miércoles, 11 de enero de 2012

Y al final...

No me gusta ver que el libro que he disfrutado por tanto tiempo se acerca a su final.
Cuando veo que quedan menos de cincuenta páginas, empiezo a prepararme psicológicamente para lo que viene, en el libro y con mi rutina.
Para ese momento final he de estar a solas en un lugar en el que pueda disfrutar cada línea, absorber cada palabra y que perdure en mí.
A veces dan ganas de llorar, y si el final es triste, pues más.

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