miércoles, 27 de julio de 2016

in my time of need


me encontré con un yo que quería enseñar sin saber nada
me encontré una identidad que me limitaba, pues estaba formada de miedos, enfermedades y de limites mentales, que me ayudaban a definirme en el rol de victima y por tanto limitaban mi potencial
me encontré una persona insegura que necesitaba de alguien que le dijera que lo estaba haciendo bien
me encontré un yo que tenia miedo al éxito, pues había sido condicionado al fracaso, un yo que se creyó e hizo propias las dudas y los "no podrás"
me encontré un yo que constantemente se arruinaba sólo
me encontré con un yo frágil y maltratado y sin miedo lo he adoptado, le he susurrado al oído "juntos lo vamos a lograr"

absurdo hablar de un yo ajeno y un ente que lo percibe, cual paciente mental que no sabe distinguir su yo en contacto con la realidad y al saberse incapaz, se inventa una identidad que sí podrá. no estoy loco, a menos que mi locura se conciba en medio de la cordura, se trata de una imagen literaria, pobre, para explicar que me he comenzado a conocer, la locomotora se ha hecho consciente de todos los vagones que la acompañan, ese donde los vagabundos duermen y orinan y defecan y apesta, pero no es él la causa; conoce el vagón donde se cena con vino caro y violines y todos se visten para los demás y para lucir y es mundano y efímero, pero él no es la causa; conoce el vagón más sucio que transporta la carga más valiosa, en potencia, la carga de semillas, aquellas que protegen la vida misma, son cápsulas que tienen la posibilidad de perpetuar la vida, en forma de alimento y ese alimento en forma de vida animal y esa vida animal se convertirá en alimento de algún hombre que ni siquiera lo merece, hombre que desperdicia la vida y se marchita sin hacer nada, pero él no es la causa; conoce el vagón oscuro al que nadie tiene acceso, donde se guarda el carbón que servirá para la combustión que permite el movimiento, son esos deseos y pulsiones y recuerdos que nos mueven, ese rostro que deseamos volver a ver y que nos mueve hacia adelante, ese nombre que es recuerdo y que nos inspira, ese ser que fue luminoso en vida y cálido refugio y que ahora imaginamos estrella, es el miedo infantil que nos paraliza pues lo creímos real y estamos convencidos que es verdad, es el monstruo que habita nuestra mente, ese que emerge cuando buscamos respuestas, él protege nuestro pasado y por tanto nuestro futuro, ese monstruo sabe reconocernos y sólo hasta que estemos listos, nos permitirá pasar y enfrentar esos demonios y entender que detrás de cada no podrás está un ser querido que se sorprendió y dudó y sin saber, dijo en voz alta lo que sentía y se quedó tatuado en nuestra psique y ahora podemos comprender la razón detrás de nuestros miedos e incluso de nuestras enfermedades y sólo entonces podremos devolver lo que no es nuestro y forjar nuestra identidad. y en eso si debemos ser la causa

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