A pesar de todo los días siguen transcurriendo y la vida se sigue yendo. Unos simplemente viven mientras otros se aferran a la vida y mientras otros se aferran a la muerte y buscan terminar con ellos mismos, envenenando su cuerpo en un lento descenso hacia la tierra que ha de cubrirlos.
Alguien se queja de su suerte y lamenta tener que ir a trabajar, mientras que en algún lado alguien se pregunta si ese charco de sangre es suyo y sí es normal tener tanto sueño, mientras un policia le grita: "no te muevas, ya llegaron los paramedicos".
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