domingo, 17 de julio de 2016

la lluvia comenzó hace rato, justo cuando pensaba en qué iba a comer. comí atún y sigue lloviendo.

una gota se deslizó desde el pico de una paloma que pasó volando camino a su refugio y conforme la prisa recorría el cielo, la gota cayó al vacío, para golpear mi nariz, miré el cielo y vi pasar una paloma, pero lo que vino a mi mente fue un pensamiento obvio,  "va a llover", la gota que besó mi rostro y las otras más que sentí, eran clara señal.

los charcos poco a poco se apoderan de las calles, miles de millones de pequeñas gotas de agua se reúnen y entorpecen el paso de algunos transeúntes, aunque la mayoría los ignora, pues ni siquiera la lluvia viene en serio, como las crisis o el odio o el miedo, todo a medias en ésta ciudad.

un niño pasa corriendo y reconoce a mi perra, ella le mueve la cola por respuesta y él le explica que hoy no podrán jugar, pues tiene prisa y reanuda su carrera. sólo hasta que dejo la correa en su lugar, recuerdo al niño y la vez que jugó con mi perra. incluso eso me ayudaría a distraerme y no pensar.

el olor a café inunda la casa y al servirme su vaho me besa el olfato y me lleva a tantos lugares y recuerdo tantas cosas que no sé qué sentir, si acaso nostalgia o coraje o quizás derrota.

el café sabe a lo que debe saber, más el toque de vainilla que le he dado y por vez primera en el día, sonrío. veo las gotas golpear lo que ya son charcos y que mañana serán nada, pues se habrán ido esas gotas y al evaporarse viajarán miles de kilómetros para entonces mojar a alguien más, quizás viaje con ellas ésta lágrima.

ha dejado de llover y el sol ha comenzado a retirarse y nadie lo despide, pero a él poco le importa. la luz que tardó tanto en llegar hasta aquí, se va. el día termina, aunque le restan unas cuantas horas, estoy acostumbrado a creer que el día termina cuando la luz se apaga, vestigio de miedos ancestrales, una vez que la luz se va todos se quedan en una cueva esperando a que el sueño llegue y deseas con todo tu ser que nada ataque a tu gente y te mantienes viendo la oscuridad que te envuelve y crees que algo te observa, esperando a que te descuides. después dominamos el fuego y se hizo un poco mas fácil, sólo un poco, porque la llama ilumina fuera pero los miedos son internos.

falta poco para que tenga que encender una luz. la verdad ni sé si quiero. éstos días invité a la nostalgia a pasar un fin de semana conmigo, se acurruca y acomoda en mí. me ha dado pena despedirla. pero tampoco quiero que se vaya antes de tiempo para evitar que después regrese con la furia de un amante despechado.

a veces siento lástima por mi alma que tiene que esperar a éste cuerpo que se aferra a lo terrenal, sin saber que es eterno. la imagino sentada afuera esperando, jugando con un charco, siendo el charco, mientras su vasija busca una manera ingeniosa de decir,  "estoy triste y he estado triste".

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