy fuerte por que había otros enfermos. Lo bueno es que nos tocó junto a la ventana. Esa noche se veía la luna. Estaba enorme.

Jorge me dio la mano, ahora entiendo que era su forma de darme las gracias. Yo creo que él jamás imagino que yo fuera en verdad su amiga, él hubiera esperado que fuera Pedro o Raúl el que estuviera en mi lugar. Pero no. Era yo, después de todo siempre estuvimos juntos, siempre jugábamos, desde niños. Por eso no pude evitar llorar cuando dejó de respirar. eran las 3:45 de la mañana. Yo acariciaba su mano, quería que supiera que estaba con él, así cuando fuera subiendo al cielo, lo hiciera mas confiado.

Teníamos ocho años. Él era mas grande que yo por un mes, ahora yo soy más grande de lo que él jamás fue. Ahora que lo recuerdo no puedo evitar sonreír, me da mucho gusto haber tenido un amigo como él.

Tampoco puedo evitar este nudo en la garganta y la lágrima que siempre resbala por mi ojo derecho, lágrima que es mezcla de tristeza y alegría cada vez que me acuerdo de mi amigo Jorge.

septiembre 2005

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