miércoles, 18 de enero de 2012

Escribo lo que pienso.


Dormí mucho pero mal, desperté con frío y hasta cierto punto de mal humor, quizás soñé feo, no lo recuerdo.
Me bañé y salí por ahí de las doce, viaje en camión con dirección al metro Rosario, en un camión donde sonaba un ritmo de salsa, creo que reconocí la rolita de "En aquel lugar", no estoy seguro ya que iba con los audífonos puestos. A medio camino un tipo se puso a discutir con una mujer de alrededor de unos cincuenta años, pero no estoy seguro, ni de la edad ni de la causa de su discusión, sólo sé que me pareció ridículo que se gritaran pendejadas.

Unos ojos negros interrumpieron mi ensimismamiento, cuando los vi te noté, una sonrisa tímida por parte de los dos, lástima que ya ibas preparándote para bajar. No te noté antes, por qué?

Estoy firmemente convencido de que cada segundo que vivimos tenemos infinidad de posibilidades, bien podía haberte seguido, bajar detrás de ti y después buscar la manera de iniciar una conversación, tal vez eres afín a mí, sorprendentemente afín. Pero no, no me bajé seguí mi camino, qué hubiera pasado, sí te hubiera visto segundos antes, quizás hubieras estado mirando por tu ventana, quizás hubieras estado mandando un mensaje de texto o quizás no hubieras sonreído. Fue el conjunto lo que nos causó esa sonrisa? El hecho de que dos desconocidos se estuvieran gritando cosas y el que los miráramos en ese preciso segundo hizo que nos notáramos. Y qué si logrará determinar las causas o las posibles consecuencias. Lo que sucedió es que no nos hablamos y quizá jamás nos volvamos a ver.

Hay tantas cosas que suceden sin que uno sepa por qué. Y qué habría pasado si esa persona que tanto queríamos no hubiera muerto. Es muy posible que si su vida no hubiera sido interrumpida no habríamos conocido a aquellas personas que conocemos hoy en día, o no seríamos las personas que somos, seríamos distintos, nadie sabe si para bien o para mal.

Muchas veces pienso en esto y muchas otras cosas, y siempre me sucede que pienso mejor, o al menos esa impresión tengo, cuando estoy en movimiento, cuando corro, cuando camino, cuando voy apretado en el metro, o en la combi , o en el camión, sintiendo el aire golpear mi frente, y me sorprendo pensando en todo y nada a la misma vez, en ti, en ella, en las personas que conozco pero hace mucho que no sé de ellas, en todas las oportunidades que he aprovechado, en las que no supe aprovechar en su momento, y pienso en esto y muchas cosas más, cosas que en cuanto recupero conciencia de mí, olvido.

El alcance que tenemos en la vida de los demás es increíble, así como el alcance que tienen los demás en nuestra vida. Es probable que yo siga en esta vida porque soy parte de un plan supremo, y no es que yo sea el protagonista, es probable que haya alguien que ni siquiera concibo que está ideando la cura del cáncer, lleva años trabajando en eso, le falta sólo un dato, ha estado trabajando por horas en su estudio, pero su mente, cansada del esfuerzo, le pide aire fresco, así que baja despacio las escaleras, aun pensando en eso que le atormenta, aquello que le da sentido a su vida, se cruza con su vecina en la puerta del edificio, ambos sonríen, él le detiene la puerta y se ofrece a ayudarle con las bolsas del mandado, ella educadamente le agradece y le hace ver que son sólo dos, ella puede sola, pero gracias de todas maneras, le dice, él asiente con una sonrisa y sale, ya es de noche, el aire le da directo en la cara y mientras avanza lentamente sube el cierre de su chaqueta, se frota las manos y entra a un Sanborn´s, se detiene un momento en la sección de revistas, cosa rara, no le gusta hojearlas, pero este día le dieron ganas. Y así mientras hojea y ojea las revistas, piensa en la relación que puede tener el cáncer y su cura, sólo le falta un dato, ya está tan cerca, algo le detiene, pero no logra dar con ese pequeño eslabón, en eso piensa cuando un tipo a su lado estornuda torpemente y le interrumpe, y al interrumpirle, reflexiona en la manera en que se produce un estornudo, las ideas comienzan a tomar forma se abalanzan, chocan unas con otras, en cuestión de segundos logra ordenarlas y mientras se dice a sí mismo –pero claro! Cómo no me di cuenta antes!

Es entonces que yo parpadeo mientras inhalo por la nariz, me tallo los ojos y lo veo a él, por primera y única vez, me mira a los ojos y me dice “Salud!,“ le respondo con un “gracias”, y mientras él pone una mano en mi hombro me responde con verdadera gratitud, “no, gracias a ti!”.

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