lunes, 11 de julio de 2016

la nostalgia ha decidido venir a verme, no pude decirle que no, la vi tan indefensa, me vi en ella.

me contó que extraña los días en que reíamos sin prisa y que podíamos irnos a dormir cansados de tanto jugar. me dijo que ha tenido muchas ganas de verte y le confesé que yo también. aceptamos nuestra condición efímera de ser un ente que no tiene relevancia en la realidad, pues lo que yo haga no impacta a nadie, a nada. y sin embargo al sabernos un pequeño dios,  parte de ese todo y por tanto eternos, nos sentimos peor.

me confesó que ha tenido ganas de recorrer esas calles  en que de niña jugaba y ver los rostros que reían junto con ella y abrazarlos y platicar lo que sienten y ahí se detuvo.

yo le confesé que también he estado extrañando y le conté de ti y de mis amigos y de aquellos que no sé dónde están y de aquellos que casi no recuerdo pero que fueron vívido presente. le conté que cuando niño, creía que mi madre al morir se había vuelto estrella y que desde lejos me miraba, también le conté que ahora creo que mi padre no es estrella, sino raíz, uno en el cielo y otro firme en la tierra, me dan forma, pues la sombra del árbol no depende de la luz de la luna, sino de sus raíces.

nos contamos muchas cosas y me prometió que todo iba a estar bien y le creí.

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