Cada vez quedan menos lugares para reflexionar. Camino al trabajo la gente va escuchando música o leyendo, algunos incluso duermen mientras señoras los miran con coraje, quieren ver en ellos a los responsables de sus fracasos.
En el trabajo poco se puede hacer, de ahí uno escapa con prisa y regresamos al punto de origen. Comentar las nimiedades del día y ver alguna serie o algún video y después a dormir. Repetir cinco días y los dos restantes, intentar romper la rutina con otra rutina aún más aburrida.
Ya no hay muchos lugares donde se pueda uno poner a pensar, a veces el baño es el único que queda, donde podemos jugar con la imaginación o simplemente pensar, en el futuro, en lo que no fue, en el pasado, en el trabajo y la posibilidad de hacer algo más, en ese problema que nos está carcomiendo el cerebro, en tantas cosas que se podría pensar si nos lo permitieran, ahora todo es regurgitado y puesto ante nuestros ojos, sólo es cuestión de dar me gusta.
No me gusta.
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